Este 5 de septiembre se cumplió el primer aniversario luctuoso del Maestro “Chico” Toledo. Podríamos redactar cientos de cuartillas y faltaría mucho espacio para definir claramente lo que fue y realizó, tanto en su vida como artista plástico como en su vida privada.
Nos faltarían muchos adjetivos para intentar precisar cómo fue la vida del hijo, del adolescente, del adulto, del padre y del maestro de las artes plásticas.
Lo tratamos poco, en contadas ocasiones platicamos con él de ahí que eso torna más difícil escribir acerca de un hombre al que le ganaba el silencio. Hablaba lo indispensable y, generalmente, en voz baja. Eran sus manos, gracias a su creatividad, las que daban forma a las ideas que no expresaba.
Por ello, por respeto, a un maestro de las artes plásticas, a quien no tuvimos la oportunidad, esa gran oportunidad, de estar más tiempo con él aunque sea disfrutando su silencio, no nos explayamos en torno a lo que fue, lo que pensaba y de lo que llevó a cabo como artista plástico.
Así, mejor nos limitamos a rendirle un homenaje luctuoso, en este Primer Aniversario de su partida, con imágenes las que siempre definirán mejor a un oaxaqueño que supo darle muchas satisfacciones a nuestro pueblo con las causas, justas, muy justas, que encabezó sin importar que ponía en riesgo su integridad física.
Maestro Toledo, las calles de Oaxaca, los viandantes de las calles del Centro Histórico, los etecos de San Agustín Etla, y la población en general te sigue extrañando.