Gran Angular: No conozco a Jorge “Coco” Castillo, afirma Diódoro Carrasco


Raúl Rodríguez Cortés

Un ciudadano oaxaqueño que dice querer a su estado, pero que pide el anonimato, los vio y los escuchó mientras esperaba a una persona con que desayunaría el pasado sábado 12 de noviembre en el restaurante Zanaya del Hotel Four Seasons de Paseo de la Reforma en la ciudad de México.

En una de las mesas identificó a este grupo de amigos: Diódoro Carrasco, secretario general del gobierno de Puebla y ex gobernador de Oaxaca; Gabino Cué, actual mandatario estatal a días de concluir su gestión; Jorge “Coco” Castillo, quien desde fuera del gobierno ha actuado como una especie de secretario sin cartera; y otros personajes de la política oaxaqueña: Enrique Arnaud Viñas, Netzahualcóyotl Salvatierra López, Alberto Vargas Varela y Julián Ríos Ángeles.

El ciudadano de marras, asegura a este columnista que escuchó la siguiente expresión de boca del ex gobernador Diódoro Carrasco: Gracias Duarte, gracias Padrés, porque han quitado los reflectores de la situación política y financiera que se vive en Oaxaca y es probable que ya no se investigue el desvío de recursos públicos.

Consultado sobre esto, Carrasco Altamirano, negó haber estado en la referida reunión, negó decir lo que aseguran que dijo y manifestó no conocer o tener relación alguna con Jorge “Coco” Castillo.

Dejo aquí testimonio de su aclaración, pero negar conocer a este personaje, al que ciudadanos y medios de comunicación oaxaqueños le atribuyen diversos latrocinios, no es compatible con por le menos una fotografía en la que se ve a ambos departiendo en la capital oaxaqueña y que publica en esta edición El Correo de Oaxaca.

Esto, en el contexto de la constante presencia del ex gobernador Carrasco Altamirano en actividades políticas del estado, cuando su actual responsabilidad radica en la secretaria de gobierno de Puebla.

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DE PADRÉS, DUARTE Y OTROS INFAMES

La impunidad en México danza entre miles de millones de pesos o, dicho de otra forma, ser pobre aquí es el peor de los delitos. De muchos delincuentes pobres, y hasta de inocentes, están llenas nuestras cárceles. Para los jodidos no hay justicia porque no pueden comprarla como los autores de los grandes latrocinios políticos y empresariales que han escandalizado a este país.

No sé cuánto estará pagando por su defensa el ex gobernador panista de Sonora, Guillermo Padrés al despacho del ex procurador Antonio Lozano Gracia, asociado con Diego Fernández de Cevallos, ambos notables militantes del PAN. De lo que sí estoy seguro es que debe ser un dineral, pues la representación jurídica que ofrece, incluye una red de influencias tejida durante años con el poder político-económico, que es la que garantiza la impunidad a sus defendidos.

La maniobra, esta vez, no les salió del todo bien. Padrés, ya con una orden de aprehensión en su contra, fue ocultado por sus propios abogados, mientras armaban la estrategia de defensa. Está incluyó que el ex gobernador diera una entrevista radiofónica para mostrar su voluntad de entregarse y enviar el mensaje de que quien nada debe nada teme. El segundo paso fue presentarlo ante un juez para que respondiera por los delitos de defraudación fiscal y lavado de dinero. Debió ser llevado a una prisión federal, por los delitos imputados, pero Lozano Gracia, consiguió presentarlo ante un juzgado del Reclusorio Oriente de la ciudad de México, con amparos tramitados y la posibilidad de pagar una fianza, para que el ex gobernador no pisará la cárcel. Hasta ahí la estrategia funcionaba, pero no contaban con que la PGR fincaría en ese momento, otro cargo por delincuencia organizada, lo que hoy lo mantiene en prisión preventiva.

Mientras, el gobernador priista con licencia de Veracruz, Javier Duarte sigue a salto de mata. También por recomendación de sus abogados, se presentó en televisión para argumentar inocencia y prometer que no evadiría la justicia. Pero se peló, por lo menos con la complicidad de Flavino Ríos, su sustituto en el cargo como interino.

Conforme transcurren sus días como prófugo de la justicia, aparecen más y más propiedades adquiridas con dinero desviado de las participaciones federales para Veracruz y mediante una red de empresas fantasma y testaferros.

Es difícil creer estos pillos (aún con Padrés en proceso, con Duarte por ser detenido o con el ex gobernador priista de Quintana Roo, Roberto Borge, acusado de vender a familiares, en precios irrisorios, casi la mitad de las reservas territoriales del estado), vayan a pagar y reparar los daños causados. La razón es simple: políticos y delincuentes de cuello blanco han quedado impunes históricamente. Muchos ni siquiera han pisado la cárcel. Otros han sido o están sometidos a larguísimos procesos de los que finalmente resultan o resultarán exonerados.

La lista es larga y la encabeza un caso emblemático, el de Raúl Salinas de Gortari, acusado de enriquecimiento ilícito por 161 millones de pesos y finalmente exonerado; el del ex director de Aeroméxico, Gerardo de Prevoisin, acusado de fraude por 72 millones de dólares; el del ex director de Mexicana de Aviación, Gastón Azcárraga, a quien le vendieron la aerolínea a un precio mucho menor que el real, la quebró en su beneficio y sigue prófugo; el de Amado Yáñez, quien asociado con los hijos de Marta Sahagún de Fox en la naviera Oceanografía, presentó documentos falsificados como garantía para un crédito de Banamex;  el de Carlos Cabal Peniche, ex dueño de Banca Unión, absuelto de un fraude fiscal de 173 millones de pesos; y los de los también ex banqueros, acusados de fraude, Jorge Lankenau y Ángel Isidoro Rodríguez, quienes tras más de una década de litigios no han sido castigados por la ley.

Da mucha rabia, pero en este país de desigualdades, hay justicia para ricos y justicia para pobres.

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EL PAN B DE BELTRONES

Al escritorio de Francisco Guzmán Ortiz, jefe de la oficina de la Presidencia de la República llegan periódicamente informes de las actividades políticas de Manlio Fabio Beltrones. El más reciente sugiere que el ex presidente del PRI opera para desmarcarse del gobierno de Enrique Peña Neto y quitarse el lastre de sus errores, de cara a las elecciones presidenciales de 2018.

Lo que el análisis devela es una especie de marcaje personal que desde Los Pinos se ejerce sobre el político sonorense. Y no porque esté rota su comunicación con el Presidente, con quien se ha reunido en al menos tres ocasiones desde que renunció al liderazgo del PRI el pasado 20 de junio, sino porque él y su círculo cercano saben que Beltrones no se ha retirado de la política y que trae consigo una estrategia electoralmente viable centrada en la conformación de gobiernos de coalición, y atractiva no solo para un sector del priismo, sino coincidente con planteamientos del PAN, del PRD y hasta de Morena, aunque el propio Presidente la haya descalificado por lo cerrado de los tiempos.

El informe refiere el reciente viaje del sonorense a Estados Unidos, donde participó como analista en la cobertura informativa de la nueva cadena nacional de televisión, pero también dictó una conferencia en el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Washington, donde se acercó académicos y políticos, sobre todo afines a la candidatura de la demócrata Hillary Clinton.

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Los Pinos interpretó esos encuentros de Beltrones, como una forma de marcar distancia del mal operado viaje a México del republicano Donald Trump, y ganar apoyos de quien la casa presidencial y el propio sonorense veían como ganadora de la elección estadounidense. Pero Hillary perdió, por lo que la maniobra fue considerada como inútil.

Pero el análisis considera que, si alguna ganancia tuvo ese viaje para Beltrones, fue la de probar que no tiene ningún problema en ingresar a Estados Unidos, pese a las versiones mediáticas de que es investigado por la DEA por presuntos vínculos con el narcotráfico cuando era gobernador de Sonora.

En lo local, el informe repasa la promoción que Beltrones ha hecho de su propuesta de gobierno de coalición, primero en la presentación del libro ¿Poder para qué?, de Eduardo Robledo (8 de octubre), en el que se enfatiza en esa idea, ante la certeza de que el candidato que gane la Presidencia en 2018, lo hará con poco más de una cuarta parte de los votos, lo que haría prácticamente imposible su gobierno; y después, en un foro convocado por la corriente perredista de Los Galileos (19 de octubre), donde se detalló que si el ganador de los comicios no alcanza 42 por ciento de los votos ni mayoría legislativa, quedaría obligado a formar un gobierno de coalición con otras fuerzas políticas. El ganador tendría que registrar ante las Cámaras un programa y agenda legislativa comunes, y su gabinete debería ser avalado por el Congreso, con excepción de los titulares de la Defensa, la Marina y Seguridad Pública.

El análisis llegado a la oficina de la Presidencia no soslaya que este planteamiento, tendiente no solo a generar la legitimidad de un gobierno, sino la gobernabilidad de un país, es compartido por el PAN y el PRD, pero también por otros pesos pesados de la oposición como Diego Fernández de Cevallos y Cuauhtémoc Cárdenas, incluso por López Obrador. Sugiere además que podría ser la piedra de toque para que amplios sectores del PRI apoyaran la candidatura presidencial de Beltrones o que fuerzas como el PRD o Movimiento Ciudadano analizaran la posibilidad de ofrecérsela.

Pero el análisis también habla de un plan B del sonorense: buscar nuevamente una posición de liderazgo en el Senado y volver a asumirse como el vicepresidente oficioso que fue durante el gobierno del panista Felipe Calderón.

Yo solo les transmito uno de los muchos análisis que se hacen en Los Pinos en estos tiempos de ingobernabilidad. (rrodriguezangular@hotmail.com , @RaulRodriguezC , ralrodriguezcortes.com.mx )

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