De Pe a Pa: La crucifixión


Derrotas políticas de Trump lo orillan a lanzar misiles contra Siria.

Reafirma Estados Unidos su actitud beligerante e intervencionista.

Alberto Vieyra Gómez/AMN

¿Es el hombre la peor bestia que habita en la tierra? ¿Existe en el reino animal criatura más cruel y despiadada que el ser humano? ¿Por qué crear armas de exterminio y métodos de tortura, que se han convertido en el reinado del terror?

La crueldad del hombre es tan antigua como la propia humanidad. Para concretar la pena de muerte, el hombre, ha recurrido a cuando menos 10 macabros métodos de tortura: el fusilamiento, la horca, la silla eléctrica, la guillotina, la hoguera, entre otros; y sin faltar la crucifixión, de la que no escapó ni Jesucristo.

Marco Tulio Cicerón, el célebre jurista, político, filósofo, escritor y orador romano, que vivió entre 106 y 43 a. C. describía al método de la crucifixión como “el más cruel y terrible de todos”.

La crucifixión, fue usada en esa etapa de la humanidad como la forma más despiadada para la aplicación de la justicia, o si usted quiere, era el método que se aplicaba a quienes trasgredían la ley. Era el asesinato “legal” más terrorífico.

La crucifixión no era sólo muerte. Era también tortura, dolor, agonía, y ultraje a la dignidad humana. Los cuerpos de las victimas quedaban expuestos a las muchedumbres, para que pudieran ver el bestial castigo como una severa advertencia.

De acuerdo con los evangelios, los romanos utilizaban tres grados de dureza en la flagelación con látigo. La más dura era para los reos de muerte. Luego, le cargaban el travesaño a la espalda y le hacían llevarlo hasta el lugar de la ejecución, donde el madero vertical se clavaba de manera fija esperando a su víctima.

El hombre era tendido en el suelo boca arriba y sus brazos clavados al travesaño. Era subido a la cruz y le clavaban los talones al madero.

Todo el peso del cuerpo lo soportaban los brazos, por lo que el cuerpo tiraba hacia abajo y los clavos iban desgarrando la carne de los antebrazos hasta que los huesos de las muñecas frenaban el descenso y el hombre comenzaba una agonía que podía durar horas y horas, hasta que fallecía por asfixia entre horrible sufrimiento.

Por encima de la cabeza del condenado se clavaba un cartel, en el que se daba cuenta de los crímenes cometidos por el reo…

Bajo ese infame método de tortura, Jesús de Nazaret subió a la cruz.

El jefe de los soldados romanos, al ver la infamia que habían cometido, reconocería que habían matado a un inocente. Y es que la cacería contra Jesús de Nazaret, se iniciaría desde la misma cuna o el pesebre, como dicen los relatos bíblicos, cuando el carnicero emperador, Herodes, que gobernaba Galilea desde 40 años a. C. mandó asesinar a todos los niños menores de 2 años, para evitar que uno de ellos le quitara su trono como rey de los judíos.

Con Jesucristo, murieron crucificados dos ladrones: Dimas y Gestas. La versión de San Lucas, uno de los apóstoles de San Pablo que nació 100 años D.C., afirma que Gestas, uno de los dos ladrones, insultaba a Jesús diciéndole:

– “Si eres rey de los judíos, ¿por qué no te salvas?”.

Dimas le reprendió:

– ¿Ni tú, que estás sufriendo el mismo suplicio, temes a Dios? En nosotros se cumple la justicia, pues recibimos el digno castigo de nuestras obras, pero éste nada malo ha hecho.

Dimas imploró clemencia a Jesucristo:

– Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.

Jesús respondió:

– En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Entonces, Jesucristo exclamaría sus agónicas últimas siete palabras: “¡dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”

vieyra el bombardeo a Siria por parte

BELICISMO CRIMINAL

Es un clásico halcón belicista y criminal.

El bombardeo con 59 misiles contra Siria ordenado por Donald Trump la semana pasada, deja en claro al mundo entero que EE.UU. seguirá privilegiando una política exterior intervencionista, de ultraje a la dignidad de los pueblos, belicista y criminal.

Y para que a China, Corea, Rusia y otras naciones del continente asiático les quede claro que EE.UU. sigue siendo la primera potencia económica y militar del planeta, el belicista y criminal Donald Trump, ya despliega a gran parte del Ejército norteamericano en aguas del Pacífico, con lo cual la humanidad estará bajo la zozobra de un latente conflicto bélico a escala mundial, a razón de que Siria y sus aliados Irán y Rusia, dos potencias a escala regional y global, no se quedarán con los brazos cruzados.

La belicista y criminal bestia trumpiana, había acumulado ya en materia de política interna una larga cadena de derrotas. Era necesario, un chispazo bélico que le otorgue legitimidad política.

Entre eso reveses políticos están los reiterados vetos judiciales a los decretos migratorios a todas luces anticonstitucionales y xenófobos, que buscaban impedir la llegada de viajeros musulmanes a tierras del Tío Sam, la falta de respaldo parlamentario a la reforma que habría desmantelado el sistema de salud de Barack Obama, la negativa a aprobar el presupuesto para el próximo año, y sin faltar el no de los demócratas y de cientos de alcaldes a la construcción del muro contra México.

La xenófoba bestia trumpiana, optaría por el autoritarismo, el intervencionismo y el belicismo criminal histórico del Tío Sam.

Sí, Donald Trump es un clásico halcón tirano.

Su antecesor George Bush, y su secretario de Estado Dick Cheney, para legitimarse en el poder después de dos elecciones fraudulentas, serían capaces de urdir los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001.

Con ello, justificarían ante los norteamericanos y ante el mundo, su xenofóbica y criminal política exterior disfrazada de combate al terrorismo.

Así, los halcones de Washington derrocarían al régimen de Sadam Husein en Iraq, bajo la tiránica mentira de que poseía armas químicas y bacteriológicas, las cuales aún no aparecen. Intervendrían también en otras naciones en busca de Bin Laden y otros supuestos terroristas. ¡Lógico! El fundamentalismo gringo estaba feliz, los halcones fabricantes de armas, también.

Recuérdese que los gringos retroalimentan su nacionalismo mediante dos ejes fundamentales: la guerra y una economía boyante. Pero, ¿eso les da a los halcones de Washington la calidad moral de intervenir internamente en cualquier democracia en el mundo? ¿Usted aceptaría que cualquier fufurufo o hijo de vecino, vaya a meterse a su casa a resolver los asuntos internos que sólo le competen a usted?

Sin importar quién sea el presidente en EE.UU. la mayoría de ellos se abrogan tiránicamente ese derecho.

El bombardeo gringo a Siria deja claro que, la belicista y criminal política exterior gringa es de un Estado intervencionista, irrespetuoso, insolente, consistente en allanar, imponer sus criterios y abusar de otros países con absoluto menosprecio por la soberanía y la legalidad internacional.

¡Ese es el meollo del asunto!