Política confesable


Se fue Tenorio, el Doctor Muerte

 Y llega… ¡un ingeniero!

Tomás Ezequiel Toledo

Tarde, muy tarde, pero por fin se va de la Secretaría de Salud el «doctor» Germán Tenorio Vasconcelos, a quien en Oaxaca ya se le conoce como «El Doctor Muerte», después de su infausto paso por una dependencia que supuestamente está para vigilar que los oaxaqueños tengan, precisamente, salud.

Sin embargo, más que acumular estrellas, lo que este personaje sumó fueron quejas iniciadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), principalmente debido a la nula atención que se brindó a mujeres embarazadas, que vieron a nacer a sus bebés en condiciones de la edad de piedra, porque los médicos bajo la dirección de Tenorio no las atendieron.

El primer caso de este tipo, como se recordará, fue el de una mazateca que enfrentó su parto en un entorno no aséptico, sin la ayuda de médicos o enfermeras, y que fue grabada mientras daba a luz a su bebé en el jardín del centro de salud de San Felipe Jalapa de Díaz.

¿Y qué respondió Tenorio ante la deficiencia médica?

Pues que la mujer no se quedó en el lugar en que el escaso personal médico le indicó. ¿Pero cómo, si la naturaleza no espera? Ni siquiera a doctores o enfermeras ocupados o, peor aún, atildados.

No obstante, ante la presión social de la imagen de la mujer acuclillada, con el dolor en el rostro, y el bebé en el pasto todavía con el cordón umbilical, Tenorio trató de corregir..

Reconoció que la falta de personal nocturno en la clínica de marras derivó en un parto a toda vista insalubre.

Para entonces, sin embargo, la imagen había saltado de Facebook -donde se difundió primero- a los medios de comunicación del estado, luego a los de todo el país y finalmente a todo el mundo. Este y otros hechos similares, como ya se dijo, generaron diversas recomendaciones de la CNDH a la administración, que no gobierno, de Gabino Cué Monteagudo.

CONFESABLE HECTOR GONZALEZ HDEZ.

Si un caso habría obligado al despido inmediato del Doctor Muerte, los otros que se sucedieron por toda la entidad, hacían insostenible a Tenorio en el cargo, pero Cué se empeñó en mantenerlo en su gabinete y, sobre todo, en la nómina.

Y así se la llevó el supuesto doctor, 18 meses navegando de muertito mientras su jefe lo tenía despachando como secretario de Salud, a pesar del descontento de los oaxaqueños que sufren, además de la enfermedad, la infamia de no verse atendidos en su dolor.

Hasta la semana pasada, que en un boletín -mal escrito, por cierto- la administración de Cué informó que, finalmente, Tenorio había sido echado.

En el engorroso lenguaje en el cual se redactan los comunicados oficiales, la oficina de prensa de Gabino afirmó que éste «aceptó» la renuncia de Germán Tenorio. En los hechos, cuando se dice que un presidente de la República, gobernador o alcalde «aceptó» la renuncia de un subordinado, en realidad debe leerse que fue corrido.

Peor: el boletín todavía dedicó uno de los cuatro párrafos del que está hecho para señalar que la administración estatal «reconoce y agradece el desempeño de los servicios prestados al estado de Oaxaca» por el Doctor Muerte. Pero ¿cuáles servicios? Las madres que dieron a luz a sus bebés en el pasto, en un baño o en vehículos porque los doctores obligados a atenderlas, no lo hicieron, ¿también dirían que «reconocen y agradecen el desempeño de los servicios prestados» por este mediquete?

Bueno, según el comunicado, Gabino sí lo hizo.

​            Sin embargo, el despido de este supuesto galeno, no trae aparejadas buenas noticias para los oaxaqueños que requieren la atención de la Secretaría de Salud.

Porque Gabino lo que hizo fue nombrar, en lugar de Tenorio -que con todo y su ineptitud, al menos pasó por la facultad de Medicina-, a  Héctor González Hernández, que estudió ¡para ingeniero!

González Hernández es conocido en Oaxaca más por sus trapacerías que por algún bien hecho al estado.

Y ahora como director de la Secretaría de Salud, ahora sí quienes tengan alguna enfermedad deberán confesarse primero. Si con Tenorio los hospitales y clínicas públicas del estado no tenían personal médico, estaban mal organizadas, y los enfermos sufrían por partida doble, qué les espera ahora con un ingeniero.

No hay sentido común en las decisiones de Gabino. Cualquier subordinado de cualquier funcionario encumbrado, por más que quiera quedar bien con su jefe en turno, debía saber que si -por ejemplo- no fue entrenado en la NASA, no debía aceptar pilotear una nave espacial.

Así en Oaxaca. ¿Y qué va a ser de Tenorio? Por lo pronto, esperamos por el bien de los oaxaqueños, que no monte un consultorio privado. Muy pocos le confiarían la atención de una gripa, ya no digamos de algún mal un poquito más complejo.

CONFESABLE   EDFICIO DE LA SRIA....