“El Piojo” pagó


La selección mexicana y su ex director técnico, en cuatro actos…  

 Josetxo Zaldua/La Jornada

 Miguel Herrera se crucificó solito este lunes en el aeropuerto de Filadelfia ayudado por su hija. Entre ambos la emprendieron a golpes contra Christian Martinoli y Luis García, de Tv Azteca. No pudo el técnico controlar su bronco carácter, que lo marcó a sangre y patadas en su etapa como jugador. El domingo levantó la devaluada Copa Oro con un devaluado equipo y el lunes sacó toda la rabia acumulada para escribir su epitafio. Hombre de extracción humilde, luchador y hecho a sí mismo, el técnico echó por la borda todo lo conseguido hasta ahora. Confieso que me queda un regusto amargo por lo sucedido. Viene ahora el purgatorio para El Piojo.

Y a ese proceso poco o nada ayuda el lamentable comunicado difundido a media tarde con la firma del ex técnico mexicano. Se disculpa de mala manera, mostrando una soberbia que no cabe y remata el fallido texto diciendo que “aprovecharé para disfrutar a mi gran familia y descansar un tiempo, después, regresaré siendo el mismo, y tendrán conmigo, como siempre, las puertas abiertas”. Malos consejos recibe El Piojo. Reivindicar a su familia está de más porque inmiscuye en el cocido a su hija, la que abofeteó a Luis García. Ese no es el camino. (Este párrafo fue incluido en la columna que ya circula en La Jornada en Línea).

Es obvio también que Herrera necesita ayuda para estabilizar su atormentada mente. Parece estar siempre en pie de guerra bajo la vieja consigna de “conmigo o contra mí”. Y ahí siempre perderá. Cargar la responsabilidad a factores externos, en este caso a parte de la prensa deportiva, no le sirve de nada. Seguirá hundiéndose en su pequeño y estrecho mundo.

El asunto Herrera dibuja sin piedad el estado del futbol mexicano. Comenzando por los dueños de los equipos, auténtica lacra deportiva, y siguiendo por los directivos de paja, entrenadores sumisos y jugadores con escaso carácter. Y en medio la nefasta, por corruptora, presencia de los intermediarios, siempre aliados con los mandamases del futbol nacional. Esos cuervos ponen y quitan a su antojo y nadie los detiene.

En los últimos nueve años el Tri ha triturado a diez entrenadores. Debe ser un récord Guinness, no para presumir de ello sino para sonrojarse y morirse de la vergüenza. Así es imposible diseñar planes. La inmediatez es lo peor que puede pasarle a cualquier tipo de empresa. Si no hay tiempo para planificar y paciencia para ver resultados, el fracaso es inevitable.

No es aventurado decir que Miguel Herrera vive en estos momentos el trance más amargo de su vida. De la nada se fue a las nubes, se mareó, y regresó a los infiernos. No es para sentirse bien, al menos es mi caso. Ojalá El Piojo tenga los arrestos para levantarse y reinventarse, ojalá nos calle la boca a todos.

En su mano está.

 EL PIOJO MIGUEL HERRERA Y SU HIJA...

LA PIOJADA

El cronista Christian Martinoli afirma haber recibido un trancazo en el cuello propinado por Miguel Herrera este lunes en el aeropuerto de Filadelfia, y que además la hija del técnico lo insultó sin pena mientras el entrenador de porteros lo empujaba sin misericordia. Total: el escándalo está servido y la salida de El Piojo por la puerta de atrás, también.

Ágil, incisivo y provocador ante los micrófonos, el colega Martinoli es considerado por sus pares como uno de los más destacados en esos menesteres. Cierto es que a veces sus comentarios traspasan esa delgada línea roja del buen gusto y de lo políticamente correcto, pero de ahí a que todo un entrenador de la Selección Mexicana lo machaque físicamente media un abismo.

Herrera negó temprano haber agredido a su bestia periodística, de modo que hasta ahora es palabra contra palabra aunque Luis García, presente en los hechos y también cronista de Tv Azteca, ya relató cómo lo agredió la hija del técnico.

Asombra que la hija de El Piojo haga parte de la comitiva tricolor. Nada pinta ahí. Si la señorita quiere estar con su papá, que pague el boleto y que evite inmiscuirse en los asuntos que tienen que ver con el trabajo de su progenitor. Lo contrario es una indecencia.

Mediada la tarde, el Tri, más bien algunos jugadores, llegaron al aeropuerto Benito Juárez. De Miguel Herrera, ni sus luces, al igual que los hermanos Dos Santos, que en sus cuentas de Twitter echaron porras al técnico por su hazaña boxística. Alguien los alertó sobre la estupidez que había cometido y borraron sus comentarios. Ya era tarde.

Dicen que todos ellos, incluyendo a la hija del seleccionador, se quedaron en Monterrey. El asunto es que nadie los vio en el aeropuerto defeño. Ese escurrir el bulto de El Piojo no lo beneficia. De ser inocente no tendría problema en dar la cara y proclamarlo a los cuatro vientos.

A esta generación de futbolistas de élite mexicanos no se les puede pedir que piensen, no se les da: se les paga, y muy bien, por jugar y por ganar. Ninguna de las dos cosas las hacen bien, pero cuando se trata de escurrir el bulto ante la prensa son mejores que el mago Houdini.

El ejemplo dado este lunes por Miguel Herrera es todo un tratado sobre lo que no se debe hacer cuando se es figura pública. Y el mortal y cobarde silencio de la Federación Mexicana de Futbol hace más urgente iniciar la limpieza de nuestro futbol.

Esa podrida Femexfut será dirigida en pocos días por el inefable Decio de María. Hace unas horas, el colega Héctor Huerta, en el programa Los Capitanes, de ESPN, relató cómo ese señor, tiro por viaje, le envía mensajes a través de terceros amenazándolo con “romperme la madre”. No dudo de la palabra de Huerta porque es un hombre que ha demostrado seriedad a lo largo de su dilatada trayectoria.

Lo preocupante es que un tipo como Decio de María vaya a dirigir el futbol nacional. A nadie le puede sorprender que El Piojo la emprenda a madrazos con quien lo cuestione. Son golpeadores con licencia. Son una vergüenza.

Deben irse.

EL PIOJO    CHRISTIAN Y LUIS ....

EL MAQUILLAJE

El medio villano del escandaloso juego contra Panamá, Andrés Guardado, abrió este domingo el camino al triunfo de un Tri que no acaba de encontrar la cuadratura al círculo. No fue necesaria la ayuda arbitral, por suerte.

Fue un partido corrrientito, parecido a los que padecemos en la Liga Mx, pero los hombres de Miguel Herrera dieron otra imagen, menos abollada que la mostrada en los partidos previos. Más organizados y compactos, supieron resistir el vendaval jamaiquino desatado durante los primeros 15 minutos de juego.

De todas maneras la alerta roja ya se disparó: se acabó el cuento de que México es el gigante de la Concacaf. Haber ganado la Copa Oro es un bálsamo, pero dormirse en los laureles, algo que nos encanta, será catastrófico.

El crecimiento futbolero de Jamaica y de otros equipos del área es inversamente proporcional al decrecimiento del Tri y de nuestro futbol en general. Mal harían los negados directivos del futbol nacional mirando hacia otro lado, haciéndole al avestruz. El mal es estructural y así hay que enfrentarlo.

Casi imposible revertir la tendencia mientras nuestro futbol esté en manos del duopolio televisivo. Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego son intocables, en esa y en otras muchas materias. No hay reforma que pueda con su supremo poder transexenal. Y no es responsabilidad de ellos sino de quienes se lo permiten.

Y qué decir del inicio de la Liga Mx, con los capitalinos y millonarios América y Cruz Azul, acompañados de ese calamitoso equipo llamado Chivas, haciendo el ridículo. Cierto que es el primer partido pero siempre acudimos a esa cantinela y al final nos quedamos como al principio: perplejos y enfurecidos.

Siguen gastándose millones y millones fichando jugadores extranjeros que, en su inmensa mayoría, sirven para engrosar las billeteras de algunos directivos, de los representantes y de los propios jugadores que, según lo sabido, son los que menos se llevan del jugoso pastel.

Poco o nada aportan, salvo muy contadas excepciones. Si toda esa plata se dedicara a cuidar los viveros del futbol nacional jugadores como Hugo Sánchez, Luis García, Andrés Guardado, Javier Hernández, Héctor Herrera, Carlos Vela o los hermanos Dos Santos no serían de generación espontánea.

Ahí abajo está el potencial.

el piojo   cuestiuonado triunfo de mexico en la copa oro

¿Y AHORA?

La resaca es insoportable. El México-Panamá ha dejado a la zona futbolera concacafiana hundida en la miseria moral. Tuvo el Tri el poder de hacer valer el fair play. Era decisión del técnico Miguel Herrera ordenar a Andrés Guardado fallar el inexistente penal pitado por el impresentable árbitro estadunidense Mark Geiger. Ese señor debería enterrar su silbato por su bien.

Pero el Piojo no dio la orden y Guardado hizo su chamba. Tuvo la oportunidad de mandar el balón a las nubes y cubrirse de gloria, pero le pudo su mente chiquita, la inmediatez, avalar una monumental transa urdida en los cochambrosos pasillos de la podrida Concacaf. El jugador prefirió consumar la infamia en lugar de pasar a la historia futbolera como deportista limpio. Manchó su nombre.

El guión marca que México debe ganar a los bravos jugadores de Jamaica, un equipo alegre y despreocupado, herederos dignos del inolvidable Bob Marley. Será una final vista con lupa: repetir el desaguisado del México-Panamá podría provocar un escenario dantesco. Pero los despachos ya decidieron que el Tri debe ganar la Copa Oro. Será por las buenas, ojalá, o será por las malas. A menos que ese ejército loco jamaiquino meta una docena de goles a la famélica escuadra mexicana.

Se impone el “no pasa nada”. En este país nuestro de cada día nadie se hace responsable de nada. Es un dejar hacer que carcome a la sociedad, indefensa ante el agandalle permanente de los señores de horca y cuchillo. Tras las rejas se van quienes no tienen billete suficiente para comprar voluntades mientras campea a sus anchas toda una caterva de gente corrupta, con un ilimitado poder para comprar justicia a la carta.

El futbol nacional refleja fielmente el estado anímico de la nación. No hay perspectiva de un futuro mejor. El Coneval dijo este jueves que en los dos primeros años de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto dos millones de paisanos pasaron a engrosar el enorme ejército de los pobres. Es una situación insoportable e insostenible.

Pero se impone el “no pasa nada”. El desánimo se impone irremediablemente. Por eso los estadios lucen vacíos, por eso no creemos en los políticos, por eso estamos tan jodidos y tan huérfanos de un futuro mejor. Los que mandan dan la impresión de que poco les importa la gente. Absortos en sus sueños guajiros, desprecian a sus gobernados porque, como acuñó el infausto Carlos Salinas de Gortari en el famoso pase de charola, “los pobres aguantan”.

¿Será que no tenemos remedio?