El diluvio: Los trenes en el sexenio expandido


Gasoducto en el Istmo de Tehuantepec
  • Apoya presidente Enrique Peña Nieto propuesta del gobernador Alejandro Murat.
  • Andrés Manuel López Obrador, presidente electo ofrecer seguridad a mexicanos.

Rafael Cardona

Ahora cuando el presidente electo ha anunciado su idea de construir un tren turístico en cinco  estados (Tabasco, Chiapas, Yucatán, Campeche y Quintana Roo), vale la pena recordar el inconcluso proyecto del otro tren, el Transístmico, el cual se ha planeado hacer desde tiempos de Porfirio Díaz.

El año pasado, para quien lo haya olvidado, apareció esta noticia:

El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, decidió tomar como bandera de su gestión la construcción de un «Canal de Panamá» gasífero, que evitaría a los productores de Estados Unidos trasladar el fluido hasta ese país centroamericano, para exportar a Asia…

“..La idea de la obra, que prevé un costo inicial de 400 millones de pesos, es conectar al océano Pacífico con el Atlántico, atravesando en tan sólo cuatro horas por tierra los puertos de Salina Cruz, Oaxaca, con el de Coatzacoalcos, en Veracruz, separados por unos 300 kilómetros. Esto permitiría reducir el traslado de hidrocarburos entre ambos océanos de los 16 días que hoy demanda vía Canal de Panamá a apenas una semana.

Alejandro Murat Hinojosa

El presidente Peña Nieto apoyó la iniciativa de Murat e incluso ordenó a su secretario de Comunicaciones y Transporte, Gerardo Ruiz Esparza, que analice la posibilidad de construir en ese tramo un tren rápido que conecte los dos océanos y además mejorar los libramientos de Matías Romero y Salina Cruz para que los camiones recorran el trayecto en apenas cuatro horas…”

A este respecto AMLO dijo (oct 2015) “…si el proyecto transístmico de Peña Nieto es una copia del realizado por él, el presidente del Consejo Nacional MORENA sostuvo que él lo retomaría.

“Aseguró que en el 2018, retomará el proyecto pero con la participación de la gente, es decir, habrá asambleas de todos los pueblos del Istmo y se les pondrá a consideración el plan, así como se les informará los beneficios que recibirán los habitantes de la región.

“No es que van a venir las empresas extranjeras a medrar, a robar, a saquear y a empobrecer a la gente, esta es otra idea, otro concepto, otro proyecto, es beneficiar a la gente, sobre todo que haya empleo en el Istmo que eso es lo que hace falta, que haya trabajo y bien pagado, pero manejado con la gente, desde las comunidades”, dijo.

Aquí lo importante no es la paternidad de la idea sino la posibilidad de empleo y trabajo en la zona con esta fuerte  inyección económica para la actividad del estado.

Macheteros de Atenco en Casa de Transición

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De manera nunca antes vista, como si se tratara de aplicar las teorías de Gamow o Hawkins sobre el tiempo y el espacio, el futuro presidente, Don Andrés Manuel,  ha logrado el primer milagro de su gobierno: extender, expandir el tiempo. Así su sexenio va a durar no los dos meses menos de lo previsto en el ajuste de los calendarios electorales, sino aproximadamente un año y medio más.

–¿Cómo?

Pues simplemente ajustando empeños, horarios y disponibilidad. Como decía Renato, sabia virtud de conocer el tiempo, lejos de la dicha inicua de perderlo… pues ya se sabe cuándo éste se malgasta, hasta los santos lloran. Y el tiempo es como el amor: si se deja ir, no vuelve.

No importa si Proust ha perseguido el tiempo perdido en un denso paginario interminable. Antes de extraviarse en los mares del ocio o la incuria  –dice el consejo–,  mejor aprovecharlo. Y así hasta un  sexenio se convierte en mucho más. Carpe Diem.

Alfonso Durazo

Veamos cómo ha logrado AMLO expandir su tiempo.

Primero, a las 48 horas de la avalancha electoral con la cual subió al poder, entró al Palacio Nacional y comenzó a proponer actos de gobierno. No importa si los iba a ejecutar el saliente. Son obra del entrante, lo cual ya implica capacidad y determinación de tomar las riendas para después quedarse con el caballo.

Y así ha sido también en el Senado y la Cámara de Diputados. Anuncios de iniciativas  y arranque de los procesos legislativos, como en el caso de la reducción  de las prerrogativas de los partidos políticos a quienes de paso confina en su pigmea condición  de enanos sin competitividad.

Bueno.

De esa manera, por el camino de los hechos, los cuales superan en peso y densidad a las palabras, el gobierno ha ganado 150 días. Si a eso se le agrega un  anuncio al parecer inadvertido en su real dimensión, este sexenio habrá aumentado su ejercicio casi en un año y medio.

–¿Cómo?

Pues ampliando la semana laboral al sábado.

Son 52 semanas en cada año y eso, en seis años, ofrece una disponibilidad de ejercicio real del poder y la administración  de 312 días hábiles.

Se necesita habilidad para habilitar lo inhábil, pues.

Andrés Manuel López Obrador

Y si a esos se les suman  los 150 días de la “transición  activa”, como se le podría llamar a este periodo en el cual Enrique Peña se convirtió voluntariamente en gestor de los empeños del  futuro presidente y no tuvo empacho en ayudarle en todo y por todo, hasta con instrucciones a sus aún empleados para no disturbar la tersa calma de la entrega del poder, tenemos un  gobierno extendido con 452 días más de laboriosidad.

Un año y ochenta y siete días más.

Y además con una ventaja: estos 150 días no cuentan en sentido negativo.

Si las cosas en el país empeoran en este lapso, mayor será la confirmación de un cambio necesario. Si mejoran en algún  sentido, cosa poco probable, no serían suficientes para opacar el fulgor de los foros, los proyectos, los anuncio; los funcionarios en desfile de presentación y la catarata de promesas, planes, ideas, ocurrencias, inventos y ensoñaciones.

Todo vale porque nada causa (como dicen los abogados) ejecutoria. Todo cabe en el espacio del futuro. Así pues, con una pierna en el presente y otra en el cercano porvenir, este gobierno actúa y hasta decide.

Y como una prueba de lo inocuo de un trastorno, están los sucesos de Michoacán en los cuales un foro de pacificación termina de manera violenta, con personajes expulsados de la tribuna y denuestos a la existencia misma de los foros por parte de los denominados líderes sociales incrustados en ese engendro peligroso llamado “autodefensas.”

Proyecto del Tren Maya

El foro de Michoacán terminó como el Rosario de Amozoc (más o menos) y no sucede nada porque todo ocurre en un espacio de virtualidad sin consecuencias. Los errores se corrigen, las palabras de maquillan, los problemas se anotan y ya vendrá el tiempo para corregirlo todo. O para dejarlo como está, pero en medio de una gran puesta en escena.

Tiempo  todo es cosa de tiempo, según ha dicho con serio optimismo Alfonso Durazo:

“…Durante el tercer foro de la Ruta para la Pacificación y la Reconciliación Nacional de México que se lleva a cabo en la Universidad Michoacana en esta capital, advirtió que el próximo gobierno federal recibirá un país con graves problemas de inseguridad, “y eso habla de la dimensión del reto que tendremos que enfrentar”… la inseguridad que priva en el país no se resolverá de un día para otro.

“En ese sentido, dejó claro que “no les vamos a prometer el paraíso, sería irresponsable, la situación de violencia que vive el país no se generó de un día para otro y no la vamos a resolver de un día para otro”.

Gerardo Ruiz Esparza

“Aunque subrayó: “Pero sí les puedo decir que, de un día para otro, este gobierno se va a comprometer a regresarles la paz y la tranquilidad, de tal manera que en los primeros tres años la gente empezará a sentir la mejoría en la seguridad y entregaremos, sin duda, el 2024, un país de paz y tranquilidad para los mexicanos”.

Y en 2024 haremos otro foro…

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Ver a los macheteros de Atenco frente a la casa de transición del futuro presidente Andrés Manuel López Obrador, nos lleva a reconsiderar aquello de la inseguridad de los de casa cuando la perra resulta brava.

“No le des el avión al pueblo”, le decían.