Política Inconfesable: Dos perlas que nos explican la realidad


Rodrigo Villar

Nada más crudo que la realidad. La compleja coyuntura que ahora enfrentamos ha generado un dilema que todos los mexicanos habremos de resolver: ¿el sistema político-económico-social que nos rige resulta conveniente para aspirar a un verdadero desarrollo humano?

La solución de la crisis nacional, que no se circunscribe a la aplicación de la liberación de los precios de las gasolinas y el diesel, sino a una constante en la historia reciente, de decisiones tomadas desde el poder en los últimos 30 años, y tendrá que ser consecuencia de la participación de todos -reitero esta afirmación-, porque el descontento y hartazgo popular no dejará transitar a una clase política rapaz en la búsqueda de soluciones, que terminarían aportando (de nuevo) un marco acorde a la defensa de los intereses de unos cuantos.

Desde ahora los que gobiernan deben partir de una nueva tesis, para ellos inesperada: sin la participación y colaboración directa del pueblo, como ente que acuerde con los administradores en turno todas las decisiones a tomar, y acepte la auditoría permanente de la sociedad, no podrá gobernar.

Atrás ha quedado la peregrina idea de que los políticos, por más alejados del pueblo que estén, se hacen. No, ahora ninguno con ínfulas de conquistador criollo podrá pretender encumbrarse por el simple hecho fortuito de formar parte del círculo cercano al gobernante en turno. Los verdaderos gobernantes futuros tendrán que establecer una relación estrechísima con el pueblo, y los más importante recibir el respaldo de éste para aspirar a gobernarlo.

Esas ambiciones abyectas habrán de caer de forma natural, porque las imposiciones de personajes advenedizos ya son historia. Y de ella hay que aprender, se debe tener memoria -la más contemporánea posible también- para levantar límites y reconocer que el hartazgo, la pobreza, la aparición de nuevas alternativas y líderes, han propiciado que en el caso mexicano, el voto con el que se ganan posiciones en el poder, se ha dividido y nadie tiene el respaldo mayoritario de la población.

Esa es la clave del nuevo escenario político nacional. Quienes creen en el status quo relativo la ignorancia de los ciudadanos para actuar en política están equivocados. Es preciso voltear a reconocer las necesidades de los pobres, porque finalmente para ellos trabajan los gobernantes.

Para ellos (los pobres), trabajan o se alquilan los gobernantes, pues la soberanía y el poder radica en mujeres y hombres que han resultado oprimidos por la codicia y altanería aquellos que se creen superiores a sus iguales. De plano han perdido la brújula, y han olvidado los preceptos de la democracia occidental de la que tanto predican: el hombre es el espejo del hombre, como lo refirió el teórico de la justica occidental –la que nos rige-, el filosofo estadunidense John Rawls.

La era de los criollos o de los seres superiores culminó. Los estudios en el extranjero, en las instituciones neoliberales en México, o la supuesta entraña y tradición política que algunos enarbolan como carta de presentación, para sentirse  superior o señalado por el dedo del poderoso para sustituirlo, se acabó. De eso no hay, ni habrá. Ya veremos.

Esto se expresa en los acontecimientos más recientes en materia económica y política. La realidad no se puede ocultar, pretender hacerlo implica cerrar los ojos, y mantener la misma dirección y conducción.

Cuando se advierte que los gobernantes están obligados a voltear al costado, para encontrase con el pueblo, se está adelantando que no hay opción más que eso.

Sin duda las decisiones que en materia económica a tomado el gobierno federal son difíciles de tomar. Se entiende que no había ni hay alternativa porque en la conceptualización neoliberal del mercado, la época de los subsidios pertenece al pasado.

Confieso, nos comparto la tesis de arrasar con los subsidios, cuando en el mundo globalizado -e infundido de la cultura del mercado-, imperan estos como medidas de protección a grandes sectores sociales.

Para no ir tan lejos, ahí está el caso del hoy controvertido Estados Unidos: sus productores agrícolas son los más protegidos del mercado norteamericano ( y quizá del mundo), y nadie lo recuerda.

Pero en fin, la decisión si es difícil, tampoco la comparto, pero trato de entender que los gobiernos están ahí para tomar decisiones,

No obstante, que hubiese sucedido si el gobierno asume antes de decidir implementar la decisión del Congreso Federal -de liberar él precios de gasolinas y diesel-, informar con sensibilidad a la sociedad de la urgencia de tomar esa determinación. Creo que el tránsito de tantas afectaciones hubiese sido distinto,

Otra vez falló la operación en materia de comunicación política.

Y lo peor de todo, es que el más afectado por las omisiones es el presidente de la República. Y hoy en día lo que menos conviene es tener a un Ejecutivo Federal debilitado.

A todos, por más diferencias qué hay, nos resulta indispensable que la figura de quien gobierna sea sólida, porque la tormenta aún comienza.

Habrá a quien si le interese lo contrarios, digo, yo nada más digo.

inconfesable agro mexicano en el abandono