Donald Trump y el arte de enredarse en sus mentiras


J. Jaime Hernández y David Brooks/La Jornada

A lo largo de su trayectoria como empresario, como estrella de “reality shows” y como presidente de la nación más poderosa, Donald Trump ha demostrado que es un mentiroso pertinaz.

Un eficaz manipulador de las medias verdades y de las mentiras más infames cuando éstas trabajan a su favor.

Pero, también, a lo largo de su carrera Trump ha demostrado que la fuerza se le va por la boca. Y, por ello mismo, muchas de sus acusaciones o de sus declaraciones, siempre terminan por convertirse en patrañas, calumnias o burdos intentos por cambiar de tema.

Como, por ejemplo, la acusación que lanzó hace 16 días a través de su cuenta de twitter para tratar de inculpar al ex presidente, Barack Obama, por haberlo espiado mientras contendía por la presidencia.

Hoy, el director de la FBI, James Comey y el director de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), el almirante Michael Rogers, han asegurado que no existen evidencias que sustenten esta acusación de Trump.

En otras palabras, como presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha mentido como un bellaco.

Dicho esto, habría que decir que, en el contexto de la política en general y de Estados Unidos en particular, la verdad siempre ha estado sobrevalorada.

Porque es un hecho que, los políticos, siempre mienten. Y en este sentido, las mentiras de Donald Trump no habrían sido motivo de escándalo, de no ser porque detrás de ellas se esconde posiblemente una de las verdades más vergonzantes y humillantes para Estados Unidos: la presunta intervención de los servicios de inteligencia rusos para tratar de adulterar el resultado de las pasadas elecciones presidenciales.

Aunque por el momento no hay una evidencia sólida de esta supuesta adulteración, tanto Comey, como Rogers, han confirmado que sus servicios de inteligencia mantienen abierta una investigación para demostrar o descartar la posible colusión de los servicios de inteligencia rusos con la campaña presidencial de Donald Trump.

La apertura de esta investigación, que podría durar varios meses, se ha convertido como una sombra para la presidencia de Donald Trump quien se ha propuesto, por todos los medios, distraer la atención de los medios de comunicación y de los ciudadanos (principalmente sus simpatizantes) hacia una supuesta conspiración del presidente Barack Obama para dinamitar su mandato.

En contra de sus planes, James Comey aseguró que las acusaciones de Trump no sólo son falsas, sino que no han distraído la atención de los servicios de inteligencia para tratar de demostrar la posible colusión de los rusos con la campaña presidencial de los republicanos.

A lo largo de una maratónica audiencia ante el comité de inteligencia del Senado, el liderazgo republicano se empleó a fondo para tratar de distraer el objetivo de los interrogatorios para tratar de eliminar de la variable del escándalo y de la investigación el factor Trump.

Para ello, apuntaron sus baterías contra medios como The New York Times y The Washington Post por haber publicado “información clasificada”. Información, que por cierto, confirmaría los presuntos contactos entre la campaña Trump y los personeros de Vladimir Putin.

A su vez, el bloque demócrata se concentró en la parte más sustancial y peligrosa para la presidencia de Donald Trump. Es decir, la confirmación por parte de Comey y Rogers de una investigación en curso que podría demostrar la colusión entre los rusos y la campaña de Donald Trump.

hernandez Nita Lowey

FBI INVESTIGA INTERFERENCIA RUSA EN ELECCIONES DE EU

Washington.- El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) confirmó públicamente este lunes que existe una investigación sobre la interferencia rusa en la elección presidencial estadunidense, incluyendo sobre una posible coordinación entre el Kremlin y el equipo de campaña del entonces candidato Donald Trump, y desmintió al presidente a afirmar que no hay evidencia de su acusación de que su predecesor ordeno la intervención telefónica de sus oficinas en la Trump Tower.

En una audiencia ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el jefe del FBI, James Comey, declaró que su agencia en general no comenta sobre investigaciones en curso pero que en este caso, el Departamento de Justicia lo autorizó a confirmar que se realiza una investigación de contra-inteligencia sobre la interferencia rusa en la elección estadunidense y que ésta fue iniciada en julio del año pasado.

Informó que la investigación cubre “la naturaleza de cualquier vínculo entre individuos asociados con la campaña de Trump y el gobierno ruso y si hubo cualquier coordinación entre la campaña y los esfuerzos de Rusia”.  Agregó que incluye también “una evaluación sobre si se cometieron delitos”.

Ambos, Comey y Mike Rogers, director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), quien lo acompañó en la audiencia, afirmaron que no había evidencia de que la interferencia rusa hubiera cambiado votos en la elección. Trump casi de inmediato envío un mensaje por Twitter afirmando que “la NSA y la FBI informan al Congreso que Rusia no influyó en el proceso electoral”.  Sin embargo, más tarde en la misma audiencia, Comey indicó que no era “nuestra intención” señalar que las acciones de Rusia no tuvieron un impacto sobre la elección.

Aun antes de que iniciara la audiencia, Trump ya había descalificado la investigación sobre Rusia al aseverar en un tuit que no existe ninguna prueba de que él conspiró con Rusia y que cualquier afirmación a lo contrario es “noticia fabricada”.  Reiteró su acusación de que los demócratas han fabricado esa narrativa “como excusa por realizar una terrible campaña (electoral)”.

De hecho, a lo largo de la audiencia de más de 5 horas la cuenta de Twitter de Trump no cesó de comentar sobre lo ocurrido, y hasta en un momento atacó a Comey por rehusar informar si él comentó elementos de la investigación sobre la interferencia rusa con Obama el año pasado.

US-POLITICS-NSA-CYBER-ROGERS

Los republicanos fueron obligados a ceder ante la necesidad de una investigación legislativa sobre la interferencia rusa en la elección después de que las agencias de inteligencia de Estados Unidos concluyeron que eso ocurrió en un informe en enero, y después de que los medios revelaron que el primer asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca (y antes asesor de campaña de Trump), Michael Flynn, ocultó contactos con el embajador ruso en Washington por lo cual fue despedido, y que el ahora procurador general, Jeff Sessions, omitió informar que también tuvo contactos con ese mismo embajador como senador y también asesor de esa campaña.

Pero los republicanos están intentando cambiar el enfoque de la investigación a las filtraciones a la prensa sobre el asunto.   “Si Rusia intentó influir en nuestro proceso democrático es increíblemente importante, y parte de eso podría llegar a tener el nivel de un delito, pero parte no se eleva al nivel de un delito. Una cosa en que usted y yo estamos de acuerdo es sobre la difusión delictiva de material clasificado, eso es definitivamente un delito”, dijo en la audiencia el representante republicano Trey Gowdy.

Trump hizo eco de esto en otro tuit esta mañana, declarando que “la historia real que el Congreso, el FBI y todos los demás deberían indagar es la filtración de información Clasificada.  ¡Se tiene que encontrar el filtrador ahora!”

En torno a la explosiva acusación de Trump de que el entonces presidente Barack Obama había intervenido sus teléfonos en sus oficinas de la Torre Trump, en octubre del año pasado poco antes de la elección, Comey declaró este jueves que “no tengo información que respalde esos tuits” de Trump, y que el Departamento de Justicia tampoco.

Agregó que ningún presidente tiene la autoridad para ordenar ese tipo de vigilancia electrónica, y explicó que desde los años setenta, existe un proceso riguroso para solicitar autorización para intervenir comunicaciones de cualquier estadunidense, y que eso sólo puede hacerse con la orden de un juez en un tribunal especializado bajo la ley conocida como FISA.

Más aún, Rogers también rechazó este lunes la versión de que la inteligencia británica espió a Trump a solicitud de Obama -otra acusación de la Casa Blanca- señalando que eso sería imposible.

Con estos desmentidos tajantes de la acusación hecha por Trump hace dos semanas -a la cual también se han sumado el Departamento de Justicia, ex jefes de inteligencia y el propio Obama, la presión sobre la Casa Blanca para emitir una disculpa se intensificó- algunos legisladores republicanos ya lo han solicitado -pero no había ninguna señal de que Trump estuviera dispuesto hacer tal cosa.

Se citó otra audiencia más sobre el tema de la interferencia rusa en las elecciones ante este mismo comité, mientras que también habrá audiencias sobre lo mismo en el Comité de Inteligencia del Senado.  Se supone que la investigación del FBI continuará tal vez por meses.

hernandez el muro de Trump

SUPREMA CORTE

Este lunes arrancó el proceso de ratificación del juez Neil Gorsuch, nominado por Trump para la Suprema Corte, ante el Comité Judicial del Senado. Se espera que los republicanos, con su mayoría, ratificarán al juez federal, pero los demócratas tienen la intención de pintarlo como un conservador que ha favorecido a intereses empresariales y que podría poner en jaque la legalización del aborto -derecho ganado en 1973 y bajo ataque por conservadores desde entonces.

Si como es esperado, Gorsuch es ratificado, otorgará una mayoría conservadora de 5 jueces en el máximo tribunal del país, contra 4 liberales moderados.

 

 PRESUPUESTO PARA EL MURO, UN “DESPILFARRO”: DEMÓCRATAS

Washington. La petición presupuestal del presidente Donald Trump de mil 500 millones de dólares para el muro en la frontera con México es un “despilfarro” que no irá a ningún lado en el Congreso, advirtió hoy la influyente legisladora demócrata Nita Lowey.

Lowey, una de las más importantes legisladoras en materia presupuestal en su calidad de la demócrata de mayor rango del Comité de Gastos de la Cámara de Representantes, fustigó que el presidente haya incluido dinero para el muro en la petición de gastos suplementarios.

“La petición… del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para construir un muro en la frontera sur no va a ir a ningún lado… es un despilfarro multianual y multimillonario”, señaló Lowey, demócrata por Nueva York.

“Esta petición injustificada está basada nada más que en una promesa de campaña”, remató.

El presidente Donald Trump pidió mil 500 millones de dólares en el presupuesto suplementario de 2017 para la construcción del muro en la frontera con México, como parte de un partida general de 30 mil millones en defensa y seguridad nacional.

Adicionalmente, la administración Trump solicitó al Congreso dos mil 600 millones de dólares para la edificación de esa infraestructura dentro del presupuesto regular del año fiscal 2018.

El presidente planea además contratar a un centenar de abogados gubernamentales y reclutar a unos mil 500 agentes fronterizos, además de destinar más de mil millones de dólares para espacios de reclusión y deportaciones.

Para compensar los egresos por la construcción del muro, el presupuesto propone recortes a agencias como la Administración Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) y la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA).

Aunque inicialmente Trump había dicho que el muro sería pagado por México, los recursos provendrán del Departamento del Tesoro y tienen como objetivo financiar la construcción de proyectos “piloto” de muro con diferentes diseños en varias áreas de la línea limítrofe.

hernandez James Comey

“¿Cuántas millas de muro se construirán con eso? No tenemos una respuesta porque no hemos llegado a una conclusión sobre el tipo de construcción, no hemos decidido dónde vamos a empezar”, dijo el director de presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney.

Se trata de una solicitud por debajo del costo estimado general de entre 13 mil millones y 21 mil millones de dólares.

Pero la petición presupuestal debe ser aprobada por el Congreso, donde el proyecto ha enfrentando críticas no sólo de demócratas, sino también de senadores republicanos como John McCain y John Cornyn.

El pasado lunes el liderazgo de la minoría demócrata del Senado amenazó a la mayoría republicana con paralizar el gobierno federal si colocan el presupuesto para el muro con México, deportaciones y otras “píldoras venenosas” en la ley de gastos.

En una carta dirigida al líder republicano Mitch McConnell, el dirigente de los demócratas del Senado, Charles Schumer, dejó en claro que si se incluyen esos temas no tendrán los votos que requieren de la oposición para mantener abierto el gobierno después del 28 de abril.

“Si los republicanos insisten en insertar píldoras venenosas tales como el financiamiento Planned Parenthood, construir un muro fronterizo o poner en marcha una fuerza de deportación, estarán paralizando al gobierno y dándole un duro golpe a la economía”, afirmó Schumer.

La aprobación de la ley de gastos requiere 60 de los 100 votos del Senado. Los republicanos cuentan con 52 escaños, por lo que necesitan el apoyo de al menos ocho votos demócratas.

En caso de no lograrse un acuerdo entre republicanos y demócratas, el gobierno federal quedaría paralizado, toda vez que por el momento sólo cuenta con un presupuesto de emergencia que mantiene los gastos al nivel del año fiscal 2016.

La semana pasada el republicano McConnell echó un balde de agua fría a la idea del presidente Donald Trump de que México pague el muro.

“No”, respondió concisamente el líder de la mayoría conservadora a la pregunta de si México pagaría la factura del muro durante un foro organizado por la publicación Político.

La administración Trump tampoco ha detallado cómo planea utilizar el principio de “dominio eminente” para adquirir los terrenos privados donde sería elevado el muro.

Algunos terratenientes de estados como Texas, así como tribus nativas del estado de Arizona, han expresado su oposición a la venta de sus tierras para levantar la barrera prometida por Trump durante su campaña electoral.

hernandez Neil Gorsuch