Rodrigo Villar
Quién se encuentra parapetado a espaldas de los dirigentes de los partidos políticos, a quienes se les olvidó que la ideología es el sustento de sus convicciones, y transan con los intereses más inconfesables para mantener sus privilegios y acrecentarlos. Quién se encuentra detrás de los dirigentes empresariales como Claudio Xavier González y Gustavo de Hoyos, para continuar moviendo los hilos de la política y la economía de México.
Hemos confirmado, en estos últimos días, que el dinosaurio está a disgusto con las acciones y decisiones del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Que no está dispuesto a mantenerse relegado de la vida y la influencia pública, y que la hora de entrar ha llegado.
Así nos despertamos el miércoles. Con la noticia de un pacto, que en la oscuridad se había firmado desde hace muchos años, entre el poder económico, el mismo que corrompe y compra, y los representantes en turno de los partidos políticos, los mismos que han cedido a la tentación de los lujos, del dinero a destajo, y la impunidad que les beneficia desde la cúpula que ordena y manda: los empresarios y financieros dominantes en el país.
Los “dirigentes” de los partidos de oposición, del PAN, Marko Cortés, del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas y del PRD, Jesús Zambrano Grijalva, se sumaron con actitud abyecta a la propuesta de un movimiento filo derechista -con raíces fascistas en España, y replicado en Chile-, bautizado Sí, por México.
Este movimiento promovido por un sector empresarial de corte católico y de derecha conservadora, no inició en las últimas semanas. Se activó desde el mismo momento en que Andrés Manuel López Obrador ganó la elección presidencial, y también, ganó la elección para su partido y sus candidatos al Congreso federal en sus dos cámaras. Desde entonces las alarmas entre los poderosos intereses económicos se dispararon, y ahora en medio de una crisis económica agravada por dos fenómenos: la recesión que desde el año 2019 se perfiló por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, y la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid 19, echan a andar su maquinaria mediática para que la sociedad les compre el cuento de que el actual presidente de la República, representa un peligro a la democracia y la estabilidad.
Con una campaña de tal magnitud en ciernes, con evidente candidez -quizá no tanta- los “presidentes” de esos tres partidos se suman, a una de las mayores confabulaciones de la política moderna, también real y descarada, que se haya manifestado en México.
En mi casa siempre me dijeron que todos los políticos son iguales. Sin duda hay unos más iguales que otros. Pero de que sí pertenecen a un grupo de interés especifico, por supuesto que pertenecen. Y ese grupo de interés es el de los poderosos empresarios que en la época de presidencialista del PRI y del PAN, tendieron hilos de control y sumisión, corrompiendo a los políticos que destacaban en la vida pública nacional.
Con la mayoría de ellos también tejieron negocios y empresas multimillonarias. Los empresarios nunca pierden, y con esa premisa de vida extendieron una fórmula millonaria a los políticos: éstos maniobrarían en el Congreso mexicano (la Cámara de Diputados y el Senado) para que modificaran leyes al libre arbitrio de los intereses económicos, y estos sectores les arrojarían migajas para enriquecerse.
Estimado lector, es imprescindible que no olvidemos que los seres humanos nos conducimos en defensa de nuestros intereses, ya sean individuales o de grupo, pero finalmente algo defendemos. Aunque hay de defensas a defensas.
En este caso vergonzoso, en el que los opositores formales al gobierno que encabeza el presidente López Obrador, se han aliado a lo peor de las propuestas políticas, como lo es la derecha secular, en la que priva la defensa del sistema opresor de las mayorías, el conservadurismo, y sus nefastas derivaciones en formas de gobierno opresoras que recalan en la permanente violación de las garantías individuales y de género.
En su afán de recrearse de la derrota histórica que los aplastó moral y éticamente a los ojos del pueblo, lo que queda del PAN, del PRI y el PRD, se arrinconaron en una página negra de la historia. Sin duda, Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, mucho tendrán que explicar y justificar ante sus menguadas militancias.
El problema es que se ha despertado el poco confiable dinosaurio del conservadurismo, el mismo que no mide consecuencias, y lo peor, aniquila a quien se le pone enfrente.