Jesús Sánchez
Dicen las sabias consejas políticas que hay tiempos para sumar, tiempos para sumarse, pero lo más importante, tiempos para sumirse (moverse discreto o desaparecer de la escena).
Esto funciona bien para quienes terminaban un cargo público –principalmente los gobernadores- y decidían retirarse a espacios privados para dedicarse a la vida personal y familiar y dejar la vida pública.
Pero como decía Bob Dylan, las cosas están cambiando.
En pocos años se esfumó el manto de protección que daba a los gobernadores un blindaje casi eterno.
PERO LOS TIEMPOS ESTÁN CAMBIANDO
Nunca como en esta época se ha tundido tanto a los gobernadores. Nunca como ahora se les ha estigmatizado tanto, convirtiéndolos literalmente en los prietitos en el arroz.
Los gobernadores han ocupado espacios de primer orden en la estructura de nuestro sistema político, tanto que en gabinete del actual gobierno federal –con Enrique Peña Nieto- 9 funcionarios han sido gobernadores; con Felipe Calderón 5 miembros de su gabinete se desempeñaron antes como mandatarios estatales; con Vicente Fox fueron 5 y 8 con Ernesto Zedillo Ponce de León.
Con Carlos Salinas de Gortari usted sabe que prácticamente las dos terceras partes de los 31 gobernadores en el país ocuparon otras posiciones por instrucciones o invitación del presidente de la República.
Pero así como los gobernadores están en la cúspide de la pirámide del poder en los estados, la responsabilidad del manejo de recursos presupuestales también los hace vulnerables a la sospecha y tienen que entregar cuentas claras para superar el sospechosismo.
Pero como decía la politóloga Melita Peláez, lo único que no se puede ocultar en la condición de todo ser humano es lo tonto y el dinero. Tarde o temprano se nota.
EX GOBERS EN CAPILLA, PARA RIPLEY
En los últimos 15 años al menos siete gobernadores habían sido detenidos y acusados sobre todo por enriquecimiento ilícito. En promedio era de un gobernador en problemas judiciales cada dos años.
Tome nota.
En tres quinquenios los ex góber que tuvieron problemas con la justicia fueron Mario Villanueva Madrid (Quintana Roo); Andrés Granier Melo (Tabasco); Tomás Yárrington (Tamaulipas); Jesús Reyna (Michoacán); Pablo Salazar Mendiguchía (Chiapas), Luis Armando Reynoso Femat en Aguascalientes y Humberto Moreira (Coahuila).
Y para Ripley, en los últimos meses, 4 ex góber están en capilla.
Se trata de Guillermo Padrés (Sonora) detenido; Javier Duarte de Ochoa (Veracruz); Roberto Borge (Quintana Roo) y Rodrigo Medina (Nuevo León).
Un factor común entre ellos es que los cinco perdieron las elecciones en sus respectivas entidades y han sido señalados como presuntos responsables de enriquecimiento ilícito.
TOCADOS POR EL ESCÁNDALO
Uno de los casos más escandalosos esta misma semana fue la del ex gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, quien se presentó para responder a las denuncias en su contra en el Reclusorio Oriente y fue detenido junto con su hijo. Ambos se les seguirán procesos penales por acusaciones de defraudación fiscal y operaciones con dinero ilícito.
Un caso parecido ocurrió con el tabasqueño Andrés Granier, quien se presentó voluntariamente en junio de 2013 y fue retenido en prisión hasta la fecha.
Otro de los casos más escandalosos es el de Javier Duarte de Ochoa, el ex gobernador de Veracruz que solicitó licencia al Congreso local para enfrentar las acusaciones en su contra y después desapareció de la faz de la tierra. Hoy se le considera prófugo de la justicia, además de que la PGR ofreció una recompensa para quien de información que permita su localización y captura.
Pero no todo queda ahí.
se sabe que el gobierno de Javier Corral integra un expediente para buscar responsables de los quebrantos financieros del estado de Chihuahua y el de Roberto Borge Angulo en Quintana Roo, de quien hasta ahora no se tiene certeza de si será acusado formalmente o no.
En Nuevo León, otro ex gobernador, Rodrigo Medina, tiene marcaje personal del actual jefe de gobierno Jaime Rodríguez El Bronco, que ha tomado como una cruzada personal la tarea de encarcelar a Medina.
Los gobernadores honestos o no vivieron durante décadas bajo un manto de opacidad.
Los avances para transparentar el ejercicio del gasto público han venido dándose a través de diversos mecanismos y dependencias públicas fiscalizadoras. También han prosperado iniciativas ciudadanas que refuerzan esta tendencia a la transparencia y al buen manejo de los recursos públicos. El paso más sólido será completar el proceso para establecer el Sistema Nacional Anticorrupción.
Pero mientras esto ocurre, hoy los ex gobernadores deben cuidarse de todo, hasta de su modo de andar.