Alberto Vieyra Gómez/AMN
“Por lo regular, las bestias terminan devorándose a sí mismas” ¡cuánta sabiduría! hay en la frase del escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo Mario Benedetti y habrá que recetársela a la bestia Trumpiana, Donald Trump quien hoy está acorralado y como los milagros en política no se dan, la lógica es que, su soberbia lo llevará a un irremediable juicio político en los Yunaites y quizá hasta pueda terminar en una cárcel China. ¿Pero por qué tanta rudeza contra ese angelito odiador de todas las razas que no sean blancas? ¿Será que ya le llegó su hora de cosechar el odio que ha sembrado?
Lo que se sabe es que el güero loco se puso a pedirle al número uno de Ucrania, Volodímir Zelenski que espiara a las empresas del hijo de su probable oponente demócrata Hunter Biden, pero no contaba con que desde la propia Casa Blanca lo espiaban los pájaros en el alambre y la conversación, en la que estuvo presente el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo llegó a la Cámara de Representantes, donde la poderosa señora Nancy Pelosi ha estado reuniendo todas las evidencias contra Donald Trump y podría decirse que la señora Pelosi, tiene los Pelosis en la mano y también la burra en la mano, para acabar políticamente con el magnate más irreverente y tirano que ha tenido Estados Unidos como presidente.
El pelos de elote se enreda a cada paso que da. La semana pasada amenazo con pedirle al presidente Chino Xi Jinping que investigue a los Bidens que por aquellos barrios tienen también algunas empresas fraudulentas. Si Trump no lo prueba, en China podrían requerirlo judicialmente y si lo prueba, también. Trump busca así sacudirse a su principal oponente demócrata. ¿Lo conseguirá?, porque hasta hoy el “efecto boomerang” lo lleva en caída libre al precipicio. Todo indica que los demócratas les fundamentaran el juicio político con base en el abuso de poder y violaciones graves a la constitución, no sólo por cambalacharle a Urania ayuda económica militar a cambio de información confidencial contra los Biden.
No se descarta también que los demócratas de la señora Pelosi le revivan la famosa trama rusa, que por cierto no está cerrada sobre el espionaje practicado por su amigo el Putin Vladímir quien tratara de salvar a Donald Trump, quien como magnate tiene planes de hacer en el Kremlin multimillonarios negocios con Putin.
Por ahora, la mayoría republicana en el Senado ha dicho que, si la Cámara de Representantes le endereza el juicio político a Donald Trump, no habrá otro camino que apoyarlo. Sí, bien reza el viejo refrán que de que “la perra es brava, hasta a los de la casa muerde”. Lo cierto también es que el lunático y maquiavélico Trump se ha ganado a pulso el odio de propios y extraños, principalmente de los mexicanos a los que siempre ha visto como “la basura del mundo” y que hoy se han convertido en su soñadísimo muro fronterizo, pues Andrés Manuel López Obrador le destinó 27 mil soldados de la Guardia Nacional para detener en territorio mexicano a las comaleadas y más comaleadas de indocumentados centroamericanos y de otras latitudes del mundo.
¿El llamado Hitler Gringo se salvará del Ucranogate o correrá la misma suerte que Richard Nixon quien dimitió como presidente de los yunaites cuando daba comienzo el llamado escándalo Watergate?
BRAVATAS.
¡México está en guerra con Estados Unidos! … Sí una bravucona guerra comercial que podría descuajaringar a la debilucha economía mexicana.
¡El güero loco enloqueció de remate! Ahora, amenaza con imponer aranceles, léase impuestos a todos los productos con manufactura made in México que irán gradualmente del 5 al 25% durante este año, y todo porque asevera que el gobierno de López Obrador es incapaz de frenar la escandalosa migración centroamericana hacia los Yunaites. La novedosa bravata de Donald Trump contra México, al que acusa de beneficiarse anualmente con millones y millones de dólares por el comercio y el narcotráfico, hizo que ha al presidente López Obrador se le acabara la paciencia y la prudencia.
Tras pedirle a la bestia trumpiana transitar por el camino del diálogo entre ambos países, en una carta enviada al güero loco que avanza rumbo a la reelección presidencial norteamericana para el 20-20, AMLO enseño la casta de gallo fino y mire usted lo que le dijo con toda diplomacia:
“Los problemas sociales no se resuelven con impuestos ni medidas coercitivas… no creo en la Ley del Talión y lo llamó al diálogo y a actuar con prudencia”.
“Por favor, recuerde que no me falta valor, que no soy cobarde ni timorato, sino que actúo por principios: creo en la política que, entre otras, se inventó para evitar la confrontación y la guerra”.
¡Vaya, hasta que tenemos presidente de la república que dio señales de vida y enseño que los mexicanos somos la raza de bronce!, aunque sea de dientes pa´ fuera en las bravatas para desahogarnos.
“Recuerde que no me falta valor, que no soy cobarde ni timorato” remacho López Obrador y sólo le faltó decir en su bravata: ¡Soy muy valiente y me la rifo con cualquiera, solamente échenmelos de 20 en 20!
Quiérase o no, López Obrador ya calló en el juego electorero de Donald Trump. Sin embargo, le dejo bien claro que con México no se juega y sin duda que esa postura política de López Obrador le acarreará una buena cantidad de adeptos que ha perdido por sus erráticas políticas como el castigo presupuestal a la educación, pero sobre todo a la salud, pues ha condenado a cientos de mexicanos a morir irremediablemente por falta de atención médica.
Pero, además, López Obrador no tiene porque bronquease ni estar cruzando bravatas con Donald Trump. ¿Para qué queremos al flamante canciller Marcero Ebrard? Él con los cánones que marcan la alta diplomacia internacional debe resolver por la vía del diálogo los caprichos del lunático, Donald Trump para evitar que cause más estragos a la economía mexicana, pues el pasado viernes, las bolsas de valores en México y New York se fueron a la lona, y el dólar rebaso los $20 pesos. A ese ritmo llegará a los $21, $22 y … además habrá que recordarle al señor presidente de México que el señor Trump viola flagrantemente las leyes comerciales, y en éste caso el actual T-MEC que contempla, que todos los productos norteamericanos y mexicanos en Estados Unidos y Canadá entren sin aranceles, como es el espíritu del Libre Comercio.
México debería acudir a la Organización Mundial de Comercio y a los paneles internacionales para que impongan millonarias sanciones a Donald Trump por sus estupideces electorales. Así de simple, ¡Dejémonos de bravatas presidenciales!