Alito, misión destrucción.


Extitulares del PRI con Alito

Rodrigo Villar. 

Carlos Salinas de Gortari

La semana pasada quedó establecido que Alejandro Moreno Cárdenas el presidente en turno del PRI, tiene en sus manos el destino de ese partido: acabárselo es la premisa. El campechano se guía por la falsa creencia de que las mayorías mandan, en un sistema de partidos políticos donde la verticalidad -es decir la tradición y la costumbre- es los que prevalece con sus consecuentes prácticas, que se reducen a cumplir con el interés del sistema, más allá, de lo personal.

Alito se reunió con los expresidentes del PRI: Manlio Fabio Beltrones, Dulce María Sauri, Beatriz Paredes, César Camacho, Carolina Monroy, Roberto Madrazo, Pedro Joaquín Coldwell, Claudia Ruiz Massieu, Jorge de la Vega Domínguez, y Augusto Gómez Villanueva y el senador Miguel Ángel Osorio Chong, quién busca vengarse de Alito porque junto con Rubén Moreira y Carolina Viggiano -esposa de éste, y ex candidata a la gubernatura de Hidalgo- lo dejaron fuera del proceso.

El propósito fue que el actual presidente del PRI reflexionara y se fuera, es decir abandonara la desastrosa conducción del ese partido en los últimos tres años. En ese periodo de 20 gubernaturas disputadas únicamente se retuvo una, la de Durango. Sólo que, en el pasado proceso electoral, el equipo de campaña y el gobernador mismo no tuvieron que ver nada con Alito Moreno, a quien de por si despreciaron durante todo el proceso. Es más cuando anunció que iría a celebrar el triunfo de su candidato, se le hizo el feo y hasta el vacío.

Reunión con ex dirigentes

A la fecha, el campechano no concita ningún respaldo de los sectores que tienen peso en la dirección del PRI. Se va quedando solo, a su alrededor únicamente se encuentra su cómplice y socio, Rubén Moreira, Carolina Viggiano -quien se ha revelado como arribista-, Augusto Gómez Villanueva, Manuel Añorve Baños, y paremos de contar, lo cual significa que Alejandro Moreno no tiene una base de respaldo al interior de la dirigencia nacional priísta, esto hace  anticipar que su caída será estrepitosa.

El problema para el PRI, es el PRI mismo. Veamos. Después de la histórica derrota en 2018, seis años después de que había recuperado el poder en 2012, los priístas que sostenían a ese partido se alejaron, corrieron a refugiarse en sus madrigueras por el peligro que se avizoraba con el arribo al poder de Andrés Manuel López Obrador y su gobierno denominado de la cuarta transformación, y que prefiguraba tiempos muy malos, porque todo el pasado -se prometía- sería arrasado por la nueva ola gobiernista.

Claudia Ruiz Massieu

Así, los priístas se fueron a salvaguardar a sus nichos, porque no era claro que nivel de vendaval, y tormenta que se avecinaba. Esto fue aprovechado de forma oportuna por Alejandro Moreno, que prohijado por la supuesta relación que lo unía con su “padrino” Carlos Salina de Gortari, pisaba fuerte para dirigir los destinos del priísmo.

Lo de la relación con Carlos Salinas fue puro cuento, y así quedó de manifiesto por la respuesta que ha recibido del entorno del ex presidente en voz de su sobrina, Claudia Ruiz Massieu quien ha reclamado para Miguel Ángel Osorio Chong, la dirección del PRI nacional, obviamente arrebatándosela a Alito.

Pero éste, empecinado se considera lo suficientemente fuerte en un escenario de soledad y abandono -cada vez mayor- que no le hará bien al PRI como partido, en dirección de ser testimonial, y terminar, así como un pasaje más de la historia moderna de México.