“A veces es difícil”; Simone Biles se retiró de la final de equipos en Tokio


Simone Biles, momento de decisión

Juliet Macur-The New York Times

Aquellos días de triunfos

Tokio, julio 27.- En el aire, mientras giraba sobre el potro, Simone Biles se dio cuenta de que había perdido el rumbo.

Llegó a los Juegos Olímpicos como la estrella estadounidense y se esperaba que regresara a casa con medallas de oro después de cumplir con las obligaciones de una celebridad global del deporte. El peso de las expectativas se cernía sobre ella. Los fanáticos esperaban que fuera espectacular y perfecta, incluso aquí, en los juegos de Tokio que se realizan en medio de una pandemia y sin espectadores.

Y ella se sentía lejos de ser perfecta. El martes dijo que comenzó a “luchar contra todos esos demonios”, y no pudo contenerlos. En los que quizás sean sus últimos Juegos Olímpicos, después de haber ganado cuatro medallas de oro en las Olimpiadas de 2016, Biles llegó a preguntarse por qué estaba aquí.

Sus increíbles vuelos

Cuando giró en el aire menos veces de las que había planeado en el potro, quedó claro que no era ella misma, que ya había perdido la pista de sus movimientos y que no lograría ejecutar las osadas rutinas por las que es conocida.

Biles, la gimnasta más premiada del mundo, salió del escenario y abandonó la competencia, diciendo que no estaba preparada mentalmente para continuar. Más tarde dijo que no estaba segura de poder volver a competir en los Juegos de Tokio. En su ausencia, el equipo ruso ganó la medalla de oro. Las estadounidenses consiguieron las preseas de plata.

El adiós a su equipo

La retirada de Biles fue un giro sorprendente para las estadounidenses que habían dominado el evento por equipos, y se produjo horas después de que Naomi Osaka, otra superestrella, fuera derrotada en la tercera ronda del torneo de tenis individual femenino por una jugadora de un ranking mucho más bajo.

Después de la competencia, Biles dijo que quería competir por ella misma pero “sentía que todavía lo estaba haciendo por otras personas”. Y agregó: “Me duele en el corazón, porque de alguna manera me han quitado de hacer lo que amo por complacer a otras personas”.

Osaka también habló de las altas exigencias del escenario olímpico, después de haber encendido el pebetero olímpico y sentir la expectativa de su país de origen, Japón, de ganar el oro. “La escala de todo es un poco difícil”, dijo.

Incluso hace varios años, habría sido inimaginable para un atleta olímpico admitir dudas importantes durante los Juegos, y mucho menos retirarse de un evento. Pero Biles, Osaka y otras atletas de su generación han expresado su opinión sobre anteponer su salud mental y, en el mejor de los casos, dejar las expectativas de los demás en segundo plano.

Incluso en tiempos normales, la competencia olímpica puede ser emocionalmente tensa para los atletas, algunos sólo adolescentes, que portan las banderas de sus países y albergan las esperanzas de innumerables seguidores mientras compiten frente a una audiencia mundial. El aplazamiento de los Juegos el año pasado aumentó la tensión al provocar algo que los atletas detestan: un cambio en sus rutinas.

Naomi Osaka

“Mantienes tu ritmo porque sabes que el cuarto año es el año olímpico”, dijo Steven Ungerleider, un psicólogo deportivo de Eugene, Oregón. “Te preparas psicológica, emocional y físicamente y, de repente, alguien decide postergarlos y te sientas a morderte las uñas mientras piensas: ‘Tengo que esperar otro año’. Se acumula mucha ansiedad”.

Y en los Juegos de Tokio falta la energía del apoyo de los fanáticos porque las instalaciones deportivas están, en gran medida, vacías. “Te alimentas de eso”, dijo Ungerleider.

El estadounidense Nyjah Huston, el competidor más importante en el patinaje en tabla, también era favorito para la medalla de oro. Pero quedó en el séptimo lugar en la competencia urbana del domingo, y luego dijo en una publicación de Instagram que “nunca había sentido tanta presión”.

Y añadió: “Lo siento. Sé que definitivamente decepcioné a algunas personas. No tengo ningún problema en admitirlo, pero soy humano”.

Biles dijo que llegó a los Juegos Olímpicos “sintiéndose bastante bien”, pero que estaba lidiando con algunos problemas que se volvían más difíciles cada día. La terapia y los medicamentos generalmente funcionan, explicó, pero incluso en ese caso, las situaciones de mucho estrés pueden hacer que “en verdad me asuste” porque no sabe cómo manejar sus emociones.

Hace cuatro o cinco años, dijo Biles, habría cumplido con la competencia, a pesar de estar en un estado de agitación mental, incluso con el riesgo de sufrir una lesión grave. Pero esta vez no. Es mayor y más inteligente, y se da cuenta de que hay más cosas en la vida que la gimnasia.

Steven Ungerleider

“Hoy me pasó algo como: sabes qué, no, no quiero hacer algo estúpido y lastimarme”, dijo. “Y simplemente no vale la pena, en especial cuando tienes a tres atletas increíbles que pueden dar un paso al frente y hacerlo. No vale la pena”.

 

SIMONE BILES, “EL PESO DE LA PERFECCIÓN” TRAS UNA DURA INFANCIA Y UN HERMANO EN LA CÁRCEL POR TRIPLE ASESINATO

El Mundo, julio 2021.- La gimnasta abandonó la final por equipos en plena competición para ocuparse de su salud mental. Su vida hasta llegar a ser la mejor de la historia no ha sido fácil: una infancia complicada marcada por las adicciones de su madre, un hermano preso y los abusos sexuales de Nassar.

Tras el oro en el Mundial de Stuttgart, aquel en el que clavó un triple-doble en el suelo, Simone Biles (24) hizo unas declaraciones que hoy nos podrían parecer premonitorias: «Si me sintiera una súper estrella tendría más expectativas de mí misma y me sentiría más presionada. Yo solo salgo a competir, intento representar a Simone, no a Simone Biles, porque al final del día sigo siendo un ser humano antes que Simone Biles, la superestrella», aseguraba entonces la gimnasta.

Ese «peso de la perfección», como titula este miércoles The New York Times, ha sido demasiado en estos Juegos Olímpicos de Tokio para Biles, o para Simone, que abandonó la final por equipos para «cuidar su salud mental» y que tampoco participará en el concurso completo. Ahora ya sólo queda abierta la opción de que dispute los aparatos. Un peso y una presión que la llevan acompañando desde su infancia.

Simone Biles y Jonathan Owens

Porque antes de ser la mejor gimnasta de la historia Biles vivió una niñez complicada. Su madre luchaba contra sus adicciones mientras Simone y sus tres hermanos pasaban por distintos hogares de acogida hasta que a los seis años la adoptaron sus abuelos maternos. Fue entonces cuando se mudó de su Ohio natal a Houston y fue allí, tras una excursión escolar a un gimnasio, cuando los preparadores vieron las altas capacidades de una niña que por muchas volteretas que diera siempre caía de pie.

Ahí comenzó su carrera deportiva, en la que a cada deslumbrante paso que daba ese «peso» se iba haciendo cada vez más grande. Pero la presión no le impidió dar un un paso al frente cuando consideró que debía darlo y se unió al movimiento#MeToo. «La mayoría de ustedes me conocen como una chica feliz y risueña. Pero últimamente me he sentido algo devastada y cuanto más trato de acallar la voz que hay dentro de mi cabeza, está más alto grita», escribió en Twitter.

Esa voz con la que quería gritar era la que quería denunciar a Larry Nassarel médico del equipo de gimnasia de Estados Unidos acusado de abusar sexualmente de más de 100 niñas y adolescentes desde 1992. Simone, que declaró haber sufrido «tocamientos indebidos» del médico, dio un paso al frente por sus compañeras y por otras supervivientes de los abusos. Se enfrentó a la Federación para que las gimnastas no tuvieran que entrenar nunca más en el centro de Texas donde Nassar abusaba de ellas y les reclamó medidas para el bienestar mental de las deportistas.

Nyjah Huston

Tras su exposición pública por el caso Nassar, Biles volvió a ser noticia fuera del deporte. Su hermano Tevin Biles-Thomas había sido acusado de un triple asesinato en Ohio y estaba en la cárcel a la espera de juicio porque nadie había pagado su fianza de un millón de dólares… Tampoco su mediática hermana. La gimnasta se quiso desde el principio alejar de esta polémica y sólo hizo declaraciones para enviar sus sinceras condolencias a los familiares de las víctimas.

Pese al foco mediático por sus logros deportivos y sus luchas sociales (es activista del movimiento Black Lives Matter) Simone Biles ha logrado que su vida sentimental pase bastante desapercibida. Salió hasta el verano de 2020 con el también gimnasta Stacey Ervin y ahora su novio es Jonathan Owens (26), jugador de los Houston Texans en la NFL.