Política confesable


Ahora, desfalco a constructores.

Obra pública de fiado;corrupción.

Otro robo de Cué Monteagudo.

Tomás Ezequiel Toledo

Conforme avanza el trabajo de la nueva administración del gobernador Alejandro Murat Hinojosa, se confirma aún más la forma en que operó Gabino Cué Monteagudo, al frente de una pandilla para saquear a Oaxaca.

Esta vez se trata del desvío de fondos de la obra pública, que se financia mediante un sistema de coinversión del gobierno federal con el del estado.

Uno de los mecanismos que más se aplica en este caso es el de transferencias iguales, en una práctica que busca estimular la inversión por parte de las entidades.

Se trata de una forma para amarrar los fondos que, de otra manera, las entidades destinarían a otros rubros.

Pues bien, el gobierno de Oaxaca abrió una ventanilla para que todos los constructores que obtuvieron contratos en la administración anterior presenten sus comprobantes de obra que, por supuesto, Gabino Cué, dejó de pagar aun cuando estaba comprometida.

¿Cómo funcionó este nuevo (otro) fraude de Gabino?

Como se sabe, el gobierno federal envía los fondos destinados a las entidades, a través de las transferencias federales, a los estados que deben concentrarlos en una cuenta específica, para evitar su desvío a otras áreas administrativas.

No obstante, como ha documentado la Auditoría Superior de la Federación, fue habitual que los colaboradores de Cué triangulación los recursos entre distintas cuentas, y si bien la auditoría presentó las observaciones correspondientes, no se sabe que se haya informado de su corrección.

Otro método de fraude consistía en la obra pública de los municipios. Las alcaldías, que presentaron en tiempo los proyectos  de infraestructura básica que les interesaba para despuntar a las regiones, cumplían con todos los requisitos de la Secretaría de Hacienda para etiquetar los fondos, previa aprobación de la Cámara de Diputados federal.

Una vez que Hacienda enviaba los recursos, Gabino simplemente no los «bajaba» a las cuentas de las alcaldías, bien  se quedaba con una parte o definitivamente los desaparecía.

La semana pasada, la Secretaría de las Infraestructuras y Desarrollo Territorial Sustentable abrió una ventanilla única para que los constructores presenten sus casos de manera individual.

Esa política tiene dos propósitos: conocer el monto del fraude, y contar con una lista definitiva de los constructores a quienes se causó un daño patrimonial, para determinar los pagos que Gabino dejó pendientes.

Según esa dependencia, en esa ventanilla el gobierno de Murat Hinojosa podrá recibir, verificar y dar un seguimiento puntual a los reclamos de los constructores, que permita finalmente garantizar el pago de los adeudos.

Ahora bien, los reclamos también deben estar sustentados, a partir de los expedientes técnicos y comprobar que se encuentren registrados en el padrón único de constructores de Oaxaca.

confesable obra publica inconclusa...

Los constructores defraudados por Cué y compañía forman parte, además, de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción y de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, que tienen a sus representantes metidos en el tema para garantizar a sus afiliados recuperar lo robado por Gabino.

Ahora bien, es de insistir que no sólo se documenten las trapacerías del discípulo del juniorcique Diódoro Carrasco Altamirano, sino que todos los expedientes sean presentados ante el ministerio público, para actuar penalmente contra Cué y de su primer círculo.

El daño que hicieron ha sido terrible para Oaxaca. Lucraron con la pobreza, trataron de cometer una elección de estado, se quedaron con el cambio prometido y resultaron, en los hechos, más pedestres en la forma de robar que Ulises Ruiz Ortiz y sus ladrones.

También, y como suele ocurrir en los regímenes autoritarios, trataron de acallar las voces críticas del diarismo oaxaqueño y trataron de condicionar los pagos de publicidad -un derecho al que tienen todos los medios de comunicación, habida cuenta de que proviene del gasto público- al silencio.

No pudieron.

CONFESABLE ALEJANDRO M.