Inmarcesible: Política, muy lejos de motivos que la crearon


La poesía es asunto de los mayores

No de los chicos, sino de los hombres

Que han sobrevivido cien vidas enteras.

Varlam Shalámov

 

En México, la corrupción e impunidad son motores principales  

Octaviano Lozano Tinoco/Reportajes Metropolitanos

La política debería ser el instrumento de la sociedad para hacer frente a sus desigualdades y buscar el progreso de las mayorías, con respeto a los derechos humanos y la ley.

Con la política se consolida la democracia y se evita la violencia para llegar y ejercer el poder. La política, del griego πολιτικος (pronunciación figurada: politikós, “ciudadano”, “civil”, “relativo al ordenamiento de la ciudad”), es el proceso por el cual el uso de la fuerza coercitiva es legitimado.

Este se orienta ideológicamente hacia la toma de decisiones para la consecución de los objetivos de un grupo en asuntos públicos

Es la fuerza que mueve las naciones, porque todas las circunstancias o decisiones importantes, pasan por acción política. Todo gobierno democrático, depende de la política, para poder ejercer autoridad y tomar decisiones en pro de los ciudadanos.

 

¿CÓMO FUNCIONA LA POLÍTICA EN MÉXICO?

Sin embargo, en un país como México donde la corrupción e impunidad constituyen el engrudo que hace funcionar la estructura de gobierno, la política se aleja de la gente y se une a quienes gozan las mieles de país.

  • La corrupción constituye un flagelo que provoca desvío de recursos públicos con fines privados, falta de respeto a las normas establecidas y confrontación entre quienes deciden cumplir la ley y los que viven al margen de ella.

La impunidad es una de sus principales consecuencias, lo que genera desconfianza hacia el aparato de administración y procuración de justicia en el país, además de rechazo a la institucionalidad, aseguró Daniel Márquez Gómez, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, en ocasión del Día Mundial contra la Impunidad.

 

¿DE QUÉ MANERA SE EDUCA EN ESTE PAÍS?

Está enraizada en la identidad nacional y tiene dimensiones profundas. Desde niños, a los mexicanos se les educa en la mentira para eludir responsabilidades y así, en la vida adulta, recurren a prácticas como el pago de contraprestaciones ilícitas (mordidas) para evitar sanciones al violar normas de tránsito.

Éstas se vuelven conductas endémicas, a veces impulsadas desde la misma institucionalidad, expuso.

Mediciones internacionales advierten que las familias del país dedican entre 70 y 170 pesos por día a prácticas corruptas. El problema no radica en el diseño normativo o en los organismos dedicados a combatirla, sino en ideas heredadas desde hace siglos. “Existen condiciones que favorecen la presencia de estas conductas”, apuntó Márquez Gómez.

INMARCESIBLE    NO A LA IMPUNIDAD IMPUNIDAD GALOPÁNTE

“No hemos sido capaces de superar esta cultura, de la que se nutren el machismo, la violencia contra niños y mujeres, el callarse e inclinarse ante los poderosos y la imposibilidad de autocrítica y de enfrentar este lastre”, dijo En el combate a la corrupción e impunidad se olvidó la importancia del enfoque preventivo, al no promover campañas contra la discriminación, en favor del respeto a la actividad de periodistas y comunicadores, orientadas a desterrar la homofobia y la discriminación, y a enraizar la idea de una identidad nacional, recalcó.

El investigador del IIJ expuso que la impunidad la podemos advertir desde el hogar, en la vida cotidiana y en el proceder de funcionarios que utilizan los  recursos a su disposición para su beneficio, sin ser sancionados. Vivimos en una anomia institucional, es decir, sin respeto a la ley ni al orden establecido, indicó.

Uno de los problemas de las estrategias para combatir estas prácticas es su carácter reactivo. Se enfrentan a través de leyes o la creación de instituciones como secretarías, contralorías, fiscalías especializadas, pero no a nivel ciudadano.

 

NO EXISTE INTERÉS POR PROFUNDIZAR VALORES

La no interiorización de las normas, con el pretexto de que las leyes regulan conductas externas, representa un obstáculo. Además, la identidad nacional y el sentido de pertenencia no son promovidos como valores sociales deseables en una colectividad que quiere vivir con un mínimo de respeto y estabilidad.

Es necesario generar una ética más allá de ideologías e intereses personales, precisó. En un país donde la corrupción y la impunidad son caballos que galopan en la estepa, es imposible que la política con sentido social pueda consolidarse. Lo que hoy ocurre en las asambleas del país son reductos donde se legisla para beneficiar a los sectores más pudientes y donde la ley se consigue con un peso  en la bolsa.