Política Inconfesable: Cándido ni tan cándido…


Rodrigo Villar

Hasta dónde llegaremos con los políticos que dicen representarnos, y tienen tras de sí carreras añosas en el servicio público.

Claro, como protagonistas de escandalosos procesos de corrupción, impunidad y cinismo. A diario tenemos noticias de estos sujetos, que más allá de denigrar la política, se burlan con desparpajo de un pueblo que no tiene en sus manos, herramientas legales para echarlos a la calle.

Este es el caso de Cándido Vitálico Coheto, conocido en los bajos mundos de la política como el Profesor Candy.

El cuasi octagenario oaxaqueño ha colocado su nombre en los anales de la mediocridad y de la bajeza humana. Ha engañado a cuanto político se le pone enfrente, haciéndoles ver que su honestidad es a prueba de cualquier cosa.

Claro, indígena ladino, se presenta ante sus mayores como una blanca paloma. Casi cercano a esa imagen (detestable) del indígena con sombrero en mano, con un alto grado de abyección. Eso le dobla el corazón a cualquiera y le garantizan a Cándido entrar en las ligas mayores de la política.

Además se presenta como un líder nato de la región que dice dominar.

Un cacique, pues, que controla vidas, controla posiciones y decide quién sale y no en la foto de la política de su región.

Ahora instaló en la Cámara de Diputados federal y al mismo tiempo nos dio, recientemente, una lección ética, y hasta de moral, del quehacer de los políticos frente a los grandes problemas nacionales.

No sé porqué Cándido Coeto aún se mantiene en la política, ni quién lo mantiene ahí.

En unos días, en la Cámara de Diputados, habrá de celebrarse una reunión importante, entre los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural, Raúl Isidro Burgos, ubicada en Ayotzinapa, agredidos por fuerzas de seguridad en Iguala, y delincuentes de Guerrero.

Resulta que Cándido Coheto, como Presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados, opinó sobre la reunión citada, que servirá a los familiares de los jóvenes desaparecidos, de caja de resonancia en su reclamo por encontrarlos.

Cándido Vitálico dijo en la Comisión que encabeza, que los legisladores no tienen capacidad de opinar ni de investigar un tema tan relevante para la salud del país.

Dejó que “los especialistas” se encarguen de resolver el dilema de la desaparición.

A decir de nuestro personaje, los diputados, quienes se ostentan como representantes del pueblo ¡no pueden involucrarse en aquellos temas que deben ser de su interés y por lo tanto sujetos de resolución!.

No resulta nuevo que el diputado octogenario incurra en esos excesos. Su historia está marcada por los excesos.

Se le responsabiliza de actos de corrupción multimillonarios al frente de las oficinas centrales del Colegio de Bachilleres de Oaxaca. En esa posición se ha enriqueció, e inexplicablemente se ha mantenido con influencia a pesar de su escasa instrucción y cultura.

Tan sólo como se dio a conocer la semana pasada, Cándido fue objeto de una suspensión administrativa e inhabilitación por parte del gobierno actual –por salir-, quien le encontró pruebas suficientes para señalarlo de fraude y manejo irregular de recursos públicos.

Estamos hablando de un político priísta, que hay que recordarlo su origen no es ese, pues fue militante distinguido del Partido Popular Socialista, el llamado “Ferrocarril”, y participó en la fundación del hoy conocido Partido Movimiento Ciudadano, propiedad de Dante Delgado Ranauro.

Incluso entre sus actos cuestionables se encuentra una denuncia en su contra por la muerte de un joven, que se opuso al diputado Coheto.

Además se le imputó un accidente automovilístico en la carretera Miahuatlán-Pochutla, en el paraje Rancho Quemado, donde abandonó a una familia de accidentados.

La incapacidad de Cándido para manejar fue evidente y nunca pagó los daños provocados en aquel suceso.

Ahora la cuestión, es hasta donde dejaran crecer a este político del jurásico temprano. Es hora de que el nuevo gobierno ponga orden, y no permita que la sociedad deba de depender de este tipo de personajes nefastos.

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