Política Inconfesable: De mentiras y medias verdades


Rodrigo Villar

Unidad nacional.

Un concepto que sobreviene, siempre, en épocas de crisis. Es tan universal que se invoca en todos los países, desde que el Estado nación comenzó a regir la conducta del hemisferio occidental, y posteriormente se expandió por el resto del mundo.

El concepto también se asume, como un artificio, desde las esferas del poder cuando el status quo corre riesgo por las acciones de la sociedad mayoritaria que se encuentra en un proceso de hartazgo, derivado de las acciones de la minoría favorecida.

Esta ambigüedad, produce en consecuencia una reacción medida desde el poder político-económico, para infundir miedo y posteriormente resignación. Este es justo el momento que vivimos como país.

Así, la idea constante en las fábulas de la política nacional se centra en el terror que al poder político y económico, produce el contenido del disparatado discurso del flamante presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

No se puede obviar que el mundo se encuentra frente a sí a un personaje, más allá de pintoresco, peligroso por su enorme ignorancia del cómo se atienden los grandes problemas relativos a la globalidad.

Como un mal chistorete resultó la elección de este hombre, si aplicamos un análisis banal de los sucesos electorales en Estados Unidos. No es este el momento para dilucidar qué pasó en ese país -se supone el pináculo de la civilización- que llevó al poder a un hombre autoritario e inconsciente, por decir lo menos.

Si, sin duda es peligroso para el futuro de la humanidad por su postura frente al cambio climático, ante la migración, el combate al terrorismo, el riesgo de que provoque guerras, y el terror a sus aliados históricos como Europa Occidental, Australia o Japón y a sus socios de conveniencia y explotación económica como México y todo aquel que se permita seguir subordinándose a un sistema cuya decadencia es evidente.

Porqué nos llaman a la unidad nacional.

Pues muy sencillo: los grupos en el poder han “descubierto” que, con sus acciones irresponsables, anti-nacionalistas, carentes de conocimiento de historia, y de vulneración de los derechos más elementales de la sociedad, que ésta también se harta y reacciona cuando se le pega, ya no en lo moral, ni en lo ético, sino en algo material, es decir en sus bolsillo.

Las causas de estas reacciones son distintas.

Gran cantidad de medios de comunicación que publican encuestas, y han hecho de esto una práctica de impunidad, pues lanzan mensajes al poder político cuando no se siente consentidos por éste. Y por otro lado, el que si debe mantenernos en alerta es la desconfianza e incredulidad de los mexicanos, respecto a los gobernantes.

Cuando se pierde la confianza se pierde todo, y es hora de recurrir a los mensajes subliminales ligados al nacionalismo.

De ahí que no sólo el gobierno en turno, sino los sectores que se aglutinan alrededor –y junto- a éste, como lo son el económico, los partidos políticos, los “líderes” sociales que están maiceados por el mismo sistema, los privilegiados, emprendan una campaña convocando a todos a la unidad.

Y este llamado se deriva del “peligro” que implica tener sobre todos nosotros a un ogro que nos va a jalar los pies en la noche, y nos va a devorar. Es decir, con una actitud abyecta y obsecuente debemos resignarnos a que el patrón nos siga golpeando y vociferando en contra nuestra.

Hemos llegado a un estadio en el que Donal Trump se convirtió en el coco que nos asusta, a todas horas, a tuitazo limpio, y cada locura que replica nos pone a temblar.

De ahí que gobernantes, empresarios y beneficiarios del sistema (que son muchos, desde académicos y otros grupos parasitarios), se desboquen en llamados a la unidad. Que repito, es un concepto que entra por una oreja y sale por la otra.

Cómo llamar a la unidad para contener amenazas de un deschavetado. Que no se entiende que la unidad como concepto aglutinador fue sustituido por el individualismo mas feroz.

Lo más importante, para darle viabilidad al país en materia económica es restituir las cadenas productivas que fueron desechas por el infame Tratado de Libre Comercio (TLC), que sólo beneficio a un sector minoritario de la población.

Si están llamando a la unidad nacional para que todo siga igual, dudo muchísimo que el pueblo noble de México responda, cuando lo que desea ver es a políticos y gobernantes que se erijan como verdaderos hombres de Estado.

INCONFESABLE POLITICOS HACEN LLAMADO