Los Fieles Difuntos y el culto a la muerte… antes fue el culto a la vida sin tenerlo consciente


Coloridas ceremonias

En su momento, no antes, no después, volveremos a los temas de la política, porque de esta práxis se habla todo el año y más en tiempo de procesos electorales.

Conviviendo en los cementerios

Hoy, para estar a todo de los festejos de Los Fieles Difuntos, hacemos referencia al culto a la muerte, no al culto a la personalidad como se acostumbra en política. No, esta vez, la muerte es la protagonista, la que desarrolla el papel especial en estos días, aunque cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, cada semana y cada mes de todos los años La Catrina nos acompañe y nos encuentre en el momento más feliz o desafortunado de todas y cada uno de los miembros de la humanidad.

Para tanatos (como la conocían los griegos), no hay excepciones, no hay diferencias por las clases sociales… Para tanatos, en el mundo viviente hay perversos, hay corruptos, los hay honrados, los hay indecentes, pero también los observa honorables, honestos, con moralidad, con buenas costumbres y con nobles corazones, todo este universo convive día tras día en el mundo de los seres racionales vivos, así como también hay un planeta para los que se quieren pasar de vivos y venden su alma, su moralidad por la riqueza terrena, pero que pierden su alma.

Catrinas de todos tamaños y materiales

“La indiferencia del mexicano ante la muerte, se nutre de su indiferencia ante la vida”, dijo alguna vez Octavio Paz al referirse a esa relación especial que tenemos ante el fin inminente al que estamos desde que nacemos. Todos hablan de la muerte, sentimos morbo y curiosidad para conocer a tanatos cuando atestiguamos un accidente fatal, queremos verla de cerca ¿para retarla? ¿Para asustarla? ¿Para decirle que todavía nos falta mucho camino para llegar a esa puerta de salida a la cual todos nos dirigimos? ¿Por qué nos acercamos a ella cuando vemos un cuerpo inerte, sin vida, sin respiración, sin latidos, sin pulso?.

Por lo anterior, el mismo Octavio Paz, advirtió en una de sus obras:

“Para el habitante de Nueva York, París o Londres, la muerte es la palabra que jamás se pronuncia… El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia. Duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente”.

En la mayor parte del territorio nacional, el 2 de noviembre, familiares del difunto se congregan en los cementerios, lugar al que llegan con alimentos para compartir el pan y la sal con los que ya se fueron, pero que, sin embargo, aquí están… La pregunta es innata a este tipo de relación vida-muerte… muerte-vida… Estas familias cuando sus integrantes no faltaban y todos gozaban de cabal salud, tendían buena relación, eran grupos funcionales, no conocían la disfuncionalidad, la violencia familiar eran la gran ausente… La violencia de género, no se presentaba, la violencia sicológica no existía… En las familias acomodadas o en las de pocos o mínimos recursos la felicidad era plena, no existían intereses creados, porque el celebrar, el festejar a la muerte podría interpretarse que la vida o todo en la vida era mejor con los ya ausentes.

Octavio Paz, dejó una gran herencia acerca del culto a la muerte y ¿el culto a la vida?… veamos:

“La muerte mexicana es el espejo de la vida de los mexicanos. Ante ambas, el mexicano se cierra, las ignora”.

No faltan las ofrendas

…Y así, la vida transcurre hacia la inminente muerte… Que nadie se preocupe, porque ninguno saldrá vivo de este mundo… Lo mejor es ocuparse y ponerse a trabajar para darle sentido a su vida, porque ésta no gira en el aspecto material y es en este caso donde se desprende un elemento que se ha convertido  quasi “normal” para “distinguirse” o brillar en la sociedad: la codicia, uno de los siete pecados capitales, la cual estriba en que cualquier ser viviente no tiene llenadera en cuanto a dinero se refiere.

La soberbia, otro de los siete pecados capitales, es parte de lo mayor parte de la humanidad, de ahí que el mundo refleje inestabilidad, violencia y todo tipo de males que parte de personas que se sienten y se creen indispensables para todo y, de paso, están ciertos que son más inteligentes que los que tienen enfrente en su labor diaria.

La envidia y la lujuria, completan cuatro de los siete pecados capitales, muchas de estas personas nunca aceptan vivir con ello o en ello, pero es parte de su intimidad y de su identidad, todos ellos se pueden encontrar en el mar eterno (la política) en que “triunfan” o llegan al “éxito”.

Pero ¿qué es el “éxito” y que es el “triunfo” en la vida?

Acumular riqueza desmedida, contar con un poder ilimitado, ¿tener ambos bajo su control?

Para concluir, recordemos a Carlos Fuentes al referirse a la muerte:

“Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a lo que amamos”.

El escritor Fuentes, ante el tema de tanatos, subraya:

“La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es”.