Política Inconfesable : Alberto Esteva… su pasado lo alcanzó


Alberto Benítez Tiburcio

Rodrigo Villar

Alberto Esteva Salinas

En el trato personal Alberto Esteva llega a ser amable, sin dejar rastro del tipo de ladino que es. Difícilmente mira a los ojos, es nervioso, transpira y sonríe sin cesar con aquellos a quienes debe pleitesía. En una palabra, es una persona en la que no se puede confiar.

Ante el poderoso se inclina y con aquellas personas que le resultan poca cosa, es altanero y manifiesta un dejo de desprecio. Desde que al abrigo de Dante Delgado y Alejandro Chanona -propietarios del partido Convergencia-, el señor Esteva llegó a la Cámara de Diputados como diputado federal, su actuar ha resultado en la zalamería con tal de obtener posiciones que alimenten su patrimonio y su poder.

Recordemos que, en San Lázaro, su habilidad para escalar en las cumbres del poder político le llevó a ser acogido por el entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, por el PRD, Marcelo Ebrard Casaubon. Ese brinco fue autorizado por el cuestionado Dante Delgado, quien vio en Esteva una posición personal en el gobierno del alumno preferido de Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard.

Dante Delgado Ranauro

Después, sin conflictuarse con sus amos, tanto Ebrard como Dante Delgado (ex gobernador de Veracruz, quien purgó un año en la prisión de Orizaba por un peculado de 500 millones de pesos de aquellos pesos), se filtró de forma natural al gobierno de otra página ominosa de corrupción, Gabino Cué Monteagudo, en nuestro lastimado estado de Oaxaca.

En estas tierras, Esteva se enlodó de nuevo en las aguas de la corrupción. Se le acusa al día de hoy de un quebranto de 300 millones de pesos por la edificación del nuevo penal federal, con participación de capital privado. Aun así, su protector Gabino Cué, a quien se le acusa de un quebranto al erario por cinco mil millones de pesos, lo prohijó de nuevo y nada sucedió.

Tras la derrota electoral, en la que Alejandro Murat obtuvo la gubernatura del estado, Esteva Salinas desapareció por un periodo muy corto, y recaló, ¡adivine donde, estimado lector!: en Morena, donde todos los desechos han encontrado un espacio, y donde la desconfianza de quienes votamos por ellos, decae de forma estrepitosa.

Marcelo Ebrard

Ahora como morenista, Alberto Esteva, continúa dando qué decir. Como morenista, supo en donde refugiarse, y con todo el respeto, en las enaguas de Layda Sansores quien ya tenía negociada la candidatura de ese partido en el estado de Campeche.

Digamos que todos son iguales, sea hombre o mujer, no importa el interés y el derecho de la mayoría, lo que prevalece el interés personal, en este caso del cuestionadísimo Alberto Esteva, y de su “grupo”.

Pero, veamos dos ejemplos de la podredumbre que representa Esteva:

En el año 2007, hace 13 años, Marcelo Ebrard, hoy secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno del presidente turno, Andrés Manuel López Obrador, ordenó la conformación del Centro de Espionaje en la Ciudad de México, conocido como M3.

Ebrard era, en ese año, el jefe de gobierno de la Ciudad de México, y con el llamado M3 ordenó investigaciones encubiertas en la capital del país. Ahí Alberto Esteva fue encargado de manejar tan delicado aparato. Ebrard se hacía pasar como defensor de derechos humanos, no obstante, con su centro policía operativo, mantenía a raya a sus contrincantes.

Layda Sansores

Esteva, hoy flamante jefe delegacional interino en la alcaldía Avaro Obregón -sustituyendo a su jefa y amiga Layda Sansores-, se desempeñó como jefe de personajes tan abominables como Javier Rodrigo Díaz, quien posteriormente fue detenido por encabezar una importante banda de secuestradores. Incluso también se supo posteriormente que los comandantes que operaban en el M3, llegaban a esa posición vía el dedazo de Esteva, y por supuesto con el pago de 30 mil pesos mensuales, por el sencillo hecho de ocupar su cargo.

En Oaxaca, tanto Esteva como Alberto Benítez Tiburcio, se encuentran señalados por haber cometido el delito de peculado por 547 millones 261 mil 486 pesos.

Esteva, como secretario de Seguridad Pública de Oaxaca, y Benítez Tiburcio, como subsecretario de Planeación, Programación y Presupuesto de la Secretaría de Finanzas, estarían involucrados en el mega fraude de seguridad electrónica, principalmente son las empresas Picorp de México SA de CV y Seguritech Privada SA de CV, porque inflaron en 300 por ciento los costos de las cámaras de seguridad, el equipo electrónico y puertas, en el penal federal, construido con recursos privados.

Sobre ese escandaloso fraude se abrieron tres líneas de investigación, por la contratación ilegal de la empresa Picorp de México SA de CV para la adquisición de una solución integral de seguridad electrónica, plataformas, tecnologías, equipamiento e implementación del penal de Tanivet bajo el procedimiento de adjudicación directa.

Gabino Cué Monteagudo

“Una segunda línea de investigación es por la ministración ilegal de recursos por parte del entonces subsecretario de Planeación, Programación y Presupuesto de la Secretaría de Finanzas, Benítez Tiburcio, tramitado bajo el concepto de crédito puente, pues no se acreditó la existencia de una contingencia o gasto urgente de operación para su procedencia”, señala una investigación periodística.

La tercera línea de investigación va contra los ex servidores públicos de la SSPO, Jorge Alberto Guillén Alcalá, ex subsecretario de Información y Desarrollo Institucional y Valdemar Pérez Canseco, ex subsecretario de Prevención y Reinserción Social, quienes en los ejercicios 2014, 2015 y parte de 2016, autorizaron ilegalmente la liberación de recursos públicos estatales por un monto superior a los 547 millones de pesos a favor de la empresa Picorp de México SA de CV, como pago de la adquisición de una solución integral de seguridad electrónica para el penal de Tanivet en Tlacolula de Matamoros.

En todos estos asuntos de cañerías, aguas negras y vil corrupción, dicen los que saben, tiene mano el todopoderoso Secretario sin Cartera, Jorge “el Coco” Castillo, quien construyó todo el andamiaje para saquear las finanzas, todas, del gobierno del estado.