Política Confesable


Gabino, demasiados problemas

El negocio del «centro cultural»

Estefan Garfias,  candidato oficial

Tomás Ezequiel Toledo

 Gabino Cué Monteagudo ha sido un personaje que ha traído más problemas a Oaxaca que los que prometió resolver en su campaña en 2010, y dejará muchos más cuando (finalmente) se vaya del gobierno y, esperamos, del estado. Por si fuera poco, quiere heredarnos a los oaxaqueños a José Antonio Estefan Garfias, un político de segunda que siempre ha medrado a la sombra del jefe político de ambos: Diódoro Carrasco Altamirano, El Juniorcique.

Es evidente que Gabino nunca creció.

Sigue siendo, como lo fue en sus inicios, un imberbe, un diletante de la política. Sólo que este aficionado ha tenido la responsabilidad de gobernar una entidad compleja como es la nuestra y no quiso hacer el  necesario ajuste de cuentas a que estaba obligado con su antecesor, Ulises Ruiz Ortiz.

Ulises tendría que ser en estos días compañero de celda en Ixcotel de Rito Salinas, pero ahora queda claro que Gabino pactó para que él y toda su pandilla permanecieran en la impunidad del saqueo y los asesinatos que cometieron durante seis años.

Ahora mismo tiene muchos pendientes. Tal parece que en su más tierna infancia fue uno de esos chicos que le gustaban los conflictos, y nunca lo superó.

Una rápida revisión da cuenta de ello: al conflicto con los maestros, ha sumado el repudio por avalar la construcción de un «centro cultural» que, en realidad es un bisne de José Zorrill@. Y, por si fuera poco, en ese coctel molotov que está armando en torno a su persona, se ha metido a tratar de influir en quién será el coordinador de los diputados federales del PRD.

Según lo que se comenta entre los perredistas, hay un pleito que tomará mayores proporciones entre Cué y la tribu que todavía domina en ese partido, Nueva Izquierda, mejor conocida como Los Chuchos, por los dos Jesuses que la controlan: Zambrano y Ortega.

Su intromisión ha revelado una veta que es práctica usual en el Chuchismo. A saber: la compra y venta de espacios políticos a quien dé más. Más dinero, por supuesto.

CONFESABLE   DIODORO CARRASCO ALTAMIRANO

Cuando el PRD autorizó la lista de diputados plurinominales, Los Chuchos inscribieron en primer lugar a Jesús Zambrano, también designado delegado nacional en Michoacán para la elección que terminó en la cantada gubernatura para uno de sus aliados, Silvano Aureoles Conejo.

La ubicación de Zambrano habla de la natural decisión de Nueva Izquierda de que uno de sus dos jefes (Guadalupe Acosta Naranjo, también diputado pluri, es el tercero en el mando) sea el coordinador de los diputados federales del PRD.

Pero he aquí que Gabino quiere que ese hueso sea para José Antonio Estefan Garfias, recién desempacado del PRI a las filas perredistas, en un destape anticipado. Con ello es obvio que Cué quiere que Estefan, un personaje sin escrúpulos y recordado por sus tiempos de represor oficial cuando era titular de Gobierno, sea el candidato a sucederlo. Más bien, Diódoro le ordenó a Gabino que lo designe.

Para que un negocito de ese tipo funcione se necesitan otras manos que lo operen.

En este caso Cué contó con la complicidad de Ortega, con quien pactó la candidatura de Estefan a diputado federal -que «ganó» apenitas- y con su empleado en la dirigencia estatal del PRD, Carol Antonio Altamirano.

Carol inscribió a Estefan en la corriente Alternativa Democrática Nacional, porque todo perredista debe pertenecer a una tribu que lo apadrine para obtener una chamba, y facilitó que esa versión corporativa realizara una reunión para presentar por aclamación a Estefan como candidato a la coordinación de la disminuida bancada perredista.

Según una nota publicada el jueves en La Jornada, Nueva Izquierda tendría tres diputados menos y ello colocaría al grupo de Antonio Altamirano como primera fuerza dentro del perredismo en la Cámara.

No sólo se trata del número de diputados, sino de quién controla la chequera de los diputados, y de manera especial la nómina de empleados que cada corriente tiene al alcance para pagar favores, pero también mantener lealtades.

Es evidente que con ese paso, Cué no ha entendido -como tampoco lo han hecho Los Chuchos– el revés sufrido en las urnas el 7 de junio pasado, aunque ese hecho también se explica por las traiciones que enfrentó el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Mancera, de los principales colaboradores de su gabinete que operaron no para su jefe sino para el jefe de Morena. De ahí el manotazo en los días recientes.

CONFESABLE  JOSE ANTONIO E

Pero de regreso al caso Cué, es inocultable que pasa por momentos difíciles. Aquél periódico publicó en su Rayuela del viernes pasado: «Papelón, el que está protagonizando el gobernador Cué. Como dice el clásico: ‘Pero qué necesidad'».

En esa misma edición se dio cuenta de cómo Cué y Zorrill@ han rehuido el debate que lanzó el pintor juchiteco Francisco Toledo para que los funcionarios de «gobierno» discutan públicamente por qué quieren imponer un proyecto que en realidad es el negocio del sexenio para Gabino. Igualito que la velaria de Ulises en El Fortín.

Y por si fuera poco, la trifulca con gases lacrímogenos en el Congreso por parte de los diputados en nómina de PAN y PRD. Como dicen otros clásicos: lo mejor de la administración de Cué es lo peor que se va a poner.