El arte de la guerra


Se percibe desesperación en algunos candidatos a la gubernatura.

Leyeron la versión errónea de la publicación del general Sun Tzu.

Ari Salgueiro

Hace diez y siete siglos el general Sun Tzu escribió el que se considera como el primer gran tratado sobre estrategia militar. Pero sin duda, su mayor valor radica en que sus enseñanzas se aplican perfectamente en muchas otras instancias de la vida misma.

Desde su primera publicación en occidente, a mediados del siglo XVIII en Francia, se convirtió en un referente fundamental para quienes tienen bajo su responsabilidad grandes grupos de subordinados y deben además resolver conflictos con otros grupos.

Así sobrevivió dos siglos aun cuando en 1972 se descubrió una versión bien conservada que ayudo a clarificar una serie de malentendidos que aun cuando no afectan un gran porcentaje del texto si cambian ciertas creencias.

En el capítulo siete del texto original se leía:

“Para poder atacar y vencer con seguridad, ataca donde ellos no puedan defenderse… para defenderse y resistir firme, defiéndete en donde ellos no atacarán”.

Gracias al texto que se descubrió el siglo pasado, el sentido de las palabras es más coherente:

«Para defenderse y mantenerse firme, defiéndete en donde ellos ciertamente atacarán».

Hay otro error fundamental, en el capítulo Cuatro el texto original decía:

“Defiéndete y tendrás deficiencias… Ataca y tendrás superávit”.

Pero en el texto de 1972 cambia radicalmente:

“Defiéndete y tendrás superávit… Ataca y tendrás deficiencias».

¿Por qué traer esto a colación? Pues precisamente porque este tipo de confusiones aplican perfectamente para el actual proceso electoral que se vive en México y particularmente en Oaxaca.

Resulta que en esta entidad, los candidatos de Morena, Salomón Jara, del PT, Benjamín Robles y de la coalición PRD-PAN, José Antonio Estefan leyeron la versión atrasada del Arte de la Guerra.

SALGUEIRO  GENERAÑ   sun-tzu-05

Los tres están desesperados por remontar algo que se antoja imposible, la desventaja que tienen en relación con el aspirante de la alianza PRI-PVEM-PANAL, Alejandro Murat.

Aun cuando todos han intentado restarle puntos al ex titular de Infonavit, al final de cuentas todo eso confirma la desesperación de los tres por arañar puntitos en las encuestas.

El que más negra parece tenerla es Estefan, quien ya había dado visos de ansiedad cuando empujó una encuesta falsa usando, ilegalmente, la imagen del periódico Milenio.

No conforme con ello busca hacerse con una imagen, también falsa de ser el favorito de los oaxaqueños, para lo que ha invertido cantidades estratosféricas en acarreados.

El aspirante de la coalición PRD-PAN centra su campaña en ataques a Murat, sobre todo a si es o no nacido en el estado, en lugar de ofrecer alternativas de desarrollo a la vapuleada sociedad oaxaqueña.

Y para tratar de darle mayor peso un desesperado Estefan ha comenzado a mover a su equipo en la Ciudad de México para tratar de ganar simpatías a costillas de Murat al que no deja de acusar de no haber nacido en Oaxaca.

Convencidos, los enviados de Estefan platican que han hecho un gran trabajo en Oaxaca, pero que se han equivocado al no hacer labor en la capital del país. Si creen que eso le dará aire para ganar una elección, están haciendo la apuesta equivocada.

Los otros dos candidatos realmente tienen poco que hacer, aunque digan lo contrario, y su participación se circunscribe a algo meramente testimonial.

Por eso digo que ninguno de los oponentes de Murat leyó la nueva versión del Arte de la Guerra, pues además de que Sun Tzu era meticulosamente detallista en la estrategia, sobre todo en lo que se refiere a encontrar la forma de vencer al enemigo sin tener que enfrentarlo cara a cara, el general chino aseguraba que el triunfo en la batalla se podía conseguir con la imposición de una moral dominante y lograr infundir miedo al enemigo para poder vencer sin llegar a la batalla, pues ese es el eje del Arte de la Guerra.

Sin embargo en Oaxaca los contendientes de Alejandro Murat están haciendo justamente lo contrario, por lo que no hay que ser visionario para saber que sus resultados podrían ser desastrosos.

SALGUEIRO J. A. ESTEFAN