Estados Unidos interviene en Cuba


Manifestación en apoyo al gobierno del presidente cubano Miguel Díaz-Canel en el municipio de Arroyo Naranjo, La Habana. Foto Afp

David Brooks, corresponsal / La Jornada

Nueva York. El gobierno de Estados Unidos expresó de inmediato su apoyo a las protestas anti gubernamentales en Cuba por la crisis que padece ese país sin reconocer que las medidas estadunidenses diseñadas para asfixiar la economía de la isla, y que la comunidad internacional acaba de condenar por 29 ocasión, tienen justo el propósito de generar ese tipo de crisis, y sin mencionar los millones de dólares que Washington dedica para intervenir en los asuntos internos de Cuba incluyendo promover justo ese tipo de manifestaciones.

El presidente Joe Biden expresó “nuestro apoyo al pueblo cubano y su clamor por libertad y alivio ante las trágicas consecuencias de la pandemia y las décadas de represión y padecimiento económico a las que ha sido sometido por el régimen autoritario de Cuba”. Agregó que el “el pueblo cubano está actuando con valentía al reivindicar sus derechos fundamentales y universales” y llamó a que el “régimen cubano escuche a su pueblo y atienda sus necesidades en este momento vital en lugar de enriquecerse”.

El secretario de Estado, Antony Blinken, comentó en conferencia de prensa que “decenas de miles” de cubanos salieron a las calles para “ejercer sus derechos de asamblea pacífica y expresar sus perspectivas… llamando por la libertad y derechos humanos” y que criticaron al “régimen autoritario cubano por fracasar en atender las necesidades más básicas de la gente, incluyendo alimento y medicina”. Instó al gobierno cubano a no reprimir a los manifestantes y permitir que ese pueblo pueda “determinar sus propio futuro”.

Ambas declaraciones, como varias más de sus subordinados en el gobierno, fueron notables por lo que no mencionaron: que las políticas del embargo de seis décadas junto con más de 243 medidas mas impulsadas durante el gobierno de Donald Trump están diseñadas justo para asfixiar la economía cubana y para provocar carencias de alimento, combustible y medicinas. Justo por sus efectos sobre el pueblo cubano fueron condenadas por la abrumadora mayoría de la Asamblea General de La Organización de Naciones Unidas el 23 de junio, incluyendo a casi todos los aliados de Washington con la excepción de Israel.

Tampoco mencionaron que Washington continúa distribuyendo más de 20 millones de dólares anuales en “asistencia” a agrupaciones cubanas anti gubernamentales. En el proyecto de ley del presupuesto federal para el próximo año fiscal, se está proponiendo otorgar otros 20 millones para “construcción de democracia, derechos humanos y programas de sociedad civil en Cuba”. También se propone casi 13 millones para Radio y TV Martí entre otros canales de propaganda (no es público cuántos millones más en operaciones secretas).

Lo que ha sorprendido a varios expertos y observadores de la relación bilateral es la decisión del nuevo gobierno de Biden de, hasta la fecha, no hacer un giro en la política hacia la isla, la cual prometió hacer en su campaña electoral donde afirmaba que las políticas de aislamiento de Cuba habían fracasado.

Hoy Blinken -evitando mencionar las sanciones económicas y los fondos de asistencia a la disidencia y menos la larga y oscura historia de intervenciones- descartó hoy que los incidentes en Cuba tengan algo que ver con Washington. “Sería un grave error para el régimen cubano interpretar lo que está ocurriendo… como resultado o producto de cualquier cosa que haya hecho Estados Unidos”, afirmó.

Jen Psaki, vocera de la Casa Blanca, reiteró que “hay toda indicación de que las protestas de ayer fueron expresiones espontáneas de gente que está agotada con el mal manejo económico y represión del gobierno cubano”. Pero pareció contradecirse inmediatamente después al agregar que el gobierno de Biden “está evaluando cómo podemos ayudar directamente al pueblo de Cuba”.

Llamó la atención de algunos observadores que los sucesos en Cuba no parecieron sorprender a Washington, y menos a Miami.

El abogado José Pertierra, veterano especialista sobre la relación Estados Unidos-Cuba, comenta a La Jornada que “esto es una tormenta perfecta” en la cual se combinan las consecuencias de las medidas estadunidenses “para apretar la tuerca” del bloqueo incluyendo falta de alimento y electricidad (en pleno calor de verano) y una pandemia que entre otras cosas ha forzado el cierre del turismo, todo resultando en condiciones desesperantes para la población. Al manifestarse ese malestar por diversos sectores en Cuba, “Estados Unidos busca alentar esas expresiones” y recuerda que eso siempre fue el propósito explícito del bloqueo desde el inicio: “desesperar a la gente”.

Los promotores de estas políticas en Estados Unidos siempre están preparados para utilizar las crisis que se dedican a fomentar, y “tienen un guión, incluyendo amenazas contra los que las denuncian”. Tienen el objetivo inmediato de evitar que se levante el bloqueo, y tal vez -con lo que acaba de ocurrir- lo han conseguido, por ahora, con Biden”, considera.

Ese guión no proviene de Cuba sino desde Miami, afirma, y como ejemplo cuenta que fue amenazado el domingo durante las manifestaciones en la isla. Recibió una llamada de un “número oculto” que le marcó insistentemente, y cuando por fin contestó, una voz le advirtió: “el comunismo se cae hoy en Cuba. Te estamos vigilando Pertierra. Te vas a tener que cuidar”. No fue el único en recibir esa llamada.

Aunque legisladores de ambos partidos, sobre todos los cubanoestadunidenses, expresaron su usual condena contra el gobierno cubano, con el poderoso jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado el demócrata Robert Menendez afirmando que “éste podría ser un momento para que cambie el curso de la historia” y el diputado republicano Marco Rubio instando a Biden a que exija que las fuerzas cubanas no repriman con violencia a los manifestantes, no todos se sumaron al coro oficial.

El veterano diputado demócrata Jim McGovern declaró que “el gobierno cubano tiene que respetar los derechos de su gente de protestar pacífica y legitímente. Y el gobierno de Estados Unidos tiene que poner fin a nuestro embargo que ha sido un fracaso miserable y ha causado gran sufrimiento para el pueblo cubano”.

El jefe del Comité de Asuntos Exteriores Gregory Meeks se sumó notablemente a la posición de su colega y llamó a que Biden “ayude a aliviar el sufrimiento en Cuba al rescindir las sanciones de la era Trump y ofrecer asistencia humanitaria y de vacunas adicionales al pueblo cubano”.

A la vez, también se expresó un coro diverso de progresistas en Estados Unidos que exigieron “manos fuera de Cuba”.