Armando G. Tejeda/corresponsal/La Jornada
Madrid. El 31 de diciembre del 2019 culminará la década con las temperaturas más elevadas de la historia, lo que significa también las peores olas de calor jamás recordadas, el retroceso sin tregua de los hielos y las subidas más altas del nivel de mar. El cambio climático es una realidad apabullante y dramática que ha aumentado el nivel de alerta de científicos y expertos de todo el mundo que intentan convencer de la gravedad de la situación a los gobiernos y empresarios que tienen en sus manos la reducción de los gases de efecto invernadero.
La Cumbre del Clima que se celebra en Madrid (COP25), auspiciada por España de forma excepcional, una vez que Chile decidió suspenderla en su territorio ante la ola de disturbios y manifestaciones populares que se están llevando a cabo en las últimas semanas contra el gobierno de Sebastián Piñera.
En los más de cien mil metros cuadrados en los que se desarrollan las actividades de la Cumbre hay representantes de hasta 196 países, además de científicos de las áreas más diversas, activistas en defensa de la tierra y políticos y empresarios que intentan abrirse paso en la nueva economía “verde” y en enarbolar la bandera del ecologismo.
En el segundo día de actividades se presentó un importante informe realizado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que confirmó lo que ya todos temían y que supone la constatación de la situación dramática que se está viviendo en numerosos puntos del planeta. El documento, llamado Estado del Clima Mundial 2019, hace un análisis exhaustivo de las temperaturas de la última década y lo compara con los informes que se tienen hasta ahora y que se remontan al año 1850.
Petteri Taalas, secretario general de la OMM, compareció en rueda de prensa para explicar el informe y apuntar que “si no adoptamos medidas urgentes para combatir el cambio climático ahora, todo apunta a un aumento de la temperatura de más de 3 °C de aquí a finales de siglo, y sus consecuencias para el bienestar de la humanidad serán todavía más perjudiciales. Los efectos del cambio climático se manifiestan a diario en forma de fenómenos meteorológicos extremos y anómalos. Y, una vez más en 2019, los riesgos relacionados con el tiempo y el clima tuvieron consecuencias catastróficas. Las olas de calor y las inundaciones que solían producirse una vez cada 100 años son cada vez más frecuentes. Los efectos de ciclones tropicales de una intensidad devastadora se sintieron en países desde Bahamas hasta el Japón, pasando por Mozambique, y los incendios forestales arrasaron grandes zonas del Ártico y Australia”.
El informe explica que una de las principales consecuencias del cambio climático es que la configuración de las precipitaciones es más irregular, con lo que se pone en peligro el rendimiento de las cosechas y, si además se tiene en cuenta el crecimiento demográfico, en el futuro los países vulnerables deberán afrontar considerables desafíos para garantizar por su seguridad alimentaria.
El informe también advierte que en 2018, la cantidad de personas vulnerables de más 65 años expuestas a olas de calor aumentó en 220 millones con respecto a la media del período de referencia comprendido entre 1986 y 2005.La variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos son algunos de los principales factores que explican el reciente aumento del hambre en el mundo y una de las causas principales de crisis graves. Tras una década de reducción constante, el hambre experimenta un repunte, dado que en 2018 la padecieron más de 820 millones de personas. En 26 de los 33 países afectados por crisis alimentarias en 2018, la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos fueron —junto con las perturbaciones económicas y las situaciones de conflicto— aspectos que agravaron la coyuntura imperante. En 12 de esos 26 países, la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos fueron los principales factores causantes de la situación de crisis.
Además se registró que las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo histórico de 407,8 partes por millón en 2018, y en 2019 no dejaron de aumentar. Ese gas permanece en la atmósfera durante siglos, y en los océanos durante periodos todavía más prolongados, de modo que perpetúa el cambio climático. Según el informe, se ha constatado que, desde 1993, cuando se empezaron a realizar mediciones desde satélites, la subida del nivel del mar se ha acelerado a causa de la fusión de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida.
Desplazamientos Forzados
El aumento de las temperaturas también provocó un aumento de los desplazamientos forzados, ya sea por las propias condiciones climáticas que hacen muy difícil la supervivencia o por desastres naturales, también consecuencia del cambio climático. Entre enero y junio de 2019, se registraron más de diez millones de nuevos desplazamientos internos, y siete millones fueron debidos a fenómenos peligrosos, como el ciclón Idai en el sureste de África, el ciclón Fani en Asia Meridional, el huracán Dorian en el Caribe y las inundaciones en la República Islámica del Irán, Filipinas y Etiopía. Además de que la sequía se hizo notar con especial virulencia en América Central. Las condiciones fueron sustancialmente más secas de lo normal en Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador, hasta que en octubre llegaron fuertes lluvias.
Con este panorama, las delegaciones de los 196 países tienen hasta el próximo 14 de octubre para alcanzar un acuerdo global para adoptar medidas urgentes y afrontar la Cumbre del Clima del 2020, en Glasgow, como una cita definitiva para lograr los objetivos.
En la presión social para llegar a compromisos firmes se espera que sea vital la presión social. El próximo viernes se prevé una manifestación en las calles de Madrid para alzar la voz contra esta situación, que contará además con la presencia de la activista sueca Greta Thunberg, que ya se encuentra en Lisboa después de la travesía que realizó en un catamarán para cruzar el atlántica y quien anunció que viajará en los próximos días a Madrid para asistir a la manifestación.