El diluvio: Sismos y luchas libertarias


Escuela Enrique Rébsame

Cursis y ridículos algunos agradecimientos a rescatistas de los sismos.

Oportunismo del SAT para “apoyar” al Fideicomiso Fuerza México

Para reírse, texto oficial que inhabilita a Colegio Enrique Rébsamen.

Hugh M. Hefner, vanguardista difusor de la sexualidad humana.

Rafael Cardona

Como una pequeña epidemia brotan por todas partes los desplegados de prensa, los anuncios y los mensajes de agradecimiento por la generosidad mostrada durante los sismos, lo cual incumple a veces con la modestia y decoro sugeridos para el ejercicio de esa teologal virtud llamada caridad.

De entre todos escojo uno por su cursilería y su mala redacción.

Es un “espectacular” colocado en las alturas de un edificio en las Avenidas Chapultepec y Cuauhtémoc. Uno esos grandes anuncios comerciales cuyo peso (como en Torreón y Viaducto) propicia el derrumbe de adefesios mal construidos y peor sobrecargados. En fin.

El enorme cartel dice lo siguiente:

“GRACIAS RESCATISTAS CANINOS POR DEJAR SU HUELLA EN MUCHAS VIDAS. LA VIDA MERECE UN HOMENAJE.”

Si nos atenemos sentido lato de las palabras, un rescatista es aquel quien rescata o participa en un rescate y un canino (además de un colmillo), es simplemente un perro, entrenado para olisquear entre las piedras y cuya potencia olfativa ha sido usada para buscar sobrevivientes, drogas, billetes o muchas otras sustancias y objetos en el mundo.

Pero los “rescatistas caninos”, así redactado, vienen a ser los canes; no sus entrenadores y ellos (ni siquiera eso llama jocosamente “binomio canino”). Así pues, resulta inútil ponerles un espectacular legible a la distancia, pues los perros, ni de lejos ni de cerca saben leer.

¿Googles para leer?

PARA LA CARCAJADA…

Pero, en fin, cosa de los corazones conmovidos en el nombre de los cuales se permite todo atropello a la lógica, como ese comunicado hilarante de la Secretaría de Educación, en el cual se les advierte a los propietarios del derruido colegio Rébsamen, (incluida a la fugitiva Mónica García Villegas, la señora del “roof garden”), su desautorización para prestar más los servicios educativos. Esto es de carcajada:

“La Secretaría de Educación Pública (SEP) ha resuelto revocar las autorizaciones de incorporación que le permitían al Colegio Enrique Rébsamen prestar los servicios de educación en los niveles de preescolar, primaria y secundaria, por lo que queda prohibido que la institución continúe proporcionando esos servicios educativos en dicho (¿en dicho qué?) o en cualquier otro plantel.

“A partir de los efectos del sismo del pasado 19 de septiembre, y en coadyuvancia a (con) la investigación iniciada por la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México, la SEP determinó revocar las autorizaciones de incorporación que le permitían al Colegio Enrique Rébsamen, ubicado en la calle de Rancho Tamboreo, colonia Nueva Oriental Coapa, Delegación Tlalpan, prestar los servicios de educación en los niveles de educación básica. La revocación se mantendrá hasta que se deslinden responsabilidades derivadas de la investigación”.

SAT, apoyando a extraño organismo

¿Y FRIDA SOFÍA?

Más allá del pantanoso estilo del texto, uno supondría de urgente y obvia comprensión la imposibilidad de continuar prestando los “servicios educativos” entre los escombros. Sólo falta dar de baja a una alumna llamada Frida o anunciar su beca para la telesecundaria.

Pero todos hemos sido testigos de la conversión de los mexicanos, pues quien más, quien menos, quiere figurar en la primera fila de la fotografía piadosa de la participación.

Y la verdad las únicas cosas reales con alcance de futuro, cuando se acaben las latas de atún y los sándwiches de la espontaneidad y los garrafones de agua, las ha hecho el gobierno (es su responsabilidad), como esos programas de crédito casi a fondo perdido con los cuales se quiere reactivar la economía y fomentar la construcción y la auto edificación de las miles de viviendas dañadas en Oaxaca, Chiapas y Morelos, especialmente.

 

APOYO DEL SAT

Lo demás son epopeyas de oportunismo, como ese extraño fideicomiso llamado “Fuerza México”, cuya operación resulta altamente compleja. Tanto como  estas explicaciones, divulgadas  por la secretaría de Hacienda y cuya explicación se sintetiza en estas líneas tan claras como el lodo:

“A través del Servicio de Administración Tributaria (SAT), la Secretaría de Hacienda autorizó mediante la publicación de una regla, la posibilidad de que instituciones donatarias realicen donativos a otras de la misma naturaleza, con el objetivo de facilitar recursos para el fideicomiso Fuerza México.

“Aunque dicha acción no esté contemplada dentro del objeto de las donatarias, con la publicación de esta regla se espera coadyuvar a la reconstrucción de las zonas afectadas.

“El fideicomiso privado “Fuerza México” fue constituido en Nacional Financiera por distintos representantes del sector privado.

“Tiene el propósito de canalizar todos los donativos y aportaciones que realicen personas, organismos, organizaciones y empresas desde el interior o exterior del país para apoyar las acciones de reconstrucción en los estados que se vieron afectados por los recientes sismos”.

Una hermosa montaña rusa nos espera, mientras a los desheredados les sigue lloviendo entre la ruina y la miseria…

Edición japonesa de Playboy

LA MUERTE DE HEFNER CREADOR DE PLAYBOY

Uno de los libros más serios sobre la libertad personal (al menos en los Estados Unidos, con su consecuente efecto en los países gravitantes en su órbita; es decir casi todos) fue coordinado y prologado por Hugh M. Hefner cuya muerte marca el fin de una forma de exhibir, divulgar y (por qué no) aprovechar la sexualidad humana.

El libro en cuestión se llama “The century of sex. Playboys history of sexual revolution. James R. Petersen)”.

En él, dice Hefner:

“…La historia que yo vislumbré, es un evento mucho mayor que ese (la evidencia de una revolución sexual en los años 60) y está complejamente intrincada con el desarrollo del siglo XX. Yo la percibo como la compleja relación entre héroes y villanos, en un ámbito de ideas complejas. Así deberíamos analizar la liberación de los hombres las mujeres, el cuerpo y la imaginación…

“Este libro es también una historia para establecer un contexto en el cual muchos tabúes nos siguen afectando todavía. Si algún logro se alcanza, los lectores comprenderán cómo han sido nocivos y caprichosos esos “valores” y cuánto daño han hecho a la felicidad humana.

“La historia de este libro es un relato de cómo esas fuerzas actuaron en contra de la búsqueda del placer y cualquier expresión de la sexualidad humana.  Es también la historia de aquellos quienes lucharon contra la marea y su rechazo hasta lograr un “momentum” de cambio esparcido a lo largo de la nación y el mundo.

“En este siglo, América liberó al sexo. El mundo no volverá a ser el mismo”.

Hoy sólo queda de Hefner la otra imagen, la más frívola. La cara siempre feliz de un anciano concupiscente y lujurioso, rodeado de mujeres indescriptibles y “voluptuosas” en un mundo de hembras cosificadas, vestidas con puños blancos, tacones de aguja, corbata de moño, tetas de evidente opulencia siliconada; orejas de conejo y un pompón ridículo en la rabadilla.

Sus fiestas romanas en las mansiones de la editorial “Playboy” (el mundo como inacabable juego erótico) y su bata de Mauricio Garcés y su pipa de Luis Spota, caben en el anecdotario de su propaganda, como sus insufribles programas de televisión con los cuales alzaba en cada emisión un grotesco canto de cisne.

Pero en el fondo su empresa vale por la gran batalla por la libertad no solo sexual sino editorial. Sus interminables pleitos judiciales contra el servicio postal americano cuyos luteranos administradores se rehusaban a distribuir material “pornográfico”, ayudaron a construir una jurisprudencia en torno de la censura y sus limitaciones.

Sus litigios por el contenido de ensayos y entrevistas reveladoras, hasta en lo político (una de las mejores entrevistas de su vida, durante la Guerra Fría la ofreció Fidel Castro a Playboy), son un ejemplo de la lucha por la libertad de expresión.

Quizá Hefner hizo más por el periodismo americano de cuanto lograron los grandes con todo y sus premios o la organización Hearst y los dueños del NYT con toda su leyenda encima.

Hugh M. Hefner, siempre rodeado de mujeres bellas

CERRAZÓN DE UNOS; APERTURA DE HEFNER

“…La Revolución Sexual ha comenzado a devorar a nuestros hijos” escribió Pat Buchanan en la (no tan lejana) primavera de 1983. El antiguo y ultraconservador amanuense de los discursos de Richard Nixon, explicó el SIDA como un castigo vengativo del Viejo Testamento.

“Los pobres homosexuales le han declarado la guerra a la naturaleza y hoy la naturaleza les devuelve con exactitud su horrible retribución.” Buchanan les advirtió a los demócratas asistentes a la Convención de San Francisco, acerca del peligro al cual exponían a sus esposas y familias si les permitirán una relación social cercana con los homosexuales.

Eso en los tiempos cuando la “Mayoría Moral”; instaba al gobierno a no gastar un sólo dólar en la investigación médica del SIDA y dejar la pandemia en extensión como una justa condena a quienes habían violado las leyes divinas sobre la reproducción humana y habían actuado “contra la naturaleza”.

Playboy defendió muchas causas convertidas tiempo más tarde en leyes de igualdad (matrimonios igualitarios, derecho al aborto, planificación familiar voluntaria, leyes contra la violación, etc.), no sólo allá sino en muchos otros países del mundo.

Obviamente hay quienes miran nada más a la otra parte (más allá del ejemplo anterior), pero no todo fueron las fotografías incitantes de mujeres imposibles, iluminadas con hábiles juegos de luz y color; maquilladas, con cuerpos de perfecta exageración, bocas húmedas y frutales, melenas conmovidas por ventiladores invisibles y vientos de distancia; no todo eran los juegos superficiales, no todo era un humor sexista o una exhibición comercial de la condición femenina.

Hubo más, mucho más. Grandes ensayos, irrepetibles entrevistas, cándidas conversaciones y sobre todo, un periodismo insuperable, defendido en el tribunal de sus millones de suscriptores y lectores y hasta en los tribunales de la derecha americana, hoy enquistada en un poder inmerecido.

Hubo de todo, pero por encima una actitud lúdica para hacer la vida más grata y el mundo más habitable.