El 22 de abril fue el Día de la Madre Tierra, pero nos preguntamos ¿hay algo que celebrar cuando hay varias especies de animales en extinción, cuando los polos se derriten, cuando la fauna de esos lugares están perdiendo su hábitat natural, cuando los ríos, lagos, lagunas y mares, se encuentran contaminados de todo tipo de recipientes de plástico?
A través del tiempo, se nota que no hemos respetado a La Madre Tierra… A través de los años, la especie más depredadora del Planeta (la humanidad), se ha dedicado a violar las reglas que deberían respetarse para que, en los momentos actuales, la especie humana estuviera al borde del abismo y quedarse sin casa.
Gobiernos y sociedades que habitan la Tierra, han hecho nada por conservar el único espacio para vivir, a su modo, la felicidad y de tener una vida “plena”, pero a costa de la vida de otros seres vivos plantas, animales irracionales, entre otros muchos.
No somos apocalípticos, pero hemos entrado, de no rectificar el camino, a una ruta sin retorno e irremediablemente la humanidad tenderá a desaparecer pese a sus “grandes” y “notables” avances científicos y tecnológicos.
Hoy, pues, como humanidad estamos ante la disyuntiva de acabar con lo que queda de La Madre Tierra o buscar soluciones para empezar a frenar el deterioro sistemático de nuestro hábitat.
Cada uno de los más de 7 mil millones de personas que nos encontramos en esta nave llamada Tierra, tiene la palabra.
