¿De qué se asustan los republicanos?


Ana María Aragonés/La Jornada

El espectáculo que Donald Trump ha desplegado desde el inicio de su campaña en la búsqueda por la candidatura republicana para la presidencia de los Estados Unidos se sostiene en frases vulgares, propuestas racistas, verdades a medias o de plano lanza mentiras sin el menor rubor; muestra desprecio por los musulmanes, los mexicanos, las mujeres, etc. Y todo ello está horrorizando a los propios republicanos, que ya no saben cómo detenerlo, pues, según las últimas cifras, parece claro que va que vuela para ganar la candidatura por ese partido. Pero si se analizan sus propuestas, resultan gemelas a las que plantean los miembros del Tea Party,que, les guste o no, son parte sustancial del partido republicano. Vale la pena recordar que Sarah Palin fue propuesta por John McCain en su fórmula para la vicepresidencia en 2008. Claro que perdieron, y muchos sostenían que el fracaso se debió justamente a un personaje como Palin. La ex gobernadora de Alaska no sólo demostró una ignorancia supina en cualquier tema sobre el que se le pedía opinión, sino también hizo gala de su posición racista y xenófoba; por tanto, no es extraño que ahora apoye en forma incondicional a Trump. Es decir, las propuestas ultraconservadoras son aceptadas por los republicanos sin hacer demasiados distingos.

Las imprecaciones contra los migrantes mexicanos han sido parte importante de la propuesta de Trump, pero también de la estrategia del Partido Republicano. No hay que olvidar que han buscado por todos los medios evitar que se concrete la reforma migratoria integral, llegando al punto de iniciar procesos judiciales para derrotar las órdenes ejecutivas del presidente Barak Obama, quien pretende detener las deportaciones tanto de los padres que tengan hijos ciudadanos como de los llamados Dreamers, estrategia lógica frente a la cerrazón de los republicanos, quienes siguen abogando por un mayor refuerzo fronterizo y que se expanda el muro, lo mismo que Trump. Y la cadena Fox, que es favorecida por los republicanos, con sus comentaristas ad hoc que hasta parecen portavoces oficiales, utilizando el micrófono contra los migrantes. Resalta el caso de la comentarista ultraconservadora Ann Coulter, quien lanza todo tipo de improperios contra los migrantes mexicanos, utilizando datos completamente falsos, y los culpa de que Estados Unidos esté al borde de convertirse en tercer mundo.

Mencionamos a continuación datos muy puntuales –el espacio es limitado– que evidencian la importancia de la migración mexicana en la economía de Estados Unidos y refutan tantas mentiras.

Según un estudio del Instituto de Política Fiscal y Económica (ITEP), los migrantes indocumentados que viven en Estados Unidos pagan 11 mil 600 millones de dólares anuales en impuestos locales y estatales, cifra que se elevaría en 805 millones de ratificarse las acciones ejecutivas aprobadas por el presidente Obama. Según Meg Wiehe directora del ITEP, si se llevase a cabo la reforma migratoria, el beneficio para las arcas públicas sería aún mayor, de unos 2 mil 100 millones de dólares anuales más. Por otro lado, durante 2011 los contingentes de migración mexicana legal e indocumentada contribuyeron con 4 por ciento del PIB total de Estados Unidos. Si a esta medición incorporamos a los mexicanos de segunda y tercera generación, la contribución asciende a 8 por ciento (Fundación BBVA Bancomer 2012).

En el estudio de Partnership for a New American Economy se señala que 28 por ciento de los negocios creados en 2011 son propiedad de inmigrantes y emplean a 10 por ciento de los trabajadores estadunidenses. Los mexicanos dueños de pequeños negocios representan 12 por ciento de ese total. Alrededor de 570 mil empresas, es decir, una de cada 25, son propiedad de inmigrantes mexicanos y generan anualmente 17 mil millones de dólares en ingresos.

Por otro lado, los migrantes permiten mantener la pirámide poblacional con una gran participación de población en edad productiva, evitando el envejecimiento de la fuerza laboral en aquel país. Para 2008, el Centro Hispánico Pew ya señalaba que las extranjeras que residen en Estados Unidos tuvieron una tasa de fertilidad de 2.7 hijos por cada una en edad fértil, destacando el caso de las hispanas, con 3.1, cifra muy superior a la de las nativas, quienes alcanzaron sólo 2 por ciento (Passel& Taylor), es decir, por debajo del nivel de remplazo. Finalmente, es importante destacar que los migrantes indocumentados no abusan de los programas sociales, pues su propia situación migratoria les impide beneficiarse de los cupones para alimentos (food stamps) y tienen poquísimas opciones de cobertura de salud, por lo que no les queda otra que la medicina privada.

La estrategia anti inmigrante se ha ido inoculando por mucho tiempo en la sociedad estadunidense, y los republicanos han sido impulsores importantes de esa maniobra, por tanto, ¿de qué se asustan? Donald Trump es su hechura. El problema es que el gobierno mexicano ha abdicado de su responsabilidad y, en lugar de defender a los trabajadores mexicanos y ser un contrapeso efectivo y sólido contra el infame discurso anti inmigrante, simplemente esboza uno timorato, acomplejado, que lo hace cómplice de tales infamias.

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