De Pe a Pa: La Iglesia y el petate del muerto


Políticos mexicanos y el Papa Francisco

Risible advertencia de excomunión a políticos mexicanos.

Donald Trump, bufón del siglo; el más bobo en Hamburgo.

Alberto Vieyra Gómez

El Vaticano analiza aplicar a politicastros mexicanos corruptos la máxima de las penas de la Iglesia católica: la excomunión. Sí, la Mitra asusta a la clase política azteca con el petate del muerto.

Pero, ¿qué es la excomunión, tan temida durante la era del tiránico virreinato, y de la cual no escaparían ni los héroes de la patria?

La excomunión, es la exclusión de una persona católica de la comunidad religiosa, que automáticamente los priva de la posibilidad de recibir los sacramentos a la hora de colgar los tenis y por todo lo que le reste de vida. Esa pena es dictada por la máxima Mitra católica, como ocurrió con el cura Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor, y el generalísimo José María Teclo Morelos Pérez y Pavón, quienes a la hora de ser sometidos a ese bárbaro juicio recibieron tormentos y humillaciones ultrajantes, como fue: rasparles las manos y aplicarles ácido muriático, y en el caso de Morelos, cortarle dos dedos de los pies pa’ que fuesen el festín de las ratas en su calabozo.

Esa era la excomunión en los tiempos en que la iglesia era el ente más rico de México, poseedora de las dos terceras partes de la tierra en el país, ostentaba el monopolio de la religión católica y además era gobierno.

John Carlin
John Carlin

VIVIMOS OTRA ERA

Pero en los tiempos actuales, esa pena de la excomunión no asusta a nadie. Es querer asustar a la gente con el petate del muerto.

La cuestión es que la Arquidiócesis de México anunció en días pasados en el periódico Desde la Fe, órgano de comunicación de la mitra, que el Papa Francisco y la Santa Sede analizan la conveniencia de sentar en el banquillo de los acusados a politicastros mexicanos raterilllos y corruptos. Se pasarían días enteros excomulgando a inmorales corruptos. Con eso de que en México no hay.

Pero además, me parece que la iglesia pretende escupir hacía arriba, pues todos sabemos que dentro de la mitra católica, aquí y el China, hay curas pederastas y también corruptos que reciben narcolimosnas y diezmos de dudosa procedencia que aportan empresarios de primer nivel y políticos. Habrá que recordarle a la Iglesia aquella máxima de que: “quien esté libre de culpa, que lance la primera piedra”.

Intervención de la Iglesia en comicios
Intervención de la Iglesia en comicios

CORRUPCIÓN Y EL TEMA ELECTORAL

Pero obviamente que los señores curas tendrían que excomulgar a regímenes corruptos mexicanos que han robado elección tras elección para perpetuarse en el poder, como ha ocurrido recientemente en el Estado de México, y han ultrajado la dignidad del pueblo de México con prácticas inmorales. Por eso le digo que la Iglesia necesitaría más de dos días para dictar sentencia contra esos corruptos, a los que por cierto, nada les importa si les llamamos corruptos, pues sostienen la tesis de que en México, y en buena parte del mundo, todos somos corruptos, pero les indigna que les llamemos ladrones o rateros.

Así que ahora ya lo sabe, los términos corrupción y excomunión ya no asustan a nadie, han caído en desuso y a los ladrones y vulgares raterillos eso de corruptos se les resbala como el agua en el tejado.

Aquí entrenos, ¿Usted tiene algún candidato a la excomunión, para que la Iglesia católica los excomulgue y les ponga cuernos y cola como a Satanás?

Donald Trump y la videoanimación contra CNN
Donald Trump y la videoanimación contra CNN

BUFÓN DEL SIGLO

En la Edad Media y a principios de la Moderna, una persona de aspecto grotesco recibía la encomienda de divertir a ricos y plebeyos con historias graciosas y chistoretes. El bufón era el hazme reír de todos.

En nuestros días, el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, la bestia trumpiana, se ha convertido en ese personaje grotesco que hace reír con sus sandeces a propios y extraños.

Está semana entre el 7 y 8 de éste mes en Hamburgo, Alemania, los potentados del G20 tendrán como platillo principal al bufón Donald Trump. ¿Reirán, se pitorrearán y harán cera y pábilo con cada tontera de la vida loca del líder de Estados Unidos?

El pasado sábado, John Carlin, escribió para el periódico El País de España, un artículo de puritito pitorreo sobre la bestia trumpiana. No tiene desperdicio y va tal cual:

“Lo más increíble no es que Donald Trump soltara otra tuitorreada de adolescente trastornado la semana pasada, escupiendo sangre y bilis contra una pareja de presentadores de televisión. Ni que ayer el comandante en jefe de Estados Unidos recurriera a una ofensiva gorilesca en su guerra santa contra la CNN.

Lo más increíble no es que Trump degrade la dignidad de su cargo, la de su país y la de su lengua cada vez que convierte sus impulsos en palabras.

Lo más increíble no es, como detalló The New York Times la semana pasada, que haya dicho más de cien mentiras en los cinco meses pasados desde su investidura.

Lo más increíble no es que sus extranjeros favoritos sean déspotas rusos, filipinos o saudíes.

Lo más increíble no es que el presidente de Estados Unidos sea el líder más raro del planeta, con la posible excepción del de Corea del Norte.

Lo más increíble no es que la totalidad de sus conocimientos del mundo cabrían cómodamente dentro de una lata de Coca-Cola.

Lo más increíble no es que cuando el hombre más poderoso del planeta se reúna esta semana con los líderes del G20 en Hamburgo él será, de lejos, el más bobo y el más irresponsable de la clase.

Todo esto lo saben perfectamente bien Angela Merkel, Emmanuel Macron, Vladímir Putin y Xi Jinping. Lo saben ustedes, queridos lectores. Lo sabe la gran mayoría de los miembros del Congreso norteamericano, los jueces de la Corte Suprema, los gobernadores de los 50 Estados. Lo tienen que saber también los miembros de su gabinete, obligados todos a tratarle como un niño malcriado, o un perro rabioso, o un loco rey feudal.

Por eso lo que sí es increíble, lo más increíble y lo más aberrante de la época en la que vivimos, es que el Congreso, la Corte Suprema, los gobernadores y los miembros del gabinete presidencial de Estados Unidos aguanten que semejante energúmeno ocupe el cargo más peligroso de la tierra, que no le hayan destituido por el bien de su país y el de la humanidad; que no hayan recurrido a la Constitución o al sentido común o a lo que sea para forzar su salida; que no hayan seguido la lógica del senador del partido republicano que dijo la semana pasada, como respuesta a aquel grotesco tuit presidencial contra los dos periodistas: “Pare. Por favor pare ya”.

Si fuese el gerente de un local de McDonald’s lo hubieran despedido hace tiempo. Pero no. Pasan los días, uno se despierta por la mañana, y ahí sigue Trump.

¿Ha habido alguna vez en la historia algún líder en el que la discrepancia entre el alcance global de su poder y la ridiculez de su persona haya sido más abismal? Quizá algún emperador romano. Invito a que los lectores hagan propuestas.”.