Gabino Cué, osciló entre despilfarro, empréstitos y corrupción.
En su afán de imponer a Estefan Garfìas hizo crecer la deuda.
Hoy, cada oaxaqueño adeuda, sin saberlo, 3.2 millones de pesos
Pillos se fueron con dinero a manos llenas y pueblo en la pobreza.
Tomás Ezequiel Toledo
El quinto año del mal gobierno de Gabino Cué Monteagudo fue terrible en términos economicos para Oaxaca. Enloquecido por dejar a José Antonio Estefan Garfias como su sucesor, el ex gobernador pidió más y más dinero a los bancos, en 2015 para afianzar su estrategia electoral en el proceso del año pasado.
En ese loco afán, el repunte de la deuda explica por qué, en términos monetarios, cada uno de los oaxaqueños debe ahora 3.2 millones de pesos.
Lo hicieron también otros once gobernadores de entidades donde también hubo elecciones, pero Veracruz y Oaxaca ocupan el nada honroso primero y segundo lugares.
El informe de resultados a la revisión de la Cuenta Pública 2015, practicado por la Auditoría Superior de la Federación a la deuda de estados y municipios, así como a la forma en que gobernadores y alcaldes gastaron las transferencias federales es revelador.
Los gobernadores de Veracruz, Oaxaca, Durango, Chihuahua, Hidalgo, Quintana Roo, Tlaxcala, Zacatecas, Puebla, Aguascalientes, Tamaulipas y Sinaloa, pidieron en conjunto 20 mil 511 millones de pesos
Javier Duarte de Ochoa obtuvo 4 mil 593 millones en préstamos bancarios durante 2015. De ese monto, 402.3 millones en un crédito en marzo; 709.2 millones en junio; y 375.1 millones en septiembre. El resto del dinero lo recibió en los otros meses del año.
¿Qué hizo Gabino Cué? Hizo repuntar la deuda de Oaxaca en mil 891.3 millones de pesos, a partir de marzo. Los registros de la auditoría superior refieren que obtuvo 78.9 millones en marzo; 120 millones más en junio y de un solo golpe 789.1 millones en septiembre.
La deuda de 2015 para Oaxaca repuntó 2 mil 490 millones, que se explican por los mil 891.3 millones del periodo marzo-septiembre, así como los créditos de los primeros dos meses del año.
En total, la deuda de estados y municipios asciende a 536 mil 269.1 millones de pesos, y el caso de Gabino Cué es único en el país: hizo crecer las obligaciones financieras de Oaxaca a un ritmo anual promedio de 28.7 por ciento.
En ese referente, Cué ocupa el primer lugar, muy lejano de un personaje oscuro y sátrapa como lo es el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, que tiene a su hijo político como dirigente del PRD. La tasa de crecimiento anual de la deuda de esa entidad es de 18.3 por ciento.
Cué había cerrado 2014 con una deuda para el estado de 10 mil 685 millones de pesos, y culminó 2015 con 13 mil 715, esto es un crecimiento de 20.3 por ciento tan sólo en ese año.
CONCLUSIONES DE LA AUDITORIA SUPERIOR
Ante el impacto financiero que ello representa para los estados donde se renovaron gubernaturas en 2016, la Auditoría Superior de la Federación presentó la siguiente conclusión:
«Las nuevas autoridades en esas entidades enfrentarán unas finanzas públicas con limitaciones considerables a corto y mediano plazos, por adeudos con proveedores, laudos laborales, altos niveles de gasto corriente, pago de aguinaldos y la falta de vigilancia, control y regulación podría llegar a aumentar su presión financiera y afectar la sostenibilidad».
¿De qué va la presión financiera?
Se trata del monto que los estados tienen que pagar como servicio de la deuda, en contraste con los ingresos anuales.
Según la Auditoría Superior de la Federación, el promedio para todos los estados es de 9 por ciento.
En el caso de Oaxaca, el porcentaje del servicio de la deuda en contraste con los ingresos pasó de 3.6 por ciento en el último año del sátrapa Ulises Ruiz Ortiz, a 4.8 en el primer año de Gabino Cué y cerró en 2015 en nada menos que 8.6 por ciento.
Sí, hay otros casos más graves, como Quintana Roo -que se ubica en primer lugar en este problema-, porque debe destinar 33.1 por ciento de sus ingresos a pagar los créditos que dejó Roberto Borge Angulo a Carlos Joaquín. Sí, pero ello compromete a Oaxaca con dinero a pagar en los próximos 20 años. ¿Y el desarrollo? Ese no puede esperar dos décadas.
Veamos:
La deuda de corto plazo es de 2 mil 161.8 millones; la de largo plazo es de 7 mil 308.1 millones, y en el rubro «otros pasivos» es de 11 mil 545.8 millones.
¡Un platal!
Las presiones financieras se recrudecen en términos de lo que representa el servicio de la deuda en términos de los fondos que reciben los estados por los diferentes fondos federales. De hecho, es una práctica recurrente de los gobernadores el pedir créditos poniendo como garantía dichas transferencias.
Para el caso de Oaxaca, ese porcentaje es nada menos que de 48.3 por ciento.
Esas cifras, que parecen totalmente frías, pero que en realidad son escalofriantes, explican el tiradero económico que dejó Gabino Cué, y por ello el gobernador Alejandro Murat Hinojosa días atrás dio la mala noticia de que el estado no es sujeto de crédito, porque Gabino Cué dejó pagos pendientes y las empresas acreedoras reportaron al gobierno en el Buró de Crédito.
caso es que Gabino Cué no sólo tuvo dinero abundante a partir de los créditos bancarios -y todavía antes de irse pretendió que la Secretaría de Hacienda le entregara otros 2 mil 500 millones de pesos-, sino que también recibió a manos llenas los fondos que forman parte de las transferencias federales.
Sólo en 2015, nada menos que 62 mil 505 millones de pesos.
Oh, sí: sesenta y dos mil quinientos cinco millones de pesos.
El desglose realizado por la Auditoría Superior de la Federación explica con detalle, en la auditoría financiera y de cumplimiento 15-0-06100-02-0069, que forma parte del paquete entregado a la Cámara de Diputados la semana pasada, explica cómo Oaxaca se encontró entre los primeros lugares de entrega de recursos desde los distintos fondos que se destinan para el desarrollo de los estados en materias como educación, salud, seguridad y obras públicas.
Así, por ejemplo, existe el rubro Recursos ejercicios por las dependencias a la administración pública federal con oficinas en los estados. De ahí se transfirieron 78 mil 899 millones de pesos, y sólo once estados concentraron 51 por ciento de esos recursos: Estado de México, Guanajuato, Puebla, Veracruz, Guerrero, Chiapas, Michoacán, Jalisco, Oaxaca, San Luis Potosí y la Ciudad de México.
¿Y cuánto fue para Oaxaca? 4 mil 719.9 millones. Esto es, el lugar número 9 referente a ese aspecto.
En el caso específico de las transferencias por fondos, el que corresponde al de Aportaciones para la Nómina Educativa (Fone), en ese año para todo el país se aportaron 343 mil 63 millones de pesos.
De esa gran bolsa, Oaxaca ocupó el tercer lugar, sólo después del Estado de México (34 mil 149 millones) y Veracruz (26 mil 250.5 millones), al recibir 20 mil 927.1 millones de pesos, e los cuales Gabino Cué destinó 20 mil 355.7 millones a servicios personales, esto es pago de nómina, y el resto a gastos de operación, con una plantilla de profesores de 54 mil 987.
Cabe señalar aquí que Oaxaca es el primer lugar en cuanto a número de maestros en el sistema de enseñanza de educación básica, con 54 mil 987 en los registros de los que dispone la Auditoría Superior.
Respecto del Fondo de Aportaciones Múltiples (FAM) para infraestructura básica, media superior y superior, la República dispuso a los estados 18 mil 827.2 millones de pesos.
Pues bien, para Oaxaca se destinaron 537.8 millones de pesos, y la auditoría reportó que el gobierno de Cué lo ejerció todo: 310.2 millones en educación básica; 15.4 en media superior, y el resto en superior. Y, bueno, la pregunta es ¿por qué la infraestructura escolar del estado sigue siendo de las más deterioradas del país?
La explicación es la siguiente: según el reporte de la Auditoría, con ese dinero Cué incrementó en 1.1 por ciento la infraestructura escolar básica; en 0 por ciento la media superior; y 2.7 por ciento la superior.
Es decir, no hizo nada.
Al continuar la revisión de los resultados que presentó la Auditoría, se encuentra el Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de los Municipios y de las delegaciones de la Ciudad de México, que contó con 59 mil 263.9 millones de pesos.
Aquí, Oaxaca se ubicó en el lugar 20, porque ese fondo se entrega a partir de la población objetivo de la distribución de los recursos.
Otros fondos de los cuales Gabino Cué recibió dinero fueron el de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS), de Infraestructura Social para las Entidades (FISE), y el de Infraestructura Social Municipal y de las Demarcaciones de la Ciudad de México (FISM).
Del primero se entregaron recursos al gobierno de Cué por 5 mil 693 millones; del segundo 5 mil 3 millones; y del último 690 millones.
Se trata de fondos que tienen como objeto el desarrollo de obras que beneficien a la población de los municipios con mayor rezago social y pobreza extrema, así como para obras de alcantarillado, drenaje y letrinas, electrificación rural y de colonias pobres, e incluso infraestructura básica de salud y de educación, y su respectivo mantenimiento.
Debido a que Oaxaca es un estado de alta pobreza y marginación, el porcentaje que recibió de esos tres fondos es de 9.7 por ciento, después de Chiapas y Veracruz.
La clasificación que tiene la Auditoría Superior sobre esos indicadores en el caso de Oaxaca, por el grado de rezago comparado con la distribución de recursos, es de 69.7 por ciento de la población en pobreza y 31.7 por ciento en pobreza extrema.
Es decir, el estado continúa con una población empobrecida, a pesar de que esos miles de millones de pesos precisamente tenían como objetivo revertir la situación de los oaxaqueños, principalmente de las comunidades indígenas.
Luego, para el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA), la federación transfirió 2 mil 338.8 millones de pesos, y ello permitió que creciera la plantilla del personal adscrito al sector salud oaxaqueño.
Supuestamente, porque Gabino Cué dejó una pésima operación del sistema de salud y una atención muy pobre a los enfermos.
Dos fondos más, antes de concluir: en el de Aportaciones para la Seguridad Pública recibió 218.4 millones, y la inseguridad campea en el estado; y del Fortalecimiento de las Entidades Federativas le permitió obtener mil 244 millones más.
Pues bien: con toda esa danza de millones, Gabino Cué no pudo -o no quiso, que es peor- dar al menos un paso en superar la condición de atraso económico, social y educativo del estado.
¿Dónde está ese dinero? Es increíble que después de haber dispuesto de casi 80 mil millones de pesos en un solo año, no exista al menos una obra pública que lo justifique; ni una sola escuela más; ya no digamos una clínica nueva o alguna con equipamiento decente y personal que cubra las necesidades de salud de la población.
¿Qué hizo Gabino, entonces? Nos robó.