Buscó la CIA enturbiar gobierno echeverrista: Gómez Villanueva


El decano de los diputados anunció un libro de memorias de un grupo de 30 políticos de esa época. Foto José Núñez

Enrique Méndez / La Jornada

Ciudad de México. Declarado echeverrista, autor de su destape como candidato presidencial, Augusto Gómez Villanueva afirma que en 1971 manos externas “buscaron enturbiar la línea política de Luis Echeverría Álvarez como un presidente solidario con Cuba y Chile”.

–¿A qué manos se refiere? –se le inquiere al actual diputado federal por el PRI.

–Pues de la Agencia Central de Inteligencia, claro. Para qué desconocerlo. Acuérdese del papel que jugó en Chile, Nicaragua.

–¿La CIA quería desestabilizar a México en el gobierno de Luis Echeverría?

–Cuando menos desarticular los movimientos que podían poner en riesgo que se generara un crecimiento del Partido Comunista Mexicano en sus vinculaciones con la Unión Soviética y todo el bloque que se daba en la Guerra Fría entre el capitalismo y el comunismo –sostiene.

En entrevista con La Jornada, el decano de la Cámara de Diputados anuncia que un grupo de 30 políticos de esa época publicará un libro de memorias sobre Echeverría, manifiesta que el proceso contra el ex mandatario por el halconazo y la guerra sucia fue “una venganza de Vicente Fox”.

A la sazón dirigente del sector campesino del PRI, Gómez Villanueva fue el primero en anunciar el destape de Echeverría en noviembre de 1969, después de que –a través de Alfonso Martínez Domínguez–, Gustavo Díaz Ordaz lo convocó a él, a Fidel Velázquez y a Renaldo Guzmán Orozco para informarles que “la consulta a las bases” había resultado favorable al entonces secretario de Gobernación.

En el contexto del centenario del nacimiento de Echeverría, que se cumple este lunes, y cuestionado sobre el halconazo del Jueves de Corpus en 1971, responde:

“El régimen de Echeverría se da en el marco de la Guerra Fría. La polarización ideológica coincide con fenómenos de insurrección y el endurecimiento de la política internacional por parte de Estados Unidos.

“Nixon, como presidente de Estados Unidos, dio una especial tarea a la CIA: la desestabilización de los países con movimientos que tenían el propósito de avanzar hacia la integración de un régimen socialista.

“Desde el inicio de su gobierno, su vocación fue el diálogo, en su campaña dijo que Zapata estaba vivo, con las botas puestas y el caballo ensillado. Predominó el diálogo y sólo aquellos incidentes en los que, lamentablemente, no había una verdadera preocupación de quienes participaban en las expresiones de inconformidad, tuvieron también el riesgo de la contaminación de quienes cumplían una función de provocación.

“En muchos casos evidentemente estaban factores externos, la preocupación del gobierno de EU de evitar que los movimientos de inconformidad, de protesta o insurreccionales se transformaran en avanzada del comunismo en México y América Latina.

“Son incidentes que han sido lamentables y siempre han sido motivo de un análisis complejo y profundo, y correspondió establecer responsabilidades a los órganos encargados de las investigaciones”, señala.

–¿A qué atribuye esa presión de Washington al gobierno de Echeverría Álvarez?

–El ex presidente no sólo tuvo vinculación muy cercana con personalidades como Salvador Allende, que vino a México y su solidaridad fue muy importante en el proyecto de Echeverría para lograr que se aprobara la Carta de los Deberes y Derechos Económicos de los Estados.

“Es decir, a Echeverría hay que verlo desde muchas ópticas, pero básicamente cómo fueron los factores externos y los que, en un momento dado, mantuvieron una dinámica por su comunicación con el exterior.

“Visitó 44 países; la entrevista con Mao Tse Tung y la postura en favor de la integración de China en la ONU ocurrieron en el contexto de tensión derivada de la Guerra Fría.

“Tuvo la visión de tener el contacto con jefes de Estado, el presidente de la Unión Soviética, la relación con India, Francia, Italia, Alemania y ejerció una gran firmeza en la ruptura de relaciones con España, en función de la actitud de (Francisco) Franco, que utilizó el garrote vil contra los jóvenes universitarios”.

“Advertimos un exceso de publicidad respecto a hechos controvertibles, en cuanto a su origen y sus causas, donde se ven manos que coinciden en buscar enturbiar la línea política de un presidente solidario con Cuba, el repudio al asesinato de Allende y la ruptura de relaciones con (Augusto) Pinochet, y además en el derecho de asilo, que no le gustó al Departamento de Estado”.

“Esos lamentables sucesos –que no han sido suficientemente calificados en su origen y sus efectos negativos hacia la imagen de un presidente– no fueron dominantes; se buscó el diálogo como intento de solución de los problemas sociales.

–¿Qué conclusión saca del proceso contra Echeverría en el sexenio de Vicente Fox?

–Fue una venganza política de Fox, que fue mi compañero en la Cámara de Diputados. Platicamos y me dijo: “oye, Augusto, yo me tuve que disfrazar de campesino para que me atendieras”.

“Fox estaba muy incómodo porque le ‘revisamos’ sus tierras. Cuidamos que en Guanajuato, donde había muchas demandas de resoluciones presidenciales no ejecutadas, revisáramos las tierras del rancho San Cristóbal.

“Además, estaba presionado por la comisión especial que revisó el sexenio de Echeverría y resultó exonerado de la investigación de un grupo de trabajo con gente de extrema izquierda con afanes revanchistas y que encontró, en la formación de esa comisión, una forma de revivir un tema que había sido ya calificado como improcedente”.

–¿Usted no considera a Echeverría responsable histórico de lo que ocurrió en 1968 y 1971?

–Todos los presidentes, como lo asumió Díaz Ordaz, son responsables de lo que, desde el punto de vista político, ocurre durante su gestión. El rubro judicial corresponde a los tribunales.