Mal inicio de año para las finanzas del mundo; bajan proyecciones.
¿A quiénes conviene que crezca más y más la deuda pública?
Recuento de visitas papales a México. Juan Pablo II realizó cinco.
Desde Porfirio Díaz, presidentes de México han infringido el anticlericalismo.
Agencia Mexicana de Noticias
El 2016 inició en materia económica mundial como el cangrejo…
El horizonte económico global comenzó con los peores nubarrones, que presagian una tormenta durante el año con la caída de los mercados bursátiles en China, que impactan a las bolsas del mundo y hasta en la desaceleración de EEUU. ¡Economía blandengue!
Nada asombroso ha resultado el informe del Fondo Monetario Internacional -FMI-, al anunciar a la baja sus propias proyecciones de crecimiento de la economía mundial: de 3.4 por ciento a 3.3 por ciento.
“Pues que dijo mi amá que siempre no”. No habrá crecimiento de más del 3.4 por ciento, porque el fantasma del desempleo cabalgará por todo el planeta. ¿Cómo va a haber crecimiento económico si no hay generación de empleos?
DEUDA PÚBLICA GENERA GANANCIAS A OTROS
Pero además, al imperio capitalista del mal no le interesa crear empleos porque sus ganancias en bolsas, bancos y multinacionales, diversificadas aquí y allá, además de las monstruosas deudas públicas y privadas, le dan para vivir sin tener que despeinarse.
Le daré un ejemplo monumental de esas deudas públicas y privadas: América Latina se preocupa sobre todo de la deuda pública. Pero la deuda externa del sector privado se triplicó en los últimos diez años y llegó a los mismos niveles que la deuda pública, pues de 2000 a 2015 pasó de 218 mil millones de dólares a 611 mil millones de dólares.
Es decir que entre las monstruosas deudas públicas y privadas, América Latina debe casi un billón 300 mil millones de dólares.
¿Qué ocurre en las naciones donde el sector privado se declara en moratoria?
Pues es el Estado el que está obligado a absorber esa deuda privada mandándola a deuda pública, que tendrán que pagar los ciudadanos.
LASTRE DEL FOBAPROA Y NUESTROS GOBIERNOS
¿Recuerda usted el Fobaproa en México, a cuya panzota los priístas y panistas mandaron más de 800 mil millones de pesos, por los que hoy pagamos usted y yo, anualmente, de puros intereses, más de 150 mil millones de pesos, y lo haremos durante los próximos 80 años?
En este maldito sistema económico capitalista de “la muerte”, como le llama el papa Francisco, cuando las naciones del tercer mundo o del primero y del segundo se declaran insolventes para pagar la deuda privada, es el Estado el que paga los platos rotos.
Le daré un ejemplo extraordinario de ello: Uno de los países históricamente más golpeados de Latinoamérica por sucesivas crisis de deuda es Argentina. En 1982, el gobierno militar decidió estatizar una deuda privada de unos 14 mil millones de dólares, que afectaba a cientos de empresas, entre ellas poderosas nacionales y transnacionales.
En un abrir y cerrar de ojos, la deuda pública pasó a unos 40 mil millones de dólares, lo que los tiene pariendo chayotes, desde entonces.
Sí, en un sistema capitalista, el sector privado puede generar fortunas exorbitantes o caer en la quiebra de un momento a otro: éxito y fracaso.
Así que la gran corporatocracia nacional y multinacional no tiene ninguna necesidad de crear empleos, porque esos empresarios sin rostro están podridos en dinero, y lo peor es que a diario aumentan sus fortunas.
Sí, estamos en su puño y con la bota en el pescuezo, y para que la economía mundial despegue o se hunda en este año, dependerá de lo que ocurra en las cinco principales economías del mundo: EEUU, China, Alemania, Japón y Corea del Sur. Si a ellos les va bien, de cualquier forma, a los fregados de siempre, nos irá mal.
LA IGLESIA EN PALACIO
A principios de enero de 1979, el entonces presidente de México, José López Portillo, estaba acorralado, por un lado, por los liberales anticlericales que repudiaban la primera visita de un papa al país, y por el otro, su madre, doña Cuquita, no quería que lo recibiera en Palacio Nacional, sino en Los Pinos, “¡Porque aquí está mi capillita y aquí lo quiero!”.
El viaje de Juan Pablo II a México, estaría lleno de tropiezos, el anticlericalismo postrevolucionario encabezado por el famoso ideólogo del PRI, Jesús Reyes Heroles, amenazaba con descarrilar al régimen de López Portillo. Todo quedó en amenazas y rupturas políticas.
INICIO DE VISITAS PAPALES A MÉXICO
Finalmente, el 26 de enero de 1979, López Portillo llegaría tarde a recibir al papa, como ciudadano, no como pontífice, y menos como representante del Estado Vaticano.
La primera visita de Juan Pablo II serviría para que el Vaticano hiciera muchos negocios en México, como dueño de Bancomer y de una gran cantidad de instituciones educativas religiosas, y sentar las bases para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede, rotas desde la época de Benito Juárez, quien decretara la separación Iglesia-Estado.
La primera visita de Juan Pablo II a territorio azteca, haría que el pontífice se enamorara de su “México, siempre fiel”, pues a donde quiera que iba arrastraba multitudes por su carisma, así que decidió hacer cuatro visitas más a México, que culminarían con aquel célebre beso de Judas, que Vicente Fox propinó al anillo del papa, con lo cual inauguró la era de un Estado confesional, que aún persiste.
¿Por qué hago historia?
Porque 36 años después, ya no hay anticlericalismo revolucionario, ni Cuquita en Los Pinos, por lo cual, Jorge Mario Bergoglio, el papa che o papa Francisco, estará en México el próximo mes de febrero.
Sí, en otras palabras veremos al papa Francisco, las sotanas, las menganas y las perenganas en Palacio Nacional, donde la estatua de bronce de Benito Juárez, que existe en el patio principal, será mudo testigo del sacrilegio político.
¿SI BENITO JUAREZ ESTUVIERA VIVO?
Naturalmente que si viviese el Benemérito de las Américas, jamás el papa, ni la Iglesia que representa, entrarían a Palacio Nacional, y menos andarían diciendo sermones en la vía pública, sino que estarían en donde él quería que estuviesen, en los pulpitos.
Con la reforma política de Carlos Salinas, en 1991, para lograr que los curas de México lo reconocieran, no como un presidente espurio, la Iglesia Católica se metería otra vez hasta la cocina de Palacio Nacional, con las sotanas y las perenganas, aún con la separación Iglesia-Estado, pues el archicondecorado general José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, les permitía sigilosamente, y por la noche, la entrada a Palacio Nacional para ultimar detalles sobre su boda eclesiástica con su sobrina Delfina.
Porfirio Díaz había jurado cumplir y hacer cumplir la Constitución de 1857, que consagraba dicha separación. Así que la alta mitra católica no podía casarlo, a menos que adjurara esa Carta Magna. El general Díaz optaría por la gran traición a México, y todo por una mujer, como siempre.
Ahora, sólo queda esperar que al papa Francisco, que tacha al neoliberalismo como “la economía de la muerte”, no le vaya a gustar Palacio Nacional para quedarse ahí.
