Niñas y adolescentes víctimas de violencia feminicida en Oaxaca


Alto a la violencia contra niñas y niños

* Más del 87%  se ubican en rango de los 11 a los 17 años de edad.

* Supera el 70%  niñas y adolescentes desaparecidas en la entidad.

 

No más agresiones contra menores

Las niñas, niños y adolescentes representan  la tercera parte de la población nacional. Sin embargo, desde 1924, año en que se estableció en México la Celebración del Día del Niño, la infancia en este país aún no goza plenamente del acceso y ejercicio de sus derechos, pues sigue siendo un tema pendiente para el Estado, las familias y la comunidad.

El panorama es peor cuando hablamos de menores de edad indígenas, quienes alcanzan porcentajes de pobreza cercanos al 80% a nivel nacional.

Si a esto sumamos que una gran parte de la niñez mexicana vive en contextos de vida en alto riesgo, tanto al interior de sus familias y en las instituciones, podría entenderse por qué son víctimas potenciales de la violencia y negligencia de las autoridades y de la sociedad.

Aunada a esta situación, se encuentra la falta de empatía de parte de quienes escuchan, leen, reportan o reconocen algún tipo de violación a los derechos humanos de la infancia en entornos cotidianos, urbanos o comunitarios, ya que difícilmente se actúa para detener las agresiones a infantes por considerarse algo “normal” que los familiares, maestros, autoridades, utilicen golpes, insultos, abusos e incluso ejerzan sobre ellas y ellos violencia sexual, pues se les sigue considerando como “objetos de protección” y no como personas participantes y tomadoras de decisiones sobre su propia vida.

 

NO RESPETAN

SUS DERECHOS

 

Ángeles Cruz

De ahí que los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017 (ENADIS), muestren que el 22.5% de niñas y niños entre 9 y 11 años, y el 36% de adolescentes entre 12 y 17 años, considera que en México sus derechos se respetan poco o nada.

La cara de la violencia contra la niñez también adquiere otras dimensiones cuando se aborda por género, pues son niñas y adolescentes quienes se han convertido en víctimas potenciales de la violencia feminicida que ya resulta inaceptable en este país.

Tan sólo en la entidad, según el subregistro que realiza Consorcio Oaxaca, de las 1967 agresiones a mujeres, 558 casos corresponden a niñas y adolescentes, quienes comienzan a ser víctimas de agresiones desde antes del año de edad – hay 10 casos registrados en la plataforma de violencia feminicida-.

 

LAS FÉMINAS

DESAPARECIDAS

 

María Elena Ríos

Los datos resultan alarmantes si se observa que del total de mujeres desaparecidas en Oaxaca -766 casos del 01 de diciembre de 2016 a la fecha- 433 son niñas y adolescentes, más del 87% de estas víctimas se ubican en el rango de los 11 a los 17 años de edad  y en cuatro regiones se concentran más del 70% de los casos en la entidad: Valles Centrales con 247 casos, Istmo con 53, Mixteca con 37, Papaloapam 34 y Costa con 30.

Por otra parte, es frecuente que los delitos sexuales contra las niñas  y adolescentes -20% del total de agresiones en este rango de edad- sean por violación, acoso y abuso sexual. Además, los 36 feminicidios cometidos contra ellas sucedieron principalmente con arma de fuego, arma blanca, golpizas y quemaduras en el cuerpo, lo cual refleja un aumento alarmante en el número de feminicidio infantil en Oaxaca, sobre todo en regiones enmarcadas por altos índices de inseguridad y criminalidad.

Tan sólo en lo que va de este año se han contabilizado en la entidad 43 desapariciones, 7 feminicidios y 6 delitos sexuales de niñas y adolescentes, cifras que difícilmente pueden considerarse como oficiales cuando se sabe que México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil con 5.4 millones de casos por año , uno de cada diez feminicidios en el país afecta a niñas y adolescentes  y 25 mil adolescentes, de entre 12 y 17 años, sufrieron alguna agresión sexual.

 

LAS EXIGENCIAS

 

Yalitza Aparicio

En el marco del Día Nacional de las Niñas y los Niños, desde Consorcio Oaxaca manifestamos nuestra preocupación ante la magnitud y frecuencia con que ocurren estas violaciones a los derechos de las infancias en la entidad, exigimos al gobierno del estado, a la sociedad civil, a las autoridades educativas, a las familias y comunidades:

1.- Que se consoliden  los sistemas locales de protección a nivel municipal, y la elaboración de los Programas Estatales de Protección de niñas, niñas y adolescentes.

2.- Que se habiliten sistemas de información a nivel nacional, para contar con datos desagregados que permitan monitorear los progresos alcanzados en el cumplimiento de los derechos de niñas, niños y adolescentes en el país, incluyendo indicadores cualitativos y cuantitativos.

3.-  Incluir la participación de las niñas, niños y adolescentes y de la sociedad civil en la conformación de los Sistemas de Protección, así como el fortalecimiento de los procesos de profesionalización de sus servidoras y servidores públicos.

4.- Crear liderazgos masculinos desde la infancia y la adolescencia que se opongan abiertamente a la violencia y la discriminación, explorando una nueva forma de masculinidad que fomente relaciones sociales y políticas capaces de atajar estas formas de violencia contra las niñas y mujeres[8].

5.- Proveer educación sexual a las infancias en todos los niveles educativos del país, para que conozcan sus derechos sexuales y reproductivos como una herramienta indispensable para prevenir la violencia  aprendiendo a conocerse y cuidarse desde edades tempranas.

 

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR… UNA

MIRADA A LA MIXTECA OAXAQUEÑA

*Más del setenta por ciento de agresores son los hijos, parejas y esposos de las víctimas.

*Huajuapam de León registra el 94% de los casos de violencia familiar en toda la región.

*Tlaxiaco, Nochixtlán y Huajuapam, los tres municipios más violentos y tiene Alerta de Género

Los agresores son personas cercanas a infantes

En los últimos años la región de la mixteca ha sido visibilizada mediáticamente por mujeres como Ángeles Cruz, directora de La tiricia o cómo curar la tristeza (México, 2012) cuya protagonista decide romper el círculo del abuso sexual infantil y no heredarlo a una generación más; Yalitza Aparicio, quien con una destacada actuación en Roma (México, 2018), logró colocar en medios y redes sociales dos temas que siguen siendo vigentes para la lucha feminista: la desigualdad en el trabajo doméstico y de crianza sostenido en los cuerpos de las mujeres indígenas así como la discriminación que invisibiliza y violenta los derechos de los pueblos originarios en los medios de comunicación.

Además, María Elena Ríos, quien con admirable fortaleza y valentía -aún estando al borde de la muerte por las agresiones que sufrió al ser quemada con ácido- decidió emprender una denuncia pública contra su agresor, el exdiputado y feminicida Juan Vera Carrizal, quien en el intento de acabar con la vida de la saxofonista y empresaria, sólo ha logrado poner en evidencia la corrupción e impunidad del Poder Judicial como cómplice en la reproducción de la violencia hacia las mujeres en la entidad.

Esto nos lleva a preguntarnos ¿dónde comienza este círculo de violencia para alcanzar estos grados de crueldad?

Cabe señalar que, en el subregistro de violencia feminicida que realiza Consorcio Oaxaca, la mixteca es la segunda región con el más alto índice de agresiones a mujeres en Oaxaca: 308 casos de los 1950 registrados de 2016 a la fecha, siendo la violencia familiar la categoría que registra el mayor número  de agresiones a mujeres en la región con un total de 124 casos, de los cuales el 94% han ocurrido en la considerada Heroica Ciudad de Huajuapam de León, seguida por Tlaxiaco y Asunción Nochixtlán.

Los tres son los municipios más violentos de la región y cuentan con Alerta de Género desde 2018.

Los casos de mujeres desaparecidas y feminicidios en la región también ocupan el más alto índice de agresiones a mujeres, cuyo registro es de 66 desapariciones y 46 feminicidios.

Las agresiones por violencia familiar van desde las amenazas e insultos hasta los golpes y heridas con arma blanca, quemaduras de fuego y con ácido. En su mayoría los agresores se encuentran en estado de ebriedad y al momento de agredir, generalmente lo hacen en presencia de las niñas y  niños que habitan el mismo hogar.

Mal trato infantil

Del total de los casos registrados en La Mixteca encontramos que más del 70% de las agresiones a las mujeres son de parte de sus hijos (17%), parejas (18%) y esposos (36%).

Además de que su repetición cotidiana expresa la discriminación hacia las mujeres y las niñas en el trato y las relaciones dentro de la familia, en la comunidad y en el conjunto de la sociedad.

Lo anterior demuestra que la sociedad mexicana aún tiene un largo camino por recorrer para erradicar las relaciones desiguales desde edades tempranas, sobre todo en el ámbito familiar.

De ahí la necesidad de que todas las personas asuman la importancia de construir y promover cotidianamente relaciones más justas e igualitarias entre niñas y niños, propiciar espacios para la discusión de los temas de género en ámbitos familiares, escolares y comunitarios, dejar de romantizar el hogar como un espacio seguro para todas las niñas y mujeres -sobre todo en estos días de contingencia-, dejar de normalizar el consumo de bebidas alcohólicas y las agresiones a las mujeres de parte de niños y adolescentes varones como mandatos de masculinidad, “(…) esa “formación” del hombre, que lo conduce a una estructura de la personalidad de tipo psicopático”.

También resulta necesario enseñar a niñas y niños a cuidarse desde edades tempranas. Decir No, Gritar, Correr, Contar y Confiar son cinco reglas básicas y comprensibles que podemos enseñarles para prevenir la violencia de género, para que puedan romper el silencio ante las agresiones y presiones de las que cotidianamente son víctimas, ya sea por parte de compañeros, hermanos, familiares, profesores, vecinos, conocidos y desconocidos; ya sea en su casa o en la escuela, en la calle, en las redes sociales, medios de comunicación o en la comunidad. Donde el papel de las personas adultas que les rodean es que les crean y que tomen acciones para erradicar la violencia en contextos familiares, escolares, institucionales y comunitarios, generar espacios para que las infancias expresen su sentir, pensar y experiencias y sean participantes en la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y no sexista, vinculando acciones que promuevan, apoyen y difundan los derechos y manifestaciones culturales de los pueblos indígenas.

Es importante mencionar que la realidad que viven las mujeres oaxaqueñas  es reflejo de la  inexistencia de una política pública integral, acciones que deberían realizarse para brindar seguridad, justicia y prevenir la violencia patriarcal en todas sus expresiones y tipos.

Tampoco se han realizado las destituciones y sanciones penales a quiénes por negligencia y/u omisión como funcionarias y funcionarios no han cumplido con su obligación de garantizar el acceso a la justicia y que a lo largo del tiempo se han vuelto cómplices de la violencia feminicida en Oaxaca, dejando en evidencia la falta de voluntad política de la entidad judicial.

[1]    Rita Segato llama pedagogías de la crueldad “a todos los actos y prácticas que enseñan, habitúan y programan a los sujetos a transmutar lo vivo y su vitalidad en cosas. En ese sentido, estas pedagogías enseñan algo que va mucho más allá del matar, enseñan a matar de una muerte desritualizada, de una muerte que deja apenas residuos en el lugar del difunto”.

Disponible en:  https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/9517d5d3-4f92-4790-ad46-81064bf00a62/pedagogias-de-la-crueldad

[2]    Ídem

[3]    INPI. Programa Nacional de los Pueblos Indígenas 2018-2024. México, pág. 43.

[1]    CNDH. Análisis Situacional de los Derechos Humanos de Niñas, Niños y Adolescentes. Disponible en: http://informe.cndh.org.mx/menu.aspx?id=50071

[2]   Sobre el derecho de participación, el 24.8% de niñas y niños de entre 9 y 11 años manifestaron que su opinión nunca se toma en cuenta en la comunidad. Respecto a la violencia en el hogar, el 14.4% de niñas y niños refirió que alguna vez le hicieron sentir miedo; al 13.2% los insultaron o se burlaron de ellos y ellas, un 11.3% se ha sentido menos o ha sido ignorado, al 10.5% lo jalonearon, empujaron o pegaron, un 10.1 % sufrió amenazas de ser golpeado o golpeada, y al 9.2% le han hecho sentir avergonzada o avergonzado. Ídem.

[3]   Datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) destacan que 4 niñas, niños y adolescentes desaparecen diariamente en nuestro país; que existen más de 6 mil casos vigentes correspondientes a personas menores de 17 años y que son niñas quienes representan el 58% a nivel nacional.

[4]   CNDH. Niñas, niños y adolescentes, víctimas del crimen organizado en México. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/documento/estudio-ninas-ninos-y-adolescentes-victimas-del-crimen-organizado-en-mexico.

[5] SEGOB. México, primer lugar en abuso sexual infantil. Disponible en: http://comunicacion.senado.gob.mx/index.php/informacion/boletines/45796-mexico-primer-lugar-en-abuso-sexual-infantil.html

[6]    Dsiponible en: https://lasillarota.com/nacion/feminicidios-y-desapariciones-asolan-a-las-ninas-ninos-y-adolescentes-del-pais-informe-amlo-violencia-ninos-ninas/350012

[7]   El Panorama Estadístico de la Violencia contra Niñas, Niños y Adolescentes en México, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) publicado en 2015, evidencia que a nivel nacional el 20% de las adolescentes entre 15 y 17 años experimentó alguna forma de violencia en el ámbito familiar . (…) Asimismo, la proporción de mujeres adolescentes que sufrió violencia sexual en su ámbito familiar fue de 1.8%.

[8]    CACHO, L. Ellos hablan. Disponible en: https://www.megustaleer.mx/libros/elloshablan/MMX-009154/fragmento

 

*Comunicación Consorcio Oaxaca