Política confesable, Gabino: adiós, para siempre adiós


Cué Monteagudo se quedó con el cambio

Sexenio perdido; sólo ganaron los ladrones del gobierno

Tomás Ezequiel Toledo

 La noticia buena es que Gabino Cué Monteagudo se va ¡por fin!

La mala: detrás de sí, como al paso de un huracán, deja a Oaxaca más sumida en la pobreza, en el desastre económico, con una sociedad todavía más dividida, y con él al frente del gobierno del estado un grupo que arrasó con lo que pudo llevarse.

Al mal llamado gobierno del cambio sólo le quedan unas horas y lo increíble no es que se haya sostenido los seis años, sino que el pueblo de Oaxaca resistiera el saqueo, el engaño, la podredumbre que emana del escritorio del discípulo del juniorcique Diódoro Carrasco Altamirano.

Gabino Cué siempre fue un funcionario de medio pelo, de esos que ahora se conoce en el ámbito de las oficinas públicas como un Godínez.

Eso sí, nunca se despegó de la camarilla que rodea al juniorciquey de la que forman parte personajes como José Antonio Estefan Garfias -fallido candidato al gobierno del estado- y Jorge El Coco (o El Caco) Castillo, quien por cierto a principios de este mes se le vio muy activo en la Cámara de Diputados federal, para presentar proyectos económicos donde, es obvio, él se llevará una tajada durante 2017 aún cuando ya no esté en el gobierno.

Con ese antecedente de burócrata gris en la Secretaría de Gobernación, Gabino Cué anduvo varios años sin un trabajo formales caminó pasillos de distintas oficinas en la práctica que se conoce como huesear, es decir de buscar aunque sea un puestito para poder sobrevivir.

Ni siquiera estuvo en Oaxaca durante la crisis de 2006 ni en los años siguientes, auto exiliado, y el milagro se lo hizo nada menos que Andrés Manuel López Obrador, que lo impulsó a una candidatura a la que se sumaron PAN, PRD y PT.

Años después, ante el desastre que provocó su gubernatura, el propio López Obrador se deslindó de él.

Hay que recordar, además, que uno de los principales promotores y defensores de Gabino Cué es nada menos que el actual gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, quien en la elección de hace seis años fue el representante del PAN en Oaxaca. Mientras la alianza avanzaba hacia el gobierno, no obstante, uno de los personajes de aquella historia, Fernando Belauzarán, se vendió a Ulises Ruiz Ortiz, quien le regaló un jeep.

De la nada, Gabino Cué fue creciendo pero porque se montó en la ola de descontento popular contra Ruiz Ortiz, rechazó a su vez generado por la represión contra el movimiento magisterial, primero, y la persecución hacia el movimiento social después.

A Gabino Cué le ocurrió lo que a Vicente Fox.

Llegó a la gubernatura con el respaldo de un amplio «bono democrático», esto es con el sustento de los votos y la esperanza de una sociedad harta del pillaje de Ulises Ruiz. Y, sin embargo, no le duró ni lo que tardó en pronunciar su discurso de toma de posesión, el 1o de diciembre de 2010.

confesable-diodoro

Ofreció el cambio y se quedó con él; prometió llevar a la justicia a Ulises Ruiz Ortiz y su pandilla y prevaleció la impunidad; comprometió grandes obras de infraestructura para Oaxaca y se robó el presupuesto; intentó llevarse ilegalmente la elección para favorecer a Estefan Garfias y fracasó.

Como origen es destino, he ahí lo que es y lo que le depara el tiempo para Gabino Cué: el fracaso.

Sería hasta de condolerse de él, si ese fracaso fuera personal. En cambio, arrastró en su mediocridad a Oaxaca toda. Su paso por la administración del estado es, en efecto, un sexenio perdido. Seis años de una vida asfixiante para una población que, en su mayoría, continúa en la pobreza, porque por ejemplo los programas sociales que supuestamente aplicó su equipo sólo existen en el papel.

Así, baste recordar que los programas de comedores y útiles escolares fueron sólo una pantalla para que las empresas de El Coco (o El Caco) castillo obtuvieran las transferencias millonarias de recursos, para trasladarlos después a cuentas en el extranjero.

Oaxaca está a unas horas de un nuevo cambio. El gobierno de Alejandro Murat Hinojosa iniciará con presiones financieras debido a lo escandaloso del atraco al que Gabino Cué sometió al pueblo de Oaxaca; no obstante, el todavía Gobernador Electo viene precedido de exitosas experiencias de administración pública y un ánimo que darán aire fresco a la entidad.

Gabino Cué será recordado por la historia estatal y nacional como un personaje que sólo cobró como gobernador, pero no ejerció como tal. La ingobernabilidad es exasperante, en tanto los oaxaqueños viven en la zozobra, los movimientos políticos y sociales no han encontrado cauce, y porque el sello de la casa Cué fue sólo una: el robo.

Perdió Gabino las elecciones, más aún que Estefan Garfias, quien sólo fue el muñeco en el juego de sombras del  juniorcique y su pésimo alumno Cué.

Gana, con todo, Oaxaca que se deshace de un personaje que debió quedarse perdido como empleado de quinta en la oficina más olvidada del último rincón de la administración pública.

Nadie derramará una lágrima porque Gabino se va. Si acaso los que se hicieron ricos bajo su sombra: ya no habrá ubre de la cual alimentarse.

Te vas Gabino: adiós, para siempre adiós.

confesable-ulises-ruiz