Extremismo


Segundo y cruento ataque de terroristas al país galo en este 2015.

Fuerzas de seguridad francesas vaticinaban un ataque, pero no de tal magnitud

Ari Salgueiro

Ahora le toco a Francia, que este mismo año no había estado exenta de ataques por parte de terroristas islámicos.

El pasado 7 de enero hubo, también en París un ataque contra el semanario Charlie Hebdo, con un saldo de al menos 12 muertos.

El famosos dibujante galo, Jean Cabut y el director de ese semanario Sthepane Charbonier fallecieron en el ataque, perpetrado por una rama yemení de Al Qaeda, que justifico el asesinato en el honor del Profeta Mahoma.

Sin embargo, la virulencia de los ataques de este viernes, colocan a esta jornada en otro nivel de terror.

Lo ocurrido en el salón de fiestas Bataclán, rebasa todo lo que se había visto en los últimos años en ataques terroristas.

salgueiro llanto y dolor en la ciudad Lux.

DEMENCIAL EXTREMISMO

El hecho de que un grupo de milicianos haya tomado el lugar, en donde se llevaba a cabo un concierto de rock, para después matar metódicamente a más de cien personas, antes de ser abatidos, habla de un grado demencial de extremismo.

Aun cuando desde mediados de este año las fuerzas de seguridad francesas ya habían dado a conocer que se preparaban para ataques similares a los del 11-S seguramente nadie podría estar preparado para una incursión con tales niveles de coordinación y sanguinaria frialdad.

Desde la explosiva expansión del EI (Ejército Islámico) por territorio árabe y africano, las naciones occidentales han tratado de extremar sus precauciones para enfrentar la amenazante presencia de una organización terrorista que además de su estructura visible, cuenta con muchísimos colaboradores “invisibles”.

Y es que en Estados Unidos, así como en la mayoría de los países europeos hay una amplia población de origen musulmán, que contrario a lo esperado cada vez está más segregada y resentida con los países en los que se han arraigado.

Son muchos factores, tanto económicos como políticos los que han contribuido a ahondar las diferencias con estas minorías, lo que las ha llevado a aislarse cada vez más en pequeñas comunidades, que emulan, en mucho sus países de origen.

La población originaria de los países que les dan acogida, en consecuencia, los ve de mala manera y les atribuye la autoría de todos los actos violatorios de la ley, lo que genera un circulo vicioso que lo único que deja es una población joven resentida por la falta de oportunidades y una sociedad recelosa que no acierta a encontrar la forma de integrar a los ciudadanos árabes.

Por lo tanto la población árabe joven, en esos países se convierte en un abundante y fructífero caldo de cultivo para ideas extremistas, las cuales no necesitan más que un “ligero” empujoncito para convertirse en un potencial ejercito al servicio de organizaciones terroristas como EI.

Los ataques de este viernes conmocionaron al mundo, todos los jefes de Estado reaccionaron y expresaron su solidaridad con la nación gala, sin embargo, el tema de fondo sigue latente.

salgueiro... confusion...

TIRAR LA PIEDRA Y ESCONDER LA MANO

Hasta ahora ningún país en el que haya una reconocida comunidad musulmana ha reconocido el problema y prefieren mantenerlo soterrado, ya sea por intereses políticos o simplemente por un decoro mal entendido para evitar ser juzgados por el mundo como países segregacionistas.

Sin embargo la problemática existe y cada vez las diferencias se exacerban más, sin que en ninguna nación se hayan dado, al menos, algunos pasos para evitar facilitarle el camino a las organizaciones terroristas que buscan oportunidades para atacar el corazón de los que consideran sus grandes enemigos, el bloque de países occidentales.

Porque, es un hecho que hay amenazas serias por parte de las cada vez más numerosas organizaciones terroristas islámicas, de continuar su oleada de ataques contra occidente, que para empezar no sabe cómo resolver su crisis de integración, pues desafortunadamente en lugar de verse posibles soluciones, la verdad es que cada vez es más notoria la guerra de los ciudadanos originarios contra los que consideran extranjeros, invasores y advenedizos.

Y no hay que ir más lejos, simplemente hay que voltear hacia Estados Unidos y la irracional guerra de un alto porcentaje de su población anglosajona contra los migrantes mexicanos y la guerra de Europa contra los refugiados sirios a los que a toda costa busca evitar que accedan a su territorio.

En fin, desafortunadamente, los extremismos crecen en todas partes.