La pandemia y sus efectos a largo plazo


Estrés, entre las cosas que trajo la pandemia

Vilma Ivette Rivera Abarca*

 

El impacto que tiene la pandemia del coronavirus  sobre la salud mental se está manifestando y es importante vigilar los efectos a largo plazo.

Según lo previsto, la Organización Mundial de la Salud, OMS, afirma que no sólo se centran las consecuencias en la transmisión del virus, el miedo al contagio o el impacto psicológico de los confinamientos, sino que también pone el foco en los estragos derivados del desempleo y las dificultades socioeconómicas.

Además, los efectos del aislamiento social y la pérdida de rutinas de convivencia afectan de manera directa las funciones cerebrales que llevamos a cabo de manera cotidiana, como la atención, memoria o las funciones ejecutivas, (actividades mentales complejas, necesarias para planear, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno, así para alcanzar las metas trazadas)

Expertos en neurología aseguran que la falta de interacciones sociales han influido en la desestabilización de pacientes ya afectados  con problemas de ansiedad y depresión. También se nota un incremento de síntomas asociados a estos problemas como dolores de cabeza, insomnio, cervicalgias (dolores en el cuello) por tensión muscular.

Además, se han producido alteraciones del sueño, así como un aumento de los trastornos obsesivos para la higiene o la hipocondría. Los expertos en salud mental reconocen que se observan síntomas y trastornos que estaban latentes, pero que ahora han aflorado.

La incertidumbre acerca del futuro es algo que afecta a quienes son más propensos a sufrir ansiedad. Es decir que el coronavirus es una situación agravante.

Todo esto ha dado lugar a una necesidad creciente de trabajar la conducta para afrontar situaciones desfavorables como las que estamos viviendo a nivel global. Se traducen en cambios en la manera de afrontar la realidad.

El sentido del humor es un recurso muy poderoso del ser humano para afrontar situaciones adversas pues genera cambios positivos en el organismo y la salud.

Al reírnos liberamos endorfinas que nos protegen del  estrés. Algunos estudios exponen que la risa no solo ayuda a mantener la salud, sino también a recuperarla, recurrir a este estado y buscar personas con un buen ánimo seguramente ayudará a combatir los efectos del impacto que está causando la actual pandemia.

El buen humor es parte de la personalidad y se asocia con la creatividad y la inteligencia, favorece la unión entre las personas dado que la alegría es una emoción que nos lleva a compartir un estado de ánimo positivo y la risa es una reacción que puede ser muy contagiosa.

Otros temores

Por eso el sentido del humor se basa en la capacidad para experimentar y estimular la risa, logrando un estado de ánimo placentero.

Los individuos  que no se caracterizan por esta actitud de alegría, es porque se les complica conectar con este proceso o función del pensamiento.

Cada persona encuentra el bienestar a su manera. Actividades como establecer una rutina para tener un sueño reparador y hacer ejercicio ayudan a subir el ánimo, pero hay una diferencia puesto que no es lo mismo lo que nos produce risa; el bienestar psicológico se relaciona con el equilibrio, lo que nos permitirá tener un humor más estable.

El buen humor, que se relaciona con la alegría, es un estado de ánimo positivo a corto plazo y, como afirman los expertos en salud mental, esto se consigue con una “dosis de chispa”. Por ejemplo, mediante programas de entretenimiento o los chistes de la red llamados “memes”, son uno de los principales fenómenos de esta generación, estos “chistes” nos permiten tener ese refuerzo y además nos une como colectivo al vernos reflejados.

El sentido del humor es una cualidad que se detecta a simple vista, y si observamos a los que nos rodean, no será muy difícil identificar a las personas que lo tienen y a aquellas que no.

Las personas que no tienen sentido del humor es porque no están conectadas con emociones agradables, o puede ser en otros casos por sus rasgos de personalidad. En general los individuos con este perfil se les dificulta pensar más allá de lo que ven; les cuesta abstraerse de lo lógico y objetivo, por lo que así es difícil dar un sentido humorístico y creativo a los eventos. Debido a ello o a consecuencia, esto se relaciona con más dificultades para generar confianza y estrechar relaciones, pues el humor “nos conecta” y su función es compartir la diversión. Se trata de personas más bien rígidas y con un carácter más irascible.

Es totalmente normal y natural no estar todo el día de buen humor y todos los meses del año, pues las emociones que vienen a nosotros como la tristeza o el enfado especialmente debido al confinamiento u otros eventos en la vida cotidiana.

Una vez que aceptemos que habrá días mejores y otros no tan buenos y que esto es lo natural, en consecuencia podremos sobrellevar la situación de la pandemia y por supuesto, debemos realizar pequeños cambios para intentar sentirnos mejor en nuestro día a día.

Algunas personas esperan a sentirse bien para realizar actividades sin ser conscientes de que realmente es al contrario. Movernos hacia buscar actividades será lo que finalmente les haga sentir mejor. Es decir, si nos quedamos sentados esperando a sentirnos mejor para hacer alguna actividad, es muy fácil que se nos pase el día y terminemos sin sentirnos motivados.

Sin embargo,  si se realiza alguna actividad, aunque al principio no se tenga el deseo de llevarla a cabo, se podrá dar la oportunidad de sentirse mejor.

Buen humor, fundamental en estos días

Pero, ¿qué actividades en concreto se pueden hacer? Esta pregunta es más compleja, porque depende mucho de los valores de cada persona tomando en cuenta que por el distanciamiento social habrá actividades que no se puedan hacer. Es aquí donde entra la creatividad y el deseo de tener una mejor calidad de vida.

Lo primero es observar lo que es importante para cada uno, ¿Qué le gusta? ¿Es posible realizarlo? identificar lo que genera placer es  parte fundamental para establecer actividades concretas que vayan en sintonía con ello.

*Vilma Ivette Rivera Abarca.

Lic. Terapia de lenguaje.

Consultora y comunicadora en Semiología de la Vida Cotidiana.