Las empresas son, simplemente, tan totalitarias como el bolchevismo o el fascismo. Poseen las mismas raíces intelectuales de principios del siglo XX. Por ello, al igual que otras formas de totalitarismo tuvieron que desaparecer, igual tiene que ocurrir con las tiranías privadas. Tienen que ser puestas bajo control público:
Noam Chomsky
Empresarios se han asociado, históricamente, con grandes y nefastos líderes.
Grandes empresas, aún vigentes, sirvieron con gran fidelidad al nazismo de Hitler.
Octaviano Lozano Tinoco/Reportajes Metropolitanos
La historia nos ha mostrado que los empresarios, los grandes empresarios, no tienen patria ni ideología, ni partido político ni otro dios que no sea el dinero santón que suene en sus bolsillos.
Que exista democracia, el respeto a los derechos humanos, la conservación del medio ambiente y otras pequeñeces no les importa, si no pone en riesgo los números rojos de sus grandes corporativos.
Con Hitler, Pinochet, Franco o Díaz se han adecuado para aumentar sus ganancias, como ahora los hacen con Donald Trump en Estados Unidos y se ve en las altas ganancias que se registran en la bolsa de valores de Nueva York, cuando el fascista dio su discurso el martes pasado en el Congreso de Estados Unidos.
Con Hitler en la Alemania nazi, al menos once grandes empresas trabajaron codo a codo con los fascistas.
EMPRESAS AL SERVICIO DE LA ALEMANIA NAZI
Fanta: la Coca-Cola para nazis; Hugo Boss hizo los uniformes SS de alta costura; IBM: la máquina para contar judíos; Ferdinand Porsche: un auto para el pueblo (La historia detrás del Volkswagen); Kodak: mano de obra esclava; Bayer la cámara de gas; Henry Ford era un reconocido antisemita. Era dueño de un diario donde hacía público sus pensamientos contra los judíos y fue ferviente admirador del Hitler.
La filial alemana de la General Motors fue la mayor proveedora de camiones de guerra para la Alemania Nazi. La empresa alemana Siemens tenía una fábrica ubicada en Auschwitz, por lo que se beneficiaba del trabajo de los judíos y otros grupos presentes allí. Durante la guerra se especializaron en la fabricación de los materiales necesarios para la construcción de cámaras de gas. Siendo el principal fabricante de motores de avión, BMW fue una pieza fundamental para la Luftwaffe, los aviones de guerra nazi. Mantener la producción significó la utilización de más de 50.000 trabajadores esclavos a lo largo de toda la guerra.
En Chile 113 empresarios y el municipio de Vitacura financian a la Fundación Pinochet, para mantener vivo el legado del dictador, cuyo régimen causo más de 40 mil víctima.
En 1942, el dictador Francisco Franco Bahamonde, nombrado ya Jefe de Estado, dijo en un discurso: “Nuestra Cruzada es la única lucha en la que los ricos que fueron a la guerra salieron más ricos”.
En México, el dictador Porfirio Díaz fue apoyado por el clero y las familias acomodadas, a las que dio tierras y poder político, mientras la miseria en el país aumentaba.
Conociendo ese pequeño marco en la historia, uno se entera de una noticia que confirma los hechos de que los empresarios están pegados a su bolsillo y lo demás no les importa.
CEMEX SE OFRECE PARA EL MURO DE TRUMP
La compañía Cementos Mexicanos, conocida popularmente como Cemex, estaría dispuesta a proveer el cemento que se necesite para la construcción del muro en la frontera compartida por México y Estados Unidos, una de las promesas insignia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Rogelio Zambrano Lozano, presidente de la empresa ubicada entre las dos mil compañías públicas más grandes del mundo según la revista Forbes, aseguró que Cemex no participará directamente en la construcción del muro —ya que este no es su giro— pero les cotizaría los requerimientos de cemento para llevar a cabo la obra.
“Nosotros somos proveedores no constructores, todavía no se sabe ni quiénes van a ser los constructores (…) si pudiéramos cotizar estaríamos en la mejor disposición, no es momento todavía porque no tenemos nada en concreto. Si alguien nos pide una cotización con gusto lo haremos”, aseguró Zambrano en entrevista con el periódico Reforma.
Y bueno esa fue otra historia…
