Las clases sociales


Clases sociales según la Profeco

En todas las épocas de la humanidad se han realizado intentos al respecto.

Primeras y recientes civilizaciones hacen sus pirámides de clases sociales.

El acceso a una clase social diferente supone también cambio de mentalidad.

Opereta, origen y gloria de ese género musical reconocido en todo el mundo.

Reportajes Metropolitanos

Carlos Ravelo Galindo, afirma

-Primera parte-

Fernando Calderón Ramírez de Aguilar nos habla de las clases sociales. Vaya, de su concepto. Es necesario, nos dice, atisbar en
la historia de la humanidad. En ella se encuentra una enorme cantidad de intentos sobre cómo definir e identificarla. Unos han
sido enormemente valiosos y otros no han tenido la posibilidad de lograrlo ya que les ha faltado la médula del asunto para lograrlo.
Corresponde en la realidad a dos disciplinas fundamentalmente el poder lograrlo, mismas que son, desde mi punto de vista la
sociología y la economía. Pero en medio de ellas la sicología colectiva entremete el concepto de conciencia de clase. Sin lugar a dudas, esto pasara a ser terreno de las neurociencias las cuales ya se ocupan de ello.

En general se entiende por conciencia de clase el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno, incluidas la recepción normal de los estímulos del interior y el exterior
y su respuesta por parte de un organismo. Sin embargo, esta definición está en debate a causa de la cibernética cuando se trata de introducir en las computadoras el concepto de inteligencia artificial y se quiere crear una conciencia dentro de ellas, lo cual hasta este momento se considera algo imposible.

Implícitamente, la estructuración intensa de las clases sociales comprende la conciencia de clase, las obras culturales (derecho, moral, arte, conocimientos, lenguaje, y educación) propias de una clase que son colocadas en correlaciones funcionales con esta, y la ideología de clase. Por falta en su momento de análisis sicológico, en la teoría marxista queda lamentablemente poco claro el concepto de conciencia de clase; se piensa que hubo confusión entre las obras culturales y la ideología y, además, por haber en este último término una multiplicidad de sentidos.

Sólo cuando se reconoce la posibilidad de hablar de conciencias colectivas se puede dar un sentido preciso al término conciencia
de clase despojándolo al mismo tiempo de todo halo misterioso. La conciencia colectiva es una interpretación parcial de las
conciencias individuales, interpretación que admite una escala de grados. No se pueden identificar ni separar las conciencias individuales y las conciencias colectivas ya que ellas participan, las unas en las otras.
INDIVIDUALES O COLECTIVAS

Todas las conciencias, tanto las individuales como las colectivas, aparentemente son, en grados diversos, abiertas e intencionales, pero en el fondo, sólo son direcciones diferentes en la misma corriente síquica en el fenómeno síquico total: Dirección hacia el Nosotros, el grupo y la sociedad global para las conciencias colectivas.

Dirección hacia el Yo para las conciencias individuales. Y dirección hacia el Otro y las relaciones con otro para las conciencias llamadas interpersonales. Pero estos tres polos se hallan siempre presentes. Su tensión y enlace constituyen uno de los aspectos esenciales de toda vida psíquica y especialmente de toda conciencia.

Las conciencias colectivas poseen cierta primacía sobre las conciencias interpersonales, pues sirven de base para la comunicación entre las conciencias. De igual modo, es evidente que la conciencia colectiva al ser un aspecto del fenómeno psíquico total se puede reducir a los instintos, a los estados afectivos, a las necesidades y a las representaciones colectivas. Desafortunadamente existen múltiples conciencias colectivas
ya que en el interior de cada grupo hay una multiplicidad de conciencias colectivas como Nosotros diferenciados.

Sin embargo, cuando un grupo está en un proceso de estructuración, la conciencia del grupo procura predominar sobre las conciencias colectivas que surgen de los elementos micro sociológicos que luchan en su seno. Igualmente, en las estructuras globales, la conciencia colectiva de la nación tiene
normalmente a prevalecer sobre la multiplicidad de conciencias colectivas que tienen como foco los Nosotros por una parte y, por
la otra, los agrupamientos. Pero hay conciencias colectivas que suscitan grandes dificultades.

Son precisamente las conciencias de las clases sociales. La conciencia de clase que es una conciencia colectiva particularmente intensa, se revela al mismo tiempo más
dominadora que otra con respecto a las conciencias colectivas de los agrupamientos y de los Nosotros que se encuentran integrados en la clase. Esto se puede comprobar fácilmente por el hecho de que la conciencia de la nación se muestra mucho más tolerante que la conciencia de clase. Esta última penetra con
fuerza todas las conciencias colectivas de los agrupamientos y de los Nosotros comprendidos en su seno, mientras que, a menudo,
la conciencia de la nación no logra del todo, o lo logra sólo en débil medida, penetrar las conciencias de las clases que están
integradas en ella. Falta uno.

Estructura social en el Imperio Azteca
Estructura social en el Imperio Azteca

CLASES SOCIALES

-Segunda Parte-

Insiste don Fernando Calderón Ramírez de Aguilar en que desde que la conciencia de clase deja de dominar la conciencia colectiva
de los agrupamientos comprendidos en su seno, estos se encuentran colocados fuera de la clase correspondiente.

Pasan a formar una clase nueva. La conciencia de clase o, si se prefiere, la mentalidad colectiva de una clase, constituye así una base esencial de su unidad. No cesa de ser amenazada por las diferencias de las situaciones económicas propias de sus diversas capas o estratos por su movilidad social.

O por la multitud de agrupamientos de diversos géneros que están encuadrados en una clase social determinada. Sólo dándose
cuenta del hecho de que toda clase social es un macrocosmos de agrupamientos, se puede comprender la importancia de la conciencia de clase por una parte.

Y, por otra, las obras culturales y la ideología de clase que logran mantener su cohesión. Las clases sociales se encuentran en oposición con los agrupamientos reducidos o restringidos y con los agrupamientos de envergadura mediana. Este carácter se liga
por un lado con el hecho de que estos constituyen agrupamientos a distancia.

Y, por otro, con su formación limitada a los tipos de sociedades industrializadas que poseen una técnica suficiente de producción,
de comunicación y de difusión. Igualmente, las clases sociales se caracterizan por el hecho de que constituyen grupos permanentes, es decir, que pertenecen a la categoría de los agrupamientos más estables desde su punto de vista de su duración y cuya disolución está prevista bajo ciertas condiciones
sumamente complicadas.

La libertad de acceso a una clase social es relativa, ya que supone un cambio de mentalidad, de género y de nivel de vida lo cual
no siempre se adquiere fácilmente. Cuando se trata de acceso a clases superiores, se deben poseer igualmente los medios económicos que permitan alcanzar su situación social. Las clases sociales ascendentes transitan por un camino difícil, en el que lo importante son los iguales con los iguales. Esto se aprecia en los matrimonios y sociedades entre desiguales en los que predomina siempre el más poderoso.

Como definición ya de las clases sociales podemos adoptar la siguiente:“Las clases sociales son agrupamientos particulares de muy vasta envergadura que representan macrocosmos de agrupamientos subalternos. Mundo cuya unidad está fundada
en su supra funcionalidad. En su resistencia a la penetración por la sociedad global.

Su incompatibilidad radical entre sí, su estructuración intensa que implica una conciencia colectiva predominante y obras culturales
específicas. Estos agrupamientos, que sólo aparecen en las sociedades globales industrializadas. En las que los modelos técnico-tecnológicos y las funciones económicas están particularmente acentuados. Tienen, además, los siguientes rasgos: son agrupamientos de hecho, abiertos, a distancia de división, permanentes, que permanecen desorganizados y sólo poseen la coacción condicional”.

Las clases sociales favorecen mucho más a los Nosotros que a las relaciones con Otro (individuales y de intergrupo), con las masas
y las comuniones en detrimento de la comunidad. Algunos autores piensan si ser ía posible argüir si la importancia de la conciencia de clase, las obras culturales y la ideología manifiestan en la constitución y el funcionamiento mismo de las clases. No efecto de un juego de compensación llamado a suplir la extinción de la comunidad, ya que todos los agrupamientos forman una jerarquía generalmente de afinidad económica, prestigio, poder y buen nombre y la gloria de los agrupamientos dentro de una clase. Estos criterios pueden hacerse completamente independientes de la estratificación económica, por ejemplo, los sindicatos, los partidos políticos y obreros, en general para la clase proletaria, al igual que para la clase burguesa.

La sociología sola no puede profetizar. La sociología sólo puede ayudar a evitar todo dogmatismo, esforzándose, a la vez, en tornar flexibles y claros sus conceptos para hacerlos capaces de seguir de cerca las movientes sinuosidades de lo real. Inverosímil, pero cierto.
LA OPERETA

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Hace cuarenta y un años, cuando José López Portillo, Presidente de México, reanudó relaciones diplomáticas con la monarquía
española, se tomó la fotografía. Allí, como reportero de Excélsior, entrevistamos al Rey Juan Carlos en el Palacio Real, ante el asombro de sus acompañantes. Algo insólito, me dijeron entonces. Se publicó en primera página. El 12 de octubre de 1977. De México era canciller don Santiago Roel. Y don Manuel
Bartlet, su asesor. Ambos, en Paris, Francia, en el hotel George V, concretaron la relación diplomática con el nuevo monarca español, de la dinastía del conde de Barcelona.

Padre del Rey Juan Carlos, que hace poco abdicó en favor de su hijo Felipe, actual monarca. Se dio por terminada la relación oficial, no sentimental, con la España Republicana, con quien nos vincula una fraternidad invaluable, en ambos lados. Por cierto nos preguntan si asistimos a la presentación del embajador Gustavo Díaz Ordaz, meses antes.

No. El 5 de abril de 1977, publicamos a ocho columnas, su nombramiento como representante de México en España. Con su
carácter, su carrera como diplomático fue breve. Diríamos, como testigos. “Debut, beneficio y despedida”. Así de rápida.

Pronto nos avocaremos a darlo a conocer.

Y luego de este breviario, ego, cultural, pasemos a otra opereta. Un enamorado de la música es nuestro amigo Fernando Calderón Ramírez de Aguilar. Y sus conocimientos los compartimos Su bello nombre, Opereta, se deriva del  italiano operetta, “pequeña ópera”. En el siglo XVIII significaba ópera breve, pero en la
actualidad se denomina así a las obras de teatro en que las canciones, el dialogo hablado y la música, ligera y atractiva, se entrelazan en torno al argumento que puede variar desde la comedia popular hasta un sentimentalismo de tono elevado. Las canciones de melodía pegadiza, las escenas de baile y finales de gran lucimiento son características de la opereta.

Esta forma teatral tuvo su origen en la ópera bufa italiana y en la ópera cómica francesa, en el vaudeville y en el singspiel alemán. Se han establecido distinciones entre la opereta vienesa y la comedia musical. Dentro de la opereta francesa el primer compositor que alcanzó el favor del público en 1848 en París con sus cuidadas musiquetes en un acto, fue Florimod Hervé. Pero el verdadero precursor de la forma fue Jacques Offenbach, cuyos alegres ritmos y brillantes galops y cancanes trajeron a la opereta una frescura natural, salpimentada frecuentemente por un
delicioso sentido de lo jocoso y lo ridículo.

Jacques Offenbach
Jacques Offenbach

PARODIAS SOBRE LA PEQUEÑA BURGUESÍA

Con un brillante colorido orquestal que subraya astutamente cada matiz del dialogo, Offenbach creó parodias chispeantes, mordaces
e irónicas de la pequeña burguesía (petit bourgeois). Charles Lecocq fue otra figura significativa en la opereta francesa. Sus
obras, interesantes rítmicamente, denotan una gran destreza técnica, pero carecen del ingenio musical de las de Offenbach. La opereta vienesa nace gracias a que la primitiva opereta francesa se apoderó de Viena en 1850, época en que Lanner y Strauss habían convertido al vals en el baile de moda.

Por eso era natural que las obras vienesas de este género fueran típicas operetas bailables. La primera combinación del ingenio
de la opereta francesa y el atractivo popular de la farsa vienesa se encuentra en la obra La bella Galatea del afamado autor Franz
von Suppé en la que se revela claramente la influencia de Offenbach. El verdadero creador de la opereta vienesa fue Johann Strauss el joven, (recordemos que hay dos Johann Strauss: padre e hijo). Sus valses elegantes y acompasados y sus melodías cálidas y tentadoras nos hacen revivir los días del Congreso de Viena, con sus lujosísimos saraos y su despreocupada manera de gozar la vida.

Strauss estrena El murciélago en 1874.

Von Suppé Boccaccio. El príncipe de Palermo en 1879. Strauss El barón gitano Leo Fall La princesa del dólar en 1907, e Imre Kálmán Koppstein La condesa Maritza en 1924. Operetas de un romanticismo y una belleza insuperables interpretadas por extraordinarios cantantes de la época.

En 1905 y toda esa época, las clases pudientes, sobre todo de Alemania, Viena y en conjunto del Imperio Austro húngaro antes
de que viniera la Primera Guerra Mundial, habían convertido sus lugares de vida en una fiesta continua. En 1870 nace Franz Lehár,
quien sería de los más famosos en el terreno de la opereta. En 1905 da a la luz la estupenda opereta titulada La viuda alegre y así introduce la opereta vienesa en un segundo periodo de esplendor.

Las características del nuevo tipo de opereta eran un estilo más naturalista, un aire más sentimental y brillantes números a solo escritos especialmente para los astros de la época como el elegante tenor austriaco Richard Tauber, casi un intérprete rey en esa época de los años veinte y treinta. La opereta alemana moderna es iniciada por Paul Linke y Eduard
Künneke, quienes intentan reverdecer la opereta histórica de la época y el singspiel. Cuando a partir de 1920 los ritmos modernos de baile empezaron a rivalizar con la popularidad del vals, algunos compositores como Ralph Benatzky, PaulAbraham y RobertStoltz empezaron a poner en práctica una combinación de
este nuevo estilo con elementos de la última época del romanticismo.

Sus operetas apenas eran otra cosa que un popurrí de canciones famosas y melodías de baile, pero alcanzaron gran popularidad
por su sencillez y atractivo. Entre ellas tenemos Victoria y el Abraham (1931) y Violetas silvestres de Stoltz (1932). La península española no se queda atrás y lanza un género lirico semejante, la zarzuela, y brilla en Europa con La Verbena de la paloma, Gigantes y cabezudos, Molinos de viento, etcétera. La
opereta inglesa tuvo su época de fama en el siglo XIX sobre todo con Sir Arthur Sullivan, quien inmortalizo una por nombre La geisha.

Otros autores importantes fueron Sir Edward German y Vivian Ellis quien fue el más prolífico compositor en este campo. La comedia musical en Estados Unidos de América usa elementos del jazz y de la música popular. Al trasladar todo el sentimentalismo de la opereta europea a personajes de la vida cotidiana,
los estadounidenses encontraron una nueva fuente de inspiración para el género.

Sus comedias musicales triunfan en el mundo entero, tanto en la escena como en la pantalla.

Como ejemplos tenemos La canción del desierto lanzada en 1926 y escrita por Sigmund Romberg e interpretada magistralmente
por Mario Lanza.

El extraordinario dúo de Nelson Eddy y Jeannette McDonald en Rose Marie. La fantástica Show Boat, un drama de las tierras
del sur, la esclavitud negra y los barcos de paleta que bogaban por el río Mississippi, escrita por Jerome Kern y llevada a la pantalla en varias ocasiones. La última, Magnolia, con Katherin Grayson,Ava Gardner, Howard Keel y Paul Robertson.

Kiss me Kate de Cole Porter. La popular Porgy and Bess de George Gershwin.

Oklahoma, de Richard Rodgers. Y West Side Story, de Arthur Laurents y Leonard Bernstein, La opereta ha sido tan popular,
agradable al público y bien aceptada que en el siglo pasado en las termas de Caracalla se realizó un concierto con los tres tenores.
Ahí se cantaron múltiples fragmentos de ella, lo que despertó un gran gusto en el público. Ulteriormente, en el festival de Berlín,
el gran tenor Placido Domingo, junto con Anna Netrebko y Rolando Villazón interpretaron una multitud de operetas (el disco correspondiente se vendió en México bajo el título Tributo a la opereta y a la fecha no es posible encontrarlo). Posteriormente ha salido un nuevo intérprete, Priort Beczala, que interpreta las canciones de las operetas de Richard Tauber. En fin, la opereta es un género musical para disfrutar sin límites y hacer más agradable la vida en los momentos de intenso trabajo o de ocio en la senectud.

 

LOS AMIGOS

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Lo acabamos de leer y nos parece justo, con añadidos propios, compartirlo. Sería respuesta a una inquietud de nuestro colega José Antonio Aspiros. Sobre nuestros valores: Los amigos son tesoros que la vida nos regala y que debemos cuidar. Ellas y ellos.

O Ellos y ellas. Muchos nos acompañan tan sólo durante un trayecto y luego se van. Otros forman parte de algunos de nuestros mejores recuerdos y los demás se quedan en nuestras
vidas para siempre. Este es un pequeño homenaje para los que están y para los que ya se fueron. ‘’Los amigos son como las estrellas, no siempre las ves pero sabes que están ahí’.

Los hay inmortales, en la distancia, Que se extrañan, que se lloran, y en los que piensa.

Amigos que se abrazan. Amigos hombres, Amigas mujeres. Hay quienes deliran, otros también que escriben o son poetas. Los que
dicen todo. Amigos que hacen falta. Amigos nuevos, viejos y viejos amigos. Los hay sin edad. Gordos, flacos.

Los que no nos llaman, y a los que tampoco nosotros llamamos, pero con el mismo cariño. Hay amigos que dejamos ir, otros que
no pueden venir. Amigos que están lejos, amigos del barrio. Hay amigos incondicionales.

Hay también amigos invisibles, Amigos sin lugar, amigos de la calle. Como amigos que valen, que pesan, amigos que son. Amigos míos, amigos tuyos, amigos nuestros.

Hay amigos eternos, amigos que son de piel y otros que son de hierro.

Hay muchos amigos: Amigos en común, amigos del teatro, de la música, de la literatura amigos de la verdad. Hay amigos que están tristes, otros que están alegres, otros que simplemente están. Hay amigos del tiempo, de la escuela, del trabajo, de la facultad. Amigos de los que se aprende. Otros que se eligen,
y amigos que se adoptan. Y aprenden de nosotros. Hay amigos del alma, del corazón, de la sangre.

Hay amigos para toda la vida. Amigos que son más que amigos. Que son hermanos, otros que son padres. También hay amigos
que son hijos. Los que están en las buenas, otros que están en las malas y los que están siempre. Los que se ven, que se escriben.

Pero, debemos precisar como algo personal del que escribe: Todos, absolutamente todos los amigos tienen algo en común: son indispensables. Imprescindibles.

Sobre todo tu, amiga, amigo, que me lees con frecuencia. Y nos hablamos diario.
craveloygalindo@gmail.com

Escena de la operetta El Murcielago
Escena de la operetta El Murcielago