“Mátalos en caliente”: Porfirio Díaz


Dictador Porfirio Díaz
José Antonio Hernández Fraguas

¿Las policías en México son protectores de la sociedad? ¿asesinos de niños inocentes? ¿criminales con licencia para matar? ¿muchos de los integrantes de los cuerpos policiacos están preparados para respetar los protocolos y con ello detener a presuntos sospechosos?

Estas son tres de muchas preguntas que se hacen, no solamente en Oaxaca, sino en Jalisco, en Baja California, en el Estado de México, en Colima y en muchas otra entidades donde se registran los mismos problemas, pero que son acallados por razones inexplicables.

El problema es que el sistema que se practica o se impone en los diferentes cuerpos policiacos, es tal, que lejos de contar con policías profesionales, la sociedad mexicana padece, obvio no en su mayoría, vigilantes de la ley que, paradójicamente, se sirven del cargo, de la placa y las armas largas o cortas para hacer de las suyas.

El caso del niño de 16 años, Alexander Gómez Martínez, muerto a manos de criminales uniformados y a bordo de un vehículo oficial policiaco, no es el primero y gracias al gran monstruo de la impunidad, no será el último.

La corrupción en estos cuerpos de (in)seguridad, provoca que un policía mal preparado y mejor armado se sienta seguro que al jalar un gatillo o manejar un tolete contra quien sea, no tendrá consecuencia alguna, pues la cadena de mando de estas policías preventivas lo protegerá siendo omisa al dejar que huyan después de cometido el delito.

Este huevo de la serpiente no se incubó ayer, ni hace un año… El huevo de la serpiente se incubó hace décadas ¿una? ¿dos? ¿tres? ¿cuatro?… Hace varios decenios que empezaron las complicidades, las omisiones y, por qué no, hasta las comisiones para convertir a las policías preventivas en minas de oro a los ojos de los jefes policiacos.

Patrulla municipal de Acatlán de Pérez Figueroa

Citemos un caso del papel corrupto de los preventivos en Oaxaca-capital, cuando en el trienio de José Antonio Hernández Fraguas, su policía, hasta se desempeñaban como abogados, ministerios públicos, policías investigadores,  jueces y verdugos.

Un ejemplo de lo anterior, fue cuando estas policías municipales se prestaron, mediante la cantidad de diez mil pesos, a participar en el desalojo de una casa, a todas luces ilegal, simplemente, porque dos personas se quejaron de que unos extraños la habitaban, siendo que éstos habían rentado la propiedad.

Después de este hecho, el desalojo persiste y el proceso legal está en curso para que el dueño recupere su propiedad.

Estos son los policías quienes, en ocasiones, se convierten en asesinos y, en otras, son cómplices de vivales que andan a la búsqueda de robos disfrazados de hechos lícitos.

Retomamos las interrogantes del principio:

¿Las policías son protectores de la sociedad? ¿son asesinos de inocentes? ¿son criminales con licencia para matar? ¿se han convertido en cómplices de hampones que buscan propiedades «abandonadas» para ocuparlas»?

Funeral del niño Alexander Gómez

El caso de Alexander Gómez Martínez, responde una de las preguntas ¡son asesinos de niños inocentes!

De todo ello, en el caso específico de las policías municipales, no estaría mal investigar las cadenas de mando para tener conocimiento de quiénes dependen y qué tipo de órdenes reciben.

Hace 50 años, un policía municipal inspiraba respeto y mucha protección… En el presente, es aterrador encontrarse a cualquier hora a ciertos «representantes» de la ley con uniforme.

Actualmente, el pecado de matar al prójimo en Vicente Camalote, agencia municipal de Acatlán de Pérez Figueroa, lo están pagando todas las policías municipales de la Cuenca del Papalopam.

Hoy recordamos al dictador Porfirio Díaz, cuando dijo: «mátalos en caliente».

No dudamos que ante este hecho criminal, la justicia llegará.