Independencia de Cataluña


Charles Puigdemont

Guillermo JR Garduño Valero*

El pasado 28 de octubre, al no haber ninguna posibilidad de acuerdo con el gobierno de Mariano Rajoy, el presidente de la Generalitat, junto con la mayoría de los alcaldes y del Congreso local, decidió la Independencia de Cataluña de España. Varios factores invitan a la reflexión en torno a la actuación del Gobierno Español.

La primera es apelar a la legalidad constituida hace justo 40 años por el Pacto de la Moncloa de la que derivaría la actual constitución, sin mirar que estas disposiciones fueron las que empujaron a la actual situación. Porque no se pensó que era imposible detener las reformas que tendrían que venir después, pues las reformas reclaman de otras cada vez más atrevidas y terminan por rebasar los límites que tuvieron en su origen.

La segunda reflexión radica en no pensar que la legalidad tiene que ir indisolublemente unida con la legitimidad: de esta manera la ley se apoya en la voluntad de los actores y eso supone acuerdo entre dominadores y dominados. El punto central es que en una democracia formal el electorado decide una sola vez, mientras que los que son elevados a las posiciones debieran reconocer que sus facultades tienen límites y que son temporales. Esto es el principio para valorar las situaciones y negociar antes que las demandas surjan y nos dejen sin opciones; y creo que éste fue el caso.

Gritos de catalanes

Una tercera reflexión es la exigencia de lo político sobre la represión o el amedrentamiento, ya lo dijo don Miguel de Unamuno: “venceréis, venceréis pero no convenceréis”. Impulsar la lucha de contrarios es la negación de lo político. Por el contrario, hay que reconocer que los actores tienen voluntad, piensan distinto de nosotros, no tienen los mismos intereses y nos miran desde una perspectiva diferente. En ese sentido, descalificarlos, someter al contrario por la fuerza, criminalizar la protesta social, y lo más estúpido: convocar al Ejército y enviar tanques, lo único que hará será encender los ánimos y hacer que el contrario dé el paso y se abra la supuesta justificación para la represión. Y la Fuerza Armada, al verse como protagonista central, reclame posiciones como fue el caso de Franco y seguidores.

La cuarta reflexión está ligada a la anterior. Se ha declarado la independencia. ¿Y ahora qué sigue? Los pasos que está dando el gobierno español nos muestran una visión en extremo lineal y se encamina a profundizar la crisis y a volverla insoluble, al menos entre esos actores. Lo anterior obligará, tarde o temprano, a la Unión Europea a intervenir; y, por tanto, la que habrá perdido su independencia y autonomía será España. De ahí que las adhesiones al gobierno Español hay que tomarlas con cuidado.

La quinta reflexión radica en valorar al contrario. Ésta es la primera condición de la política. Minusvaluar al oponente es condición de estupidez. Pensar que Cataluña no podrá mantenerse por sí sola como Estado independiente es ignorar la posición geopolítica que tiene como puerta de Europa, a nivel marítimo, ferroviario, carretero y aéreo. Por tanto, ignorar que España será afectada, también es desconocer todo. Clamar, como hizo Rajoy, porque las empresas catalanas salieran de su lugar de origen, es presumir que dejando en la ruina a mi oponente yo me he de beneficiar. Recordemos que las empresas que ya corrieron de Cataluña, no necesariamente irán a otro lugar de España; antes bien, ésta es la oportunidad de trasladarse a otro lugar más próspero y menos conflictivo de la Unión Europea.

Mariano Rajoy

La sexta reflexión radica entre la gobernanza y la gobernabilidad, donde la primera para Rajoy y el rey radican en el deseo de mantener la dirección única para España, lo que los lleva a pensar en una sola voluntad y un sólo camino. Pero eso fue Franco y aisló a España del mundo, la empobreció y creo una dictadura que no debiera olvidar ninguno de los españoles, pues sería el fin de la democracia para sustituirlo por el autoritarismo. Y en ese camino se están yendo. A su vez, la gobernanza estaría gravemente vulnerada, pues la gestión es el ejercicio cotidiano del poder y hay que pensar: ¿cómo a la vicepresidenta de España se le ha proclamado como una virreina para Cataluña? Además de ilegitimo, hiere los más profundos sentimientos de cualquier nación.

La séptima reflexión va dirigida en torno a la pluralidad y al pluralismo. Sartori afirmaba que había una gran diferencia entre ambas. Porque todas las sociedades son plurales pero no todas son pluralistas, porque el pluralismo radica en una adhesión a la diversidad. Por ello, el papel más importante de un Estado es construirla. Y en eso, creo, Puigdemont pensó cuando retrasó el proceso de independencia para establecer un dialogo con Madrid. Éste era el puente de plata que tenía Rajoy y todo el Parlamento Español. Era necesario negociar más allá de la postura de los contrarios irreconciliables.

Para ello tendría que haber propuestas de ambos lados para evitar la mutua afectación de sus intereses económicos. Tales como no perjudicar la convivencia y el paso de personas y mercancías bajo un nuevo acuerdo insólito; el plantear el cambio de modalidad de España como Reino para convertirlo en República, bajo un federalismo autonómico y con menos Madrid y más provincia. Pero que Rajoy y el Rey sólo saben bien lo que creen que les conviene.

La octava reflexión apunta hacia lo que considero indeseable pero que ya se produjo: el choque de trenes, la destitución de la autoridad soberana, la criminalización de los independentistas, el envío de tropas y, lo peor, la creencia absurda que las elecciones donde los grises fueron primero a golpear a los votantes, son nulas; y que las que ellos convocaran serán el fin del conflicto.

Señores, esto raya en la simpleza y el absurdo de sus deseos, porque esto es el enfrentamiento directo y sin salidas. Por lo pronto, un grito se escucha en las calles: “Vizca Catalunya”. Y eso, entre miles de jóvenes, viejos y gente de todas las edades, no lo puede ignorar el mundo.

*Doctor en sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en América Latina por la Universidad de Pittsburgh; experto en seguridad nacional y Fuerzas Armadas

Marcharon por su independencia