El Diluvio: La otra muerte de Lázaro Cárdenas


Rafael Cardona

 Ya sabemos.

La reforma energética canceló un pasado de limitación al capital, de inversión extranjera ahora tan necesaria e indispensable, sin fondos para sustituirla, pero por año y años este país sobrevivió y se financió con algo ahora considerado un mito: la riqueza petrolera en sus propias manos.

Hemos acabado con el mito, dijeron los promotores de la Reforma Energética de este gobierno, la cual hoy comienza a dar sus primeros signos de vida. Ya llegan los capitalistas de la energía y con ello, quizá, toda la serie de calamidades asociadas.

Hoy cuando veo venir al petrolero foráneo, recuerdo aquel trozo de la novela de Gabriel García Márquez en el cual se narra la llegada del primer tren a Macondo. La modernidad.

“…A principios del otro invierno, sin embargo, una mujer que lavaba ropa en el río a la hora de más calor, atravesó la calle central lanzando alaridos en un alarmante estado de conmoción.

-Ahí viene -alcanzó a explicar- un asunto espantoso, como una cocina arrastrando un pueblo… Pero cuando se restablecieron del desconcierto de los silbatazos y resoplidos, todos los habitantes se echaron a la calle y vieron a Aureliano Triste saludando con la mano desde la locomotora, y vieron hechizados el tren adornado de flores que por primera vez llegaba con ocho meses de retraso…

“…El inocente tren amarillo que tantas incertidumbres y evidencias, y tantos halagos y desventuras, y tantos cambios, calamidades y nostalgias había de llevar a Macondo.

Muchos dirán del título de este diluvio, es una exageración, pero si no estamos hoy ante la segunda sepultura del general Lázaro Cárdenas, no sabría yo cómo decirlo mejor.

La expropiación petrolera no se hizo sobre los recursos (esos ya estaban protegidos por la Constitución del 17) sino contra las empresas petroleras abusivas, insaciables, antisociales y depredadoras. Veamos la historia:

“… Examinemos –decía EL Tata–, la obra social de las empresas: ¿En cuántos de los pueblos cercanos a las explotaciones petroleras hay un hospital, una escuela o un centro social, o una obra de aprovisionamiento o saneamiento de agua, o un campo deportivo, o una planta de luz, aunque fuera a base de los muchos millones de metros cúbicos del gas que desperdician las explotaciones?

“¿En cuál centro de actividad petrolífera, en cambio, no existe una policía privada destinada a salvaguardar intereses particulares, egoístas y algunas veces ilegales? De estas agrupaciones, autorizadas o no por el Gobierno, hay muchas historias de atropellos, de abusos y de asesinatos siempre en beneficio de la empresas.

“¿Quién no sabe o no conoce la diferencia irritante que norma la construcción de los campamentos de las compañías? Confort para el personal extranjero; mediocridad, miseria e insalubridad para los nacionales. Refrigeración y protección contra insectos para los primeros; indiferencia y abandono, médico y medicinas siempre regateadas para los segundos; salarios inferiores y trabajos rudos y agotantes para los nuestros.

“Abuso de una tolerancia que se creó al amparo de la ignorancia, de la prevaricación y de la debilidad de los dirigentes del país, es cierto, pero cuya urdimbre pusieron en juego los inversionistas que no supieron encontrar suficientes recursos morales que dar en pago de la riqueza que han venido disfrutando.

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“Otra contingencia, forzosa del arraigo de la industria petrolera, fuertemente caracterizada por sus tendencias antisociales, y más dañosa que todas las enumeradas anteriormente, ha sido la persistente, aunque indebida intervención de las empresas en la política nacional.

“Nadie discute ya si fue cierto o no que fueran sostenidas fuertes facciones de rebeldes por las empresas petroleras en la Huasteca Veracruzana y en el Istmo de Tehuantepec, durante los años 1917 a 1920 contra el Gobierno constituido.

“Nadie ignora tampoco cómo en distintas épocas a las que señalamos y aún contemporáneas, las compañías petroleras han alentado casi sin disimulos, ambiciones de descontentos contra el régimen del país, cada vez que ven afectados sus negocios, ya con la fijación de impuestos o con la rectificación de privilegios que disfrutan o con el retiro de tolerancias acostumbradas.

“Han tenido dinero para armas y municiones para la rebelión. Dinero para la prensa antipatriótica que las defiende. Dinero para enriquecer a sus incondicionales defensores.

“Pero para el progreso del país, para encontrar el equilibrio mediante una justa compensación del trabajo, para el fomento de la higiene en donde ellas mismas operan, o para salvar de la destrucción las cuantiosas riquezas que significan los gases naturales que están unidos con el petróleo en la naturaleza, no hay dinero, ni posibilidades económicas, ni voluntad para extraerlo del volumen mismo de sus ganancias…

“Tampoco lo hay (el dinero) para reconocer una responsabilidad que una sentencia les define, pues juzgan que su poder económico y su orgullo les escuda contra la dignidad y la soberanía de una nación que les ha entregado con largueza sus cuantiosos recursos naturales y que no puede obtener, mediante medidas legales, la satisfacción de las más rudimentarias obligaciones.

“Es por lo tanto ineludible, como lógica consecuencia de este breve análisis, dictar una medida definitiva y legal para acabar con este estado de cosas permanente en el que el país se debate sintiendo frenado su progreso industrial por quienes tienen en sus manos el poder de todos los obstáculos y la fuerza dinámica de toda actividad, usando de ella no con miras altas y nobles, sino abusando frecuentemente de ese poderío económico hasta el grado de poner en riesgo la vida misma de la nación, que busca elevar a su pueblo mediante sus propias leyes aprovechando sus propios recursos y dirigiendo libremente sus destinos…

“…Planteada así la única solución que tiene este problema, pido a la nación entera un respaldo moral y material suficiente para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan indispensable.”

Nadie nos garantiza una conducta distinta de sus actuales  herederas.

China Offshore Oil Corporation; E&P México; Statoil E&P México;

Atlantic Rim México, en Consorcio con Shell Exploración y Extracción de México; Chevron Energía de México, en Consorcio con Pemex Exploración y Producción e Inpex Corporation; Eni México, en Consorcio con Lukoil International Upstream Holding; Murphy Sur, en Consorcio con Ophir México Holdings Limited, PC Carigali México Operations y Sierra Offshore Exploration; PC Carigali México Operations, en Consorcio con Sierra Offshore Exploration; Statoil E&P México, en Consorcio con BP Exploration México y TotalE&P México en Consorcio con ExxonMobil Exploración y Producción México y todas las demás quizá estén cortadas por la misma tijera.

¿Me equivoco? Ojalá.

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