Adiós a un grande del arte y el trazo: muere Helguera a los 55 años


Elegí la caricatura porque no sabía hacer otra cosa, dijo en 1996, cuando recibió el Premio Nacional de Periodismo y de Información. Foto tomada de El Chamuco Tv

Mónica Mateos Vega / La Jornada

Ciudad de México. Este viernes falleció a los 55 años el caricaturista y fundador de La Jornada Antonio Helguera debido a un infarto. La noticia conmocionó a amigos, colegas y al público del monero, quien actualmente era uno de los conductores del programa de televisión El Chamuco Tv, producido por Canal 22, Canal Once y Tv UNAM, cuya siguiente emisión, precisamente, grabó ayer por la mañana.

“Triste día. Los moneros son como esos amigos que no conoces cara a cara, pero que sientes cerca y que te ayudan a comprender tu entorno de manera lúdica”, escribió en redes sociales Jorge Meneses, uno de los miles de seguidores del historietista en Twitter.

Helguera nació en la Ciudad de México en 1965. Estudió grabado en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, luego de tomar la decisión de no inscribirse en la carrera de derecho que alguna vez rondó en sus propósitos.

“Elegí la caricatura porque no sabía hacer otra cosa. Desde chico fui mal estudiante y tuve calificaciones malas por hacer historieta todo el tiempo. En 1983 (a los 18 años) armé una carpetita de dibujos malísimos y fui al periódico El Día; me dieron trabajo no sé por qué y empecé a publicar en ese diario”, contó el monero en 1996, cuando recibió el Premio Nacional de Periodismo y de Información, el cual, por cierto, dejó de otorgar el gobierno federal por acusaciones de espionaje a periodistas en el sexenio de Ernesto Zedillo.

«Senado», el último cartón de Helguera para ‘La Jornada’, publicado póstumamente el 26 de junio Foto

Siguiendo los pasos de sus admirados Rius, Naranjo y Helioflores, en compañía de su amigo de toda la vida, el también monero (Gonzalo) Rocha, quien junto con Sergio Arau tenía un taller de grabado, Helguera se acercó a los caricaturistas Magú, Ahumada y Feggo.

En 1985, luego de cursar un taller de historia de la caricatura en el mundo y análisis de los mecanismos del humor con Rafael Barajas El Fisgón, se unió al equipo de periodistas que fundaron este diario y “por fortuna se me olvidó eso de ser abogado”, solía decir.

También comenzaron a aparecer sus cartones en las revistas Siempre!, El Chahuistle y El Chamuco, en las dos últimas revistas también fue coeditor. Además, colaboraba para el semanario Proceso, donde hacía la sección Mono Sapiens, con su colega Hernández.

En 2002 recibió el Premio Nacional de Periodismo, esta vez organizado por una asociación civil, por su cartón “¿Qué ver y no ver?”, donde critíca a los pederastas de la Iglesia católica.

Sus trazos certeros, que demostraban el gran amor que le tenía al dibujo, y la influencia de artistas como El Chango Cabral o Melesio Galván, se mezclaban con un ácido y puntilloso sentido crítico que Helguera reconocía era el elemento principal que daba sustento a su labor de caricaturista.

“Si la caricatura no es crítica se vuelve propaganda. Y lamentablemente hoy es muy común descubrir en algunos periódicos caricaturistas acríticos o que incluso alaban a la gente en el poder. Eso para mí ni siquiera es caricatura, sino propaganda, que además pierde el sentido del humor”, explicaba el monero.

En 2017 Helguera recibió el premio Homenaje de Caricatura La Catrina, que se entrega en el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, desarrollado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Helguera fue coautor de los libros El sexenio me da risa y El sexenio ya no me da risa (Grijalbo, 1994 y 1995, respectivamente), con El Fisgón, así como El sexenio me da pena y El sexenio se me hace chiquito (Grijalbo, 2000 y 2003, respectivamente), con El Fisgón y Hernández.

El dibujante siempre reconoció que su visión de las cosas era “bastante izquierdista y no me preocupa asumirlo ni que se note. Al contrario, busco que mis ideas se reflejen”. Sin embargo, aclaraba que su postura como monero debía ser independiente de partidos y de grupos: “no milito y nunca he militado en ningún partido y hago críticas a la misma izquierda. Cuando hago cartón político me gusta dibujar a los personajes tal y como son, con cara y nombre, para aludirlos directamente y responsabilizarlos. La caricatura en México siempre ha reflejado muy bien la circunstancia política”.

Descanse en paz este hijo del averno, como se presentaba junto con sus compañeros de El Chamuco.