La diferencia


Barrera entre ricos y pobres
  • Barrera entre ricos y pobres se hace cada vez más infranqueable.
  • La televisión crea falsos modelos de triunfadores que no existen.
  • Comunicadores no siempre hacen un uso correcto del gerundio.

Reportajes Metropolitanos

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Veamos la diferencia.

“El dinero no es la vida. Es tan sólo vanidad”.

«Los pobres nacieron para ser pobres, viven en la cultura de la pobreza, y por lo visto morirán pobres. Y la culpan para robar gasolina”

“Hay una cosa segura, más segura que ninguna: los ricos hacen dinero y los pobres hacen…niños”.

Sobre ello abunda un autor ya conocido. Don Octavio García.

“En los dos últimos sexenios (PriAn) la pobreza extrema en México creció de manera insultante, mientras que los ricos, sintiéndose aristócratas, casi de la realeza, se alejaron de un pueblo sin cultura y sin roce social.

“En México, la televisión ha cumplido con su objetivo de hacer felices a los mexicanos haciéndoles creer que la pobreza es sólo un escalón que habrá de superarse para alcanzar un estado de bienestar. Quimeras del joven que se encuentra un billete de la lotería que está premiado o de la chica que se casa con el patrón multimillonario y la saca de pobre.

Viven esperanzados en los milagros de la Rosa de Guadalupe, o de otros santos prestos a resolverles los problemas ipso facto.

Los pobres que generó el PRIAN

La aporofobia o rechazo a los pobres es un fenómeno social que ha contribuido a marginalizar y a apartar a las personas con menos recursos y es cada vez más notoria.

Los pobres, con una educación deficiente, una explotación brutal y una marginación social se dejan llevar por los modelos televisivos de siempre.

“Los chicos pobres no deben soñar con casarse con las niñas ricas” advertía Francis Scott Fitzgerald.

Vivimos una “sociedad del descenso”, según Oliver Nachtwey. La descivilización convierte al mundo en una sociedad de bárbaros en la que “la diferencia entre ricos y pobres es que los ricos tienen más dinero”

Millones de mexicanos que vemos en el Metro, en los colectivos, en las calles, no van a ningún lado.

La ilusión de volverse burgués es muy rara; todos ellos, en lo más profundo de su psique están desmoralizados, automatizados.

LOS OTROS CAMINOS

Y cuando no es así, tienen estos caminos: el alcoholismo, la prostitución, el suicidio, el desequilibrio mental o el refugio en los cientos de sectas donde son aceptados y consolados.

Hoy, 50 mil ninis tendrán el poder de un arma y un salario que les aleje de los malos pensamientos; otros, recibirán una beca mientras demuestren que se superan en academias o como aprendices de algo; y una selección de mexicanos de la tercera, y hasta de la cuarta edad, recibirán una sobretasa de ayuda.

La igualdad en la pobreza, a la vuelta de la esquina.

Mexicanos en el Metro

UN NAÚFRAGO Y LA SUEGRA

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

De vez en cuando algo diferente rompe la monotemática actual, de la cual ya muchos estamos hartos. No, de manera alguna hablamos del FCE. Hoy, también hablamos de cuentos.

Pedimos una disculpa a los inmersos en la política, que cuando abren la boca, mienten.

Un hombre viaja en un barco. Dos días después, el barco se encuentra con una tormenta y se hunde.

A duras penas, agarrado a un pequeño pedazo del mástil fue arrastrado a una isla desconocida.

El único problema es que era tan desconocida que ningún barco se le acercaba. Pasa 10 años en la isla, y sobrevive solo, hasta que un día, de repente, nota una mancha inusual en la distancia.

«Ciertamente no es un barco», piensa para sí mismo. Ningún barco ha venido nunca.

A medida que la mota se acerca más y más, el hombre comienza a descartar la posibilidad de que sea un bote pequeño o incluso una balsa. De repente de una ola aparece una hermosa mujer rubia que usa equipo de buceo y un traje de neopreno. Ella se acerca al hombre, que no puede creer lo que ve. Y le dice que tiene un bote cerca, y que hacía unas inmersiones por el lugar. La mirada del pobre hombre le hace sentir lástima por él. «Dime, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que fumaste un cigarrillo?», Le pregunta al hombre. «Han pasado 10 años», responde.

Oliver Nachtwey

Con eso, la mujer se acerca y se desabrocha un bolsillo impermeable en la manga izquierda y saca un paquete de cigarrillos. El hombre toma uno, lo enciende y da una larga calada.

“Caray, esto es bueno. Un placer.

«¿Y cuánto tiempo ha pasado desde que tomaste un sorbo de bourbon?», Pregunta la mujer.

Trémulo el náufrago explica que también han pasado 10 años.

Ella se acerca, se desabrocha la manga derecha y saca un frasco.

El hombre lo abre y toma un trago.

«Este es el mejor día de mi vida», dice.

La mujer comienza a desabrochar su larga cremallera que recorre la parte delantera de su traje de neopreno y mira al hombre seductoramente.

«Ahora, cuánto tiempo ha pasado desde que te has divertido realmente», Pregunta seductora.

Con lágrimas en los ojos, el hombre cae de rodillas y solloza.

«¡Dios mío! ¡No me digas que traes un juego de dominó ahí dentro! »

Ya no sabe, como los políticos, qué pedir.

Con todo el debido respeto así sucede en la vida real.

A un hombre se le muere la suegra y se dirige al periódico para publicar el obituario. El hombre entra a la oficina de anuncios y dice: Quiero poner un anuncio por la muerte de mi suegrita. Muy bien señor, le adelanto que son 10 pesos por palabra. Murió Josefina. Disculpe, creo que no me expliqué bien, son mínimo 5 palabras, o sea 50 pesos. Pero yo sólo quiero gastar 20 pesos. Ya le dije que no puede ser.

El hombre se va molesto y regresa a los 10 minutos y dice: Ya sé qué poner en el anuncio… Si, dígame… Murió Josefina… Y las otras 3 palabras Vendo un Toyota.

El uso correcto del gerundio

ARREANDO QUE ES GERUNDIO

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

El gerundio es quizás uno de los errores más comunes en el lenguaje oral y escrito.

Lo más cuestionable aun, es que muchos de los que incurren en fallas, son educadores, periodistas y profesionales que emplean el lenguaje como herramienta básica de trabajo.

A muchos comunicadores sociales no les gusta hablar del gerundio, y como no les gusta, no lo manejan con facilidad. Por eso incurren frecuentemente en impropiedades

Perdimos la cuenta de las veces que hemos escrito del uso y del abuso del verbo en gerundio. Lo explicamos en “Introducción a la gramática periodística”, libro editado por el Club Primera Plana.

Pero nunca está demás volver sobre el tema, sobre todo cuando se leen informaciones en las que se anuncia que “habrá vacunación masiva de la población, erradicando el paludismo y la poliomielitis” o que “el delincuente huyo siendo capturado al día siguiente”.

Este último ejemplo es frecuente en la redacción de sucesos en la mayoría de los países de habla castellana. Como se insiste en la corrección, pareciera que el mal uso va en aumento.

Francis Scott Fitzgerald

Aunque sea nadar contra la corriente, hoy volveremos, si nos lo permiten, hablarles del gerundio.

Las reglas para el uso del gerundio destacan que este debe expresar siempre una acción simultánea, anterior o posterior casi inmediata al verbo principal.

Por ejemplo, en la frase “Escuchando el concierto de Menudo, recordé mis días de estudiante de bachillerato”. Aquí el gerundio “escuchando” está bien utilizado, pues la acción de escuchar es anterior a la de recordar.

Del mismo modo, si se dice que “muchas personas trabajan escuchando buena música”, las acciones de trabajar y escuchar ocurren simultáneamente”.

Y si alguien “salió dando un portazo”, la acción de dar el portazo es posterior casi inmediata a salir.

Estas son las tres formas del uso adecuado del gerundio, que por definición es la forma invariable no personal del verbo, cuya terminación regular en castellano es “ando” en los verbos de la primera conjugación. “Iendo” o “yendo” en los de la segunda y tercera: amando, temiendo, partiendo. Suele denotar acción o estado durativos: “Estoy leyendo”; “Seguiré trabajando”. Tiene más generalmente carácter adverbial, y puede expresar modo, condición, tiempo, motivo, concesión y otras circunstancias: “Vino corriendo”. “Hablando se entiende la gente”. Se emplea a veces en construcciones absolutas: “Consultando el diccionario, descubrí esa palabra”.

El mal uso del gerundio consiste en emplearlo como complemento indirecto o circunstancial: “Abordé al presidente entrando en el Congreso”. “Terminaron todo, marchándose a sus casas”. Ambas frases pudieron haber sido redactadas de otra forma: “Abordé al presidente cuando entraba en el Congreso” y “Terminaron todo y se marcharon a sus casas”.

Son correctas, sin embargo, las oraciones en las que el gerundio está acompañado por un complemento directo, siempre y cuando el verbo principal sea un verbo de percepción: “Vi a Pepe y a Alicia andando por la calle” o “Un transeúnte vio a los ladrones intentando abrir el vehículo”.

Malentendida petición de náufrago

Antes la Real Academia Española, don José Antonio y don Octavio, condenaba el uso del gerundio como acción posterior a la del verbo principal. Luego admitió la posteridad, siempre que sea casi inmediata. Si ese no es el caso, deben evitarse oraciones como: “Se cayó una casa, muriendo tres personas” o “Se sometió a votación la enmienda aprobándose por unanimidad”.

En su lugar debe escribirse: “Mueren tres personas tras el derrumbamiento de una casa” y “Se sometió a votación la enmienda, que se aprobó por unanimidad”.

Se incurre en otro uso inadecuado del gerundio cuando se le emplea como adjetivo especificativo, y es en el que incurre la mayoría de los redactores de sucesos, incluidos algunos muy instruidos, de medios de gran prestigio. Es común y corriente leer la típica frase, señalada en la introducción de este texto, según la cual “el delincuente huyó siendo detenido al día siguiente”. Lo correcto y decente es: “El delincuente huyo, y fue detenido al día siguiente”. Entre la acción de huir y de ser capturado hay una posteridad que no es inmediata.

De la misma clase son: “Se busca docente teniendo tres años de experiencia”. “Ayer la policía retuvo un vehículo siendo solicitado por robo”. Lo correcto hubiera sido: “Se busca docente que tenga tres años de experiencia” y “Ayer la policía retuvo un vehículo que era (o estaba) solicitado por robo”. Por eso, insistimos, queridos amigos, sin ánimo de ofender, que está muy de moda, arreando que es gerundio. Y si no que lo diga la “feliz” deposición, perdón, oposición.

craveloygalindo@gmail.com