Mafud, el de la mano negra en Zaachila
Tomás Ezequiel Toledo
En Oaxaca hay una notoria ausencia de operadores políticos que le ayuden al gobernador Alejandro Murat a solucionar los conflictos que, un día sí y otro también, hay en el estado, y curiosamente se dan cuando han iniciado las festividades de Julio y se acerca la celebración del Lunes del Cerro.
En contrario, cada vez son más las manos que están metidas para crear los problemas desde las esferas oficiales, en una tarea de zapa que es cada vez más evidente.
Murat Hinojosa ha tenido que entrar a solucionar el problema de la recolección de basura, que el alcalde José Antonio Hernández Fraguas, dejó pasar para que el problema creciera hasta la acumulación de 6 mil 500 toneladas de basura.
Como se sabe, el control del basurero de Zaachila, que recibe los desechos de más de 20 municipios, depende de Hernández Fraguas, que de esa manera cobra el servicio, pero se hizo a un lado cuando el conflicto estalló.
El caso que además del tema de la basura, hay otras manos metidas para tratar de acabar con la alcaldesa de Zaachila, Maricela Martínez Coronel, sólo porque es del PRD y eso como que no le gusta mucho al titular de la Secretaría General de Gobierno, Héctor Anuar Mafud.
Ambos ingredientes -el de la basura y la inseguridad en aquella Villa- y ambos personajes -Mafud y Hernández Fraguas- provocaron tal desestabilización que el propio gobernador debió presentarse ante los zaachileños para firmar un compromiso de paz social y seguridad pública.
El acuerdo al que se comprometió Murat, facilitó la reapertura del basurero municipal y que los camiones, repletos de desperdicios, pudieran comenzar a depositar su carga, después de diez días del cierre de las instalaciones.
El gobierno del estado informó que con ello quedaba resuelto el problema de acumulación de basura, principalmente en la capital y en plenas festividades.
En contraste con quienes tienen interés en desestabilizar, Murat dijo: «Este es un gobierno que sabe escuchar. El voto de confianza que hoy nos dan, vale oro y no les vamos a fallar».
Además, fueron difundidos con profusión videos del momento en que, micrófono en mano y en plena calle, expuso: «Quiero dejar patente que el gobernador está para servir a su pueblo. Ustedes mandan y han hecho sentir el peso de una deuda histórica que tiene el Gobierno del Estado con ustedes y sus familias. Estamos listos para hacer equipo con ustedes y que nunca más regrese la inseguridad».
Hay que decir, en este punto, que uno de los principales puntos de conflicto reside en la intervención desde las oficinas de Gobierno en contra de la alcaldesa, al igual que se operó para que, por ejemplo, el Comité de Autenticidad dejara fuera de la Guelaguetza a Pinotepa Nacional y Juchitán, que tradicionalmente han sido dos de los pilares de la festividad de julio.
En efecto, hay ciertos criterios para determinar la participación de las representaciones de las regiones, pero en este caso además, coincide en que, como Zaachila, también son municipios actualmente surgidos del PRD.
Se trata entonces de infiernitos innecesarios, que sin embargo ha tenido que enfrentar directamente el gobernador.
Así, por ejemplo, en el caso de la basura la presidencia municipal debió apurar la recolección de las montañas que se acumularon en las calles de la capital.
Y el viernes, mientras se envió a la Policía Estatal a resguardar El Fortín, para cerrarle el paso a una marcha de maestros, ocurrió un zafarrancho, que incluyó el lanzamiento de gases lacrimógenos.
La sección 22 se apresuró a deslindarse y afirmar que hubo infiltrados. La pregunta que queda es ¿enviados por quién?
Por lo que se ve, hay mucho interés por reventar la Gelaguetza y de enrarecer el ambiente en Oaxaca, pero no del lado, digamos, disidente, sino que las señas apuntan a otro lugar.
