Adrián Trejo
¿Cuánto vale un chiquito?
O sea, un partido satélite, de la chiquillada pues.
Denme su opinión.
Porque a partir de las elecciones en Coahuila y el estado de México, sobre todo en este último, el precio de los chiquitos se encareció exponencialmente.
De acuerdo con estudios serios, si el PRI hubiera competido solo en el Estado de México, hubiera perdido escandalosamente aunque Morena hubiera ido solo.
Los votos que le sumaron el Verde Ecologista, Nueva Alianza y el Partido Encuentro Social, fueron suficientes para hacer la diferencia.
Se calcula que por cada uno de los tres chiquipartidos otorgaron al PRI entre el 2 y el 3% de la votación total obtenida.
Si el PRI no hubiera firmado esta sociedad convenienciera, habría obtenidos entre 10 y 12 menos votos que Morena, lo que hubiera sido una catástrofe.
Los chiquitos lo saben, lo saben, y ya se preparan para ponerle precio a las franquicias de cara a la elección presidencial del 2018.
Se da por descontado que el Verde, una auténtica rémora del tricolor, no presentará candidato presidencial porque, como indica la tradición, se sumarán al que elija el PRI.
Perooo a cambio van a pedir más senadurías de las que actualmente usufructúan, más posiciones en la Cámara de Diputados y que en Chiapas lleven mano para imponer al candidato a gobernador.
Así como han hecho de Quintana Roo su lote para la negociación política, ahora quieren hacerlo con Chiapas.
Nomás falta que se los escrituren.
Nueva Alianza está en este momento debatiendo internamente si se va con candidato propio o se suma al PRI…o al PAN, ya que este partido creado por Elba Esther Gordillo no tiene contrato de exclusividad con el PRI, como si lo tiene el Verde.
El candidato de Nueva Alianza sería el ínclito Gabriel Quadri y su combi -¿se han subido a una combi?-, aunque…suspenso…el ambientalista podría competir por la dirigencia nacional de Nueva Alianza si es que Luis Castro Obregón decide dejarla y convertirse en senador.
La negociación con el llamado Panal si que estará cara porque además este partido conserva las redes de operadores políticos que alguna vez sirvieron a Gordillo y el PRI, lo cual hace que reciba propuestas indecorosas del PAN y hasta del PRD.
Pero no ha dado su piernita a torcer.
El partido que es una incógnita es Encuentro Social, el del pescadito.
No tiene figuras de talla nacional que pudieran despuntar para candidato presidencial; sus cuadros son más bien locales pero ha sido el único partido, además de Morena, que registra un crecimiento paulatino pero constante en las preferencias electorales.
De su plataforma política poco hay que rescatar, salvo la iniciativa para acabar con el fuero constitucional de todos los políticos, incluido el Presidente de la República, que no ha prosperado por la oposición del PRI.
Pero esa iniciativa les ha generado grandes simpatías en un importante sector de la sociedad.
¿Qué hará el pescadito? ¿Esperará a ver si le crece algún enano o de plano se pegará como sanguijuela a algún partido grandote?
Si opta por lo último, también se va a dejar pedir las joyas de la corona, pues dos o tres puntitos porcentuales que le aporten a su eventual socio político podrían hacer la diferencia.
Y del luego sigue el PT –si está desayunando aguántese las náuseas-, que vendió su amor luego, luego a Andrés Manuel López Obrador.
Morena y el PT se convierten de hecho en la primera coalición para el 2018, aunque falta tiempo para que se registre oficialmente.
El PT, que fue una creación del PRI de los ochentas, hubiera desaparecido en el 2015 si su creador no lo hubiera favorecido con unos votos en una elección dudosa en Aguascalientes.
Traicionó a su salvador cual Judas electoral y ahora se fue con la Morena de AMLO para tratar de garantizar el 3% de la votación requerida para mantener su registro, para seguir mamando de la ubre presupuestal, pues.
Como pueden ver, los chiquitos pasarán a encarecer las elecciones más allá del precio del dólar, el euro o la libre esterlina.
Porque ahora si, como dicen en el pueblo, ya saben lo que tienen.
Y lo que cuestan.
ENRIQUE DE LA MADRID Y SUS ASPIRACIONES
Enrique de la Madrid Cordero, actual secretario de Turismo, comenzó a moverse como un “candidato emergente’’ del PRI para la elección presidencial del año próximo.
Si bien es cierto que los resultados en materia turística son de los mejores en la economía nacional, también es cierto que le han servido de plataforma para aspirar a ganar la candidatura y luego la grande.
En algunos sondeos no figura aún el nombre de De la Madrid, porque aparentemente se ha subido demasiado tarde al carro de la revolución institucionalizada.
Sin embargo eso no importa o no debería importar tanto.
La candidatura ganadora de Felipe Calderón se “inventó’’ en 90 días, cuando nadie o muy pocos apostaban por el michoacano. Y ya ven.
Los positivos del Secretario de Turismo son más altos que los negativos; de hecho, pese a su origen, se ha mantenido al margen de escándalos propios de su ambiente.
Quizá ahora que levantó la mano en serio ocurrirá, como ya ha pasado, que de forma mágica le aparezcan los “negritos en el arroz’’ para desmotivarlo.
Puede, pero el PRI también corre el riesgo de enterrar quizá al único liderazgo emergente que tiene de buen nivel.
Como dice José Feliciano, ya veremos.
LA FIFA, CASI UNA MAFIA
La FIFA, esa organización cuasi mafiosa que es más poderosa que la ONU, facultó a sus árbitros para que en juegos internacionales puedan suspender el partido si escuchan gritos homofóbicos o racistas.
La medida va dirigida a unos pocos países, entre ellos el nuestro, famoso por su grito de “ehhhhhhhhhh putoooooo’’ cuando despeja el portero rival.
A esta campaña anti grito se han sumado varios personajes que antes se reían y hasta compartían el ingenio del mexicano y ahora lo califican como naco e irrespetuoso.
Están cuidando el negocio, desde luego.
Pero para el ingenio del mexicano, no bastan esas campañas ni que en los estadios pongan gritos de México o estúpidas frases como “eres lo que gritas’’ para acallar ese parte del juego que ya se volvió tradición.
En México, puto ya dejó de ser homofóbico, aunque muchas ONG’s pro derechos homosexuales aseguren que si.
Yo les pregunto sobrinas y sobrinos, ¿cuántas veces al día utilizan esa palabra sin darle otro peso que al “cabrón’’ o “güey’’?
Los mexicanos hablamos el cabroñol, como diría Sabina Berman, esa mezcla del castellano con nuestras aportaciones del vulgo.
Ya se verá si la amenaza es seria y si nuestros paisanos que andan en Rusia obedecen a la voz del amo o a su yo interior.
Por lo pronto nos leemos la semana próxima.
“Eeeeeeeehhhh….’’’