Cierra el G-20 puerta a la evasión fiscal de las trasnacionales


Al grito de “Detengan las patentes, la vacuna es un derecho mundial”, cientos de activistas protestaron cerca de la zona de seguridad de la cumbre. Foto Afp

Reuters, AFP, Sputnik, Europa Press y Ap / La Jornada

Roma. Los líderes de las 20 economías más grandes del mundo (G-20) apoyaron ayer la introducción de un impuesto mundial de 15 por ciento –impulsado por Estados Unidos– sobre los beneficios de las multinacionales que busca acabar con los paraísos fiscales. Además, prometieron más vacunas contra el Covid-19 para países pobres y enviaron señales sobre la lucha contra el cambio climático un día antes de la COP26 en Glasgow, que comienza este domingo.

En vigor, a partir de 2023

El objetivo de este acuerdo es activar en 2023 la nueva arquitectura fiscal para garantizar que las multinacionales contribuyan de forma equitativa y evitar que las grandes corporaciones transfieran ganancias a través de las fronteras para evadir impuestos. Con ello se busca salvaguardar los ingresos fiscales y ofrecer estabilidad a las compañías.

Uno de los principales objetivos de esta medida es evitar que las trasnacionales, como Apple y Bristol Myers Squibb, protejan sus ganancias en paraísos fiscales, donde las tasas impositivas son bajas y las corporaciones a menudo mantienen poca actividad fiscal más allá del territorio en el que están instaladas sus sedes oficiales.

“La comunidad internacional, gracias a este acuerdo, respalda a las personas logrando que las empresas contribuyan de forma justa”, aseguró el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a sus pares del G-20 congregados en Roma.

Janet Yellen, secretaria del Departamento del Tesoro, celebró en un comunicado que las potencias hayan aprobado “un acuerdo histórico sobre las nuevas reglas fiscales internacionales, incluyendo un impuesto mínimo mundial que pondrá fin a la perjudicial carrera a la baja en el impuesto de sociedades”.

Hasta el momento, éste es el único anuncio de la cumbre, según el borrador de conclusiones, y se espera que se apruebe formalmente este domingo durante el cierre de actividades. La idea es que tras la activación, el país sede de una empresa elevaría sus impuestos a 15 por ciento si sus ganancias se vieran beneficiadas con tasas inferiores en otro país.

En la economía digital y global actual, los beneficios pueden provenir de intangibles como los derechos de autor y las marcas registradas, los cuales pueden trasferirse fácilmente a países que aplican impuestos cercanos a cero para atraer ingresos que de otro modo no tendrían.

Uno de los aspectos cruciales es si el Congreso estadunidense aprobará una ley que cumpla con la norma, ya que la nación de Norteamérica es sede de 28 por ciento de las 2 mil multinacionales más grandes del mundo.

Estados Unidos había buscado una reforma con una tasa impositiva corporativa mínima de 21 por ciento, pero una tasa de 15 por ciento lograda por la administración de Biden aún representa una victoria.

El respaldo a este pacto fiscal se dio después de que 136 países, incluidos los ministros de Finanzas y Economía del G-20, dieron su visto bueno a inicios de octubre con el apoyo y la regulación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Los líderes mantuvieron su primera cumbre presencial después de dos años tras el inicio de la pandemia con contundentes llamados. El grupo respaldó ampliamente los pedidos para extender el alivio de la deuda a los países empobrecidos y se comprometieron a vacunar contra el Covid-19 a 70 por ciento de la población mundial para mediados de 2022.

No pudieron llegar a un acuerdo sobre un mecanismo de financiamiento separado, propuesto por Estados Unidos e Indonesia, pero afirmaron que el grupo de trabajo exploraría opciones para movilizar fondos para impulsar la preparación, la prevención y la respuesta ante una pandemia.

El primer ministro de Italia, Mario Draghi, instó al inaugurar la sesión a acelerar la entrega de vacunas contra el virus a los países pobres, al calificar de “moralmente inaceptable” la enorme diferencia de inoculación global. Reclamó que sólo 3 por ciento de las personas en los países más pobres del mundo han sido vacunados, mientras 70 por ciento en los países ricos han recibido al menos una dosis.

“Estas diferencias son moralmente inaceptables y socavan la recuperación (económica) mundial”, agregó el ex jefe del Banco Central Europeo, para quien los retos planteados por la pandemia deben afrontarse “colectivamente”.

Varios de los miembros, como Canadá y Gran Bretaña, anunciaron donaciones masivas de vacunas contra el virus a las naciones más pobres. Los presidentes de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladimir Putin, quienes participaron de manera remota, abogaron en la cumbre por el reconocimiento internacional de sus biológicos contra el virus.

Hoy, discusión sobre cambio climático

Italia, como anfitrión, puso la salud y la economía en la parte superior de la agenda del primer día de la reunión, y las discusiones climáticas más difíciles están programadas para este domingo.

Se espera que el G-20 logre compromisos clave de los países que representan 80 por ciento de la economía global –responsables de casi la misma cantidad de las emisiones globales de dióxido de carbono en el planeta– antes de la 26 Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26).

El hecho de que los líderes mundiales no se comprometan a abordar la emergencia climática en la cumbre podría provocar “eventos geopolíticos muy difíciles”, incluida la migración masiva y la competencia mundial por alimentos y agua, dijo el primer ministro británico, Boris Johnson.

A primera hora de la mañana, la policía intervino para eliminar un bloqueo formado por aproximadamente medio centenar de manifestantes a favor del medioambiente de la avenida Cristóforo Colombo, al sentarse en mitad de la calzada al grito de “Si no hay cambios, bloquearemos la ciudad”, informó el diario italiano Il Messaggero.

Con el lema de “Alto a patentes, la vacuna es un derecho global, y sin fines de lucro sobre la pandemia”, cientos de activistas continuaron con sus protestas cerca de la zona de seguridad de la cumbre.

António Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), advirtió que la COP26 podría fracasar por los todavía tibios compromisos de los grandes contaminadores y desafió a los líderes del G-20 a superar los “peligrosos niveles de desconfianza” entre ellos y hacia las naciones en desarrollo.

“Que quede claro: existe un gran riesgo de que Glasgow no cumpla lo prometido”, dijo Guterres en conferencia de prensa en Roma, y apuntó que los compromisos actuales “siguen condenando al mundo a un calamitoso incremento de 2.7 grados” a la temperatura del planeta.

Un reporte medioambiental reciente de la ONU concluyó que los anuncios realizados por docenas de países para alcanzar la “neutralidad” de emisiones en 2050 podrían, si se aplican por completo, limitar el alza de la temperatura global a 2.2 grados Celsius. Está cerca, aunque todavía por encima, del objetivo marcado en el Acuerdo del Clima de París de limitarlo a 2 grados Celsius con respecto a la época preindustrial.

Reveses al legado de Trump

Durante la cumbre del G-20, representantes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania expresaron su “viva y creciente preocupación” por el incumplimiento del acuerdo de 2015 sobre el programa nuclear con Irán, al que instaron a “cambiar de rumbo”.

Estos países, junto a China y Rusia, alcanzaron en 2015 un histórico acuerdo para limitar el alcance del programa nuclear de Irán para evitar que se dote de la bomba atómica, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales. Sin embargo, Estados Unidos, entonces presidido por Donald Trump, abandonó el pacto en 2018.

Martin Griffiths, jefe humanitario de la ONU, instó a los líderes de la cumbre a preocuparse “por Afganistán, porque su economía está colapsando y la mitad de su población corre el riesgo de sufrir hambruna antes de que llegue el invierno”.