El movimiento telúrico ocurrió 46 minutos después del simulacro por el 19/9


En un tramo de la vía que une Coalcomán y Aquila, en Michoacán, hubo un derrumbe. Foto 'La Jornada'

Emir Olivares y Alonso Urrutia / La Jornada

Ciudad de México. Apenas habían transcurrido 29 segundos desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador tuiteara sobre el simulacro, cuando los altavoces del centro de la ciudad lanzaron de nuevo la estridente alerta sísmica. En seguida vino el terremoto.

“Sálganse, no es simulacro”, gritó un empleado de Presidencia en uno de los salones de Palacio Nacional. Presurosos, quienes menos de una hora antes participaron en el ejercicio de prevención, hicieron valer las indicaciones y pasos ya practicados.

 

En los patios del Palacio la tierra se cimbró y algunos entraron en pánico. Déjà vu: de nuevo un 19 de septiembre, de nuevo tras un simulacro, de nuevo una sacudida de magnitud mayor a 7. Nadie daba crédito: “¡Otra vez en 19!”

Cientos de empleados y funcionarios que despachan a diario en Palacio Nacional regresaron a las áreas de seguridad, entre ellos el mandatario, que de inmediato subió un video a redes sociales con un primer reporte.

 

“Es un sismo de 6.8 según el Servicio Sismológico Nacional (horas después se ajustaría a 7.7), cuyo epicentro está en Coalcomán, Michoacán, 59 kilómetros al sur de Colima. Vamos a empezar a recoger información. Deseamos de todo corazón que no haya pasado nada grave”, señalaba el primer mandatario.

 

 

“Día maldito”

 

Funesta coincidencia. Los expertos insistían en que las probabilidades de que un evento sísmico se diera en esta fecha eran ínfimas. Pero el nerviosismo superó los argumentos científicos y entre las decenas de personas que permanecían en el interior del histórico recinto comenzaron la suspicacias.

 

“Este día está maldito”, “El próximo me voy del país en septiembre”, “Quitemos este mes del calendario”, “Para 2023 preparamos la ración de bolillo”, eran comentarios que se escuchaban en los corrillos del Palacio, entre risas nerviosas.

 

De regreso a sus oficinas, López Obrador se comunicó de inmediato con los gobernadores de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, y de Colima, Indira Vizcaíno Silva; con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y con el secretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán, quienes le dieron sus respectivos informes. El almirante le confirmó la muerte de una persona en Manzanillo, por la caída de una barda.

 

 

Tras la revisión por parte de Protección Civil, poco a poco los trabajadores de Palacio Nacional se reincorporaron –no sin cierto temor– a sus actividades cotidianas. Todos padecieron complicaciones para comunicarse con sus seres queridos, por la caída de los sistemas de comunicación móvil.

 

“Me preocupa mi hija, no puedo hablar con ella. Está en la prepa y suele ponerse muy ansiosa”, declaró una empleada de la Secretaría de Hacienda. Al teléfono, un joven le decía a su novia: “No vuelvo a desconfiar de tus instintos”. Minutos después explicó que poco antes del simulacro –que tuvo lugar a las 12:19 horas– su compañera le expresó que se sentía muy nerviosa. “La desestimé y le dije que no pasaba nada, que sería el habitual simulacro. ¡Y mira!”

 

Horas antes, en la mañanera, la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, informó que de 1985 a 2021 la ocurrencia de varios sismos ha dejado un saldo de 365 mil millones de pesos por daños, 16 millones 863 mil 855 personas afectadas y 6 mil 551 muertes.

 

En un aniversario más de los terremotos de 1985 y 2017, la funcionaria detalló la relevancia de la prevención y dijo que autoridades de todos los estados trabajan para reaccionar ante este y otro tipo de eventos naturales. “Lo más importante es salvar vidas, el sismo va a llegar en cualquier momento y nosotros tenemos que estar preparados”, apuntó.