La Tía Justa: El PRD, como mazapán


Adrián Trejo 

¡Paren de sufrir! Ya volví.

Si no nos leímos la semana pasada, se debió a que los “duendes de la redacción’’ nos jugaron una mala pasada.

Nos quieren dividir sobrinos.

Pero no pasarán. Ni construyendo muros virtuales, ni zanjas profundas –ustedes me echarían un lazo, supongo-, ni las amenazas de un teporingo maldito.

Bueno, el caso es que estamos de nuevo aquí para comentarles, sobrinos y sobrinas, los hechos más transcendentes de lo que nos queda del país y el resto del mundo.

Comencemos por el caso del PRD.

Como ustedes saben –y si no, pónganse a ler, baquetones-, el PRD surgió de una escisión del PRI en 1987, cuando Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, encabezaron una rebelión interna  de cara al proceso de dedazo, perdón, de selección del candidato a la Presidencia en 1988.

El movimiento fue ganando adeptos, el 99% priistas que ya no agarraron hueso y algunos militantes de izquierda que venían del Partido Comunista y otros de similar ideología.

Se constituyó así el Frente Democrático Nacional que después obtuvo su registro como partido político, el PRD.

En 1997, cuando por primera vez se eligió al jefe de Gobierno del DF, el PRD logró una victoria impensable con Cárdenas a la cabeza. Tres años después ganaría la ciudad Andrés Manuel López Obrador y seis años más tarde, Marcelo Ebrard que heredó el cargo a Miguel Ángel Mancera, que por cierto ni perredista es.

El PRD llegó a ser la segunda fuerza política en el Congreso desplazando al PRI hasta el tercer lugar.

En el camino, salvo en el DF, en entidades como Michoacán, Sinaloa, Guerrero y desde luego Oaxaca, el PRD ha ganado gubernaturas llevando como socio a un impensable: el PAN.

Quizá este pragmatismo es lo que tiene hoy al PRD al borde de la desaparición.

La semana pasada Miguel Barbosa, el coordinador de los senadores del PRD, anunció públicamente su intención de apoyar la candidatura presidencial de López Obrador cuando meses atrás le había jurado amor eterno a Mancera.

Barbosa no es, sin embargo, el primer senador y líder perredista que ya no le ve futuro ni al partido ni a Mancera y por ello decidió abandonar el barco –aunque sigue gozando de las prebendas económicas que le brinda el cargo-.

El PRD se desmorona como mazapán, o como polvorón.

tia justa a. barrales

El liderazgo de Alejandra Barrales es absolutamente inútil para tratar de contener las disputas entre las tribus –bueno, por sus métodos ya parecen más pandillas de la Mara- a tal grado que teniendo todo para hacerse de una muy buena cantidad de votos en el estado de México, aprovechando el descredito del PRI, ni siquiera tienen candidato a gobernador.

La debacle está a la puerta.

Mancera, que ya dijo que será el candidato, no calienta ni un café; además, tendrá que lidiar con otros dos ilusos, Silvano Aureoles y Graco Ramírez, de Michoacán y Morelos, respectivamente, que en sus calenturas creen que pueden ser candidatos presidenciales.

Nomás échele un ojo a la situación de sus estados para ver si alguno con un centímetro de cerebro se anima a votar por ellos.

Como sea, no deja de ser una lástima que el PRD se encuentre como está.

Crean o no, sobrinos, en sus postulados, al PRD se le debe reconocer el mérito de haber abierto la puerta de la democratización en la política mexicana, que hasta la aparición del Frente Democrático Nacional era una grosera y ofensiva simulación.

Las encuestas colocan al partido negro-amarillo en el cuarto lugar de las preferencias electorales –algunas incluso en el quinto, lo cual me da miedo-, muy por debajo de MORENA que, si no pasa algo extraordinario, a partir del 2018 será el principal –y acaso el único- partido de izquierda en el país.

El PRD está en riesgo inminente no solo de perder el tercer lugar histórico que en promedio tiene como fuerza política en el país, sino de perder la joya de su corona, que es la capital del país.

Sin la fuerza –y la la lana-, de la CDMX, el PRD se murió.

Vayamos pues, buscando un epitafio.

tia justa silvano

CAMBIOS EN EL PRI

 En donde hubo movimientos, es en el otro partidazo, el PRI.

No se habló, hasta el jueves pasado, de cambios en el Comité Nacional que dirige Enrique Ochoa Reza.

Se anunció que la ex canciller y ex secretaria de Turismo Claudia Ruiz Massieu sería designada sucesora de Zamora en Organización, quien se va a la CNOP y José Murat, presidirá la Fundación Colosio.

Hasta donde se sabe, Ruiz Massieu no ha tenido ningún cargo partidista de importancia pero todo indica que su inclusión en el Comité Nacional es una jugada a futuro.

Como no puede ser designada secretaria general, porque ese cargo como el de la presidencia del partido se dan por prelación cuando el titular deja el cargo por cualquier razón, tiene que empezar como secretaria de Organización.

La idea es que, seguramente pasada la elección en el estado de México, Ruiz Massieu sea designada por prelación secretaria general el lugar de Carolina Monroy.

Por eso, quienes esperaban los cambios en el Comité Nacional para escalar posiciones, al final no los hubo.

Y ya con esta me despido.

A mis sobrinos Roberto y Enrique, les manda saludos El Chimuelo Mendoza.

tia justa graco ramirez