¿De quién es la UNAM?


Ari salgueiro

El jueves pasado quedo demostrado que el problema de los grupos de violentos que históricamente han estado presentes en diversas etapas de la vida universitaria está muy lejos de resolverse.

La madrugada de ese día un grupo de encapuchados, de esos que se esconden tras los llamados  colectivos y “viven”, desde hace 16 años en el Auditorio justo Sierra, al que renombraron Che Guevara, bloqueo los accesos a la Facultad de Filosofía e Historia, destruyo propiedad privada y hasta quemo un automóvil.

Y todo eso, con toda la impunidad que puede darles el saberse protegidos por la tan llevada y traída autonomía universitaria.

La situación se dio en la Universidad Nacional Autónoma de México, luego de que uno de sus liderzuelos fuera atrapado in fraganti cuando vendía droga a una mujer el miércoles por la noche en las inmediaciones de la Ciudad Universitaria.

SALGUEIRO   PROTESTAN POR LA OCUPACION DE EDIFICIOS

EL FAMOSO  “YORCH”

Luego de que el delincuente fue atrapado, sus secuaces iniciaron sus protestas y mientras exigían a gritos que pusieran en libertad al “Yorch” destruían propiedad universitaria y quemaron una patrulla de Auxilio UNAM, al mismo tiempo que lanzaban piedras contra los reporteros y fotógrafos que intentaban acercarse para verificar lo que ocurría.

Luego de estar varias horas confrontándose y llamando a la liberación de su compañero, los encapuchados se replegaron y se encerraron en el auditorio.

Tras esto, la autoridad universitaria emitió un boletín en el que daba a conocer que se había presentado ya una denuncia penal contra “quien resulte responsable” por los hechos violentos y hacia un llamado a la opinión pública para que el auditorio, en manos de pseudo estudiantes desde hace 16 años sea devuelto a la comunidad universitaria.

Desafortunadamente, esto no es más que otro llamado a misa, pues todos los rectores, en distintas oportunidades han pedido lo mismo, la liberación del Justo Sierra y en ningún momento esas peticiones han tenido eco y mucho menos respuesta.

Menudo paquete tiene que  sortear el actual rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Enrique Graue Wiechers, pues el tema de los grupos violentos no es sólo un petardo en la mano, es una verdadera bomba de tiempo.

Y es que el problema con los rijosos es cíclico, los vivales que infestan el Auditorio Justo Sierra no solamente lograron ya mantener aterrorizada a la UNAM, además saben que tienen el sartén por el mango.

Saben que mientras mantengan tomado el auditorio están a salvo de la autoridad y que nadie se atreverá  a intentar sacarlos por la fuerza.

Y es que la autonomía universitaria que tanto orgullo causa a los que han cruzado por la Máxima Casa de Estudios, en este caso y durante casi dos décadas se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza y un estorbo, pues ha impedido que se cumpla con la ley.

Los guardias de la UNAM no están capacitados, ni preparados logísticamente para enfrentar un conflicto con vándalos profesionales como son los que tienen tomado el Justo Sierra.

Sólo hay que recordar que el conflicto en la UNAM con el CGH duro casi un año y que fue sumamente difícil recobrar el control de las instalaciones.

Y para no ir más lejos en 2013 hubo otro conflicto cuando otro reducido grupo de encapuchados tomo la Rectoría y la tuvo cerrada durante 15 días sin que  se pudiera hacer nada y tampoco hubiera represalias.

Si, la autonomía universitaria es un estorbo en ocasiones y le ha generado una desesperante debilidad a las autoridades de la UNAM que no pueden hacer nada para enfrentar adecuadamente a un grupo de violentos y profesionalizados malandros y mucho menos pueden llamar a la fuerza pública pues eso vulneraría esa autonomía.

La UNAM está secuestrada  y hay que tomar medidas drásticas para recuperarla, pues de seguir por ese derrotero no solamente seguirá bajo el control de grupos criminales, también se ira debilitando día a día hasta perderse y ser devorada por intereses oscuros que están detrás de esos delincuentes que durante 16 años han devastado el espíritu universitario

SALGUEIRO     VIOLENCIA EN LA UNAM