A la mitad del foro: Los muros invisibles


El presidente Andrés Manuel López Obrador

León García Soler

Ahí viene mayo y de que dios dice a llover, hasta que te ahoga. El hombre de Macuspana decidió finalmente descansar. Así fuera un solo día. Y para que no se malacostumbren los que madrugan desde el inicio formal del corto sexenio, hora cero de la Cuarta Transformación, dejó un recordatorio por escrito en el que parafrasea nada menos que el Sermón de la Montaña. Y ni eso les gustó a los conservadores que callaban como momias durante los gobiernos del pasado ido y ahora pregonan a gritos todo tropiezo, real o imaginario, del gobierno de la nueva era. Y a esos truenos siguió la tempestad por la coincidencia tormentosa con el crimen atroz de Minatitlán.

Y llovieron críticas y se multiplicaron los bots y cuentas falsas en las redes sociales que lo mismo arrastran basura río abajo que río arriba. El silencio del predicador estalló como un relámpago. En Veracruz, la tierra de Dios y María Santísima, una matanza ciega que los pistoleros concluyeron con el tiro de gracia para los heridos y muertos, sin excluir a una pequeña criatura de meses. Y el silencio pareció anticipar la frase: Aquí pasó lo de siempre… El resto es agua que pasó molino. Pero los días previos a la Semana Santa, del Domingo de Palmas al de Resurrección, dieron lugar a la fusión de fin de semana largo y el aniversario de la defensa del Puerto de Veracruz. Y la invasión yanqui ofreció púlpito al que dejó amanecer el día de guardar sin ofrecer condolencias presidenciales a los de Minatitlán.

Cuitláhuac García

Dios aprieta pero no ahorca, dicen los creyentes dados a manifestar su fe con proverbios o vademécums. Y habló el de el 4T ante los cadetes de la Naval, capitanes y el almirantazgo. Y volvió al discurso tempranero al día siguiente. Saldadas la cuentas con los conservadores, los de las fuerzas del mal, pudo López Obrador atender al “cochinero” que asegura le heredaron los que pasaros por el cargo antes que él. Y tuvo a la mano a un fiscal que el ex gobernador Miguel Ángel Yúnes les dejó en el puesto para dar fe de que no todos los malos son tarugos. Y ahí daría testimonio el Presidente López Obrador de su absoluta confianza en Cuitláhuac García, el primero en llegar a la tierra de Heriberto Jara con el sello de Morena.

Conste que acudí al veracruzano ejemplar que formó entre los dirigentes de la huelga de Río Blanco y se incorporó a las fuerzas de la Revolución Mexicana tras la violenta represión desatada por el telegrama de Don Porfirio a su compadre Mier y Terán: “¡Mátenlos en caliente!”. Heriberto Jara el que fuera constituyente en Querétaro en 1917; y gobernador del estado de Veracruz Llave; y dirigente del PRM, el Partido de la Revolución Mexicana, en la hora de la revolución social, la de “Lázaro Cárdenas, General de América”, dirían los versos de Pablo Neruda. No hay intenciones de desviar la atención de el silencio y los relámpagos cuaresmeños. Pero hace falta ser algo más que “un buen hombre” para gobernar durante los años de tormenta.

Cuitlahuac García se sonrojó al escuchar los elogios en la voz de su líder y valedor. Y después, en otros ámbitos con otras voces, entonó el coro de acusadores del pasado, de todo lo que no llegó con ellos en este viaje y de la mano del comprometido a ser el “mejor Presidente de la Historia” y desterrar al mal y los malos; acabar con la corrupción y ver por fin inversión en la estructura del sur de esta tierra nuestra, olvidado, expoliado; reducido a infierno del trópico en el que se explota a los hombres y no se explota a la tierra. Lástima que la violencia no pueda desparecer por decreto como el que dictó AMLO para declarar el final del malhadado neoliberalismo. Y así hacer cierto el Edén que dicen es Tabasco su tierra nativa, jardín de las delicias por el que correrá el Tren Maya y verá unidos el Océano Pacífico y el Atlántico, desde Salina Cruz hasta Coatzacoalcos.

Y al norte, a la sombra del Muro de la locura de Donald Trump, se imponen la fuerza y la ceguera de la extrema derecha que periódicamente arroja más leña al fuego del odio y el miedo al otro; el de la otredad, la miseria moral del racismo excluyente y estúpido. ¿Qué tiene que ver la visión del Muro como arma en el combate de la violencia desatada contra los migrantes? Contra los que vienen de Centroamérica y cruzan la tierra mexicana que fue de asilo para los perseguidos por dictaduras, por bandas criminales, por la amenaza de la hambruna en la que Humboldt viera como tierra de infinita riqueza. O de cualquier latitud de la Tierra. Hoy nos han convocado a ser milicias auxiliares de las tropas fronterizas de Trump y detener a los migrantes en el Nudo Mixteco.

¡Carajo! Más de doscientos años en espera de hacer realidad el proyecto del Tren Transístmico y verlo recorrer Veracruz y Oaxaca. Y ahora que el proyecto no sirve para amenazar o asustar con la entrega del derecho de paso para tropas imperiales, así sean abanderados de la Doctrina Monroe o de la fantasía de Napoleón el pequeño, resulta que las matanzas en el combate de cárteles cuyos capos ha decidido nuestro gobierno no perseguir, levantan el muro impenetrable de una frontera entre estados soberanos de la República Mexicana.

Alejandro Murat Hinojosa

De que dios dice a llover… Mientras el Cuitlahuac que gobierna Veracruz busca el modo de deshacerse de un fiscal que se declara orgulloso de “colaborar” con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, las fuerzas federales que todavía no integran la Guardia Nacional tendrán que hacerse sentir. Y de ahí, el efecto cucaracha: el despliegue con rumbo a la vecina Oaxaca de los matones del narco que han visto llover sin mojarse. Y en riesgo inminente la Zona Libre que abarcaría ambas entidades.  En Oaxaca ha decidido el gobernador Alejandro Murat “cerrar la frontera” de su estado con el de Veracruz. Sin muros imaginarios. Sin tender barreras de alambre de púas, o de las afiladas navajas en uso moderno y mortal. Pero bajo vigilancia y para cumplir la obligación de proteger a sus coterráneos de la violencia desatada a la que sigue la impunidad.

De cómo se convierte en hábito la confrontación bajo el manto de la defensa de un derecho, de eso saben mucho los oaxaqueños. Del estado de sitio impuesto por la CNTE a nombre de los derechos laborales y la educación pública. Del paso de la firmeza a la terquedad y de las demandas a la exigencia de control absoluto. Salto al vació de el avance social con Heladio Ramírez; luego la entrega de los recursos del erario, de las plazas, de la dependencia educativa misma. Y la constante movilización como instrumento, como mecanismo de repetición interminable entre las marchas, los bloqueos y las tomas de dependencias.

Una y otra vez. Con el burdo enfrentamiento en los años de Ulises Ruiz que cobró vidas y quebrantó el estado de Derecho. Y así siguen. Ahora paralizando a la mayoría pretensiosa de Morena y sus líderes deslumbrados en su caminito de Damasco, atentos a la voluntad de “El Señor”, en espera de que la Coordinadora cese y altere su existencia misma porque los recibe Esteban Moctezuma junto con el líder despistado de la bancada de Morena. Paralizados. Nadie se mueva. El señor Presidente ya dictó y firmó un memorándum que va a resolver todo. Y si los constitucionalistas declaran que no es facultad de el Poder Ejecutivo posponer, alterar, dictaminar o reformar una norma constitucional; ni lo es ordenar a sus colaboradores no obedecer lo que dictan: es atentar contra el imperio de la ley.

Por buenas que fueran sus intenciones, guardar en un cajón, en espera de que la CNTE cambie lo que es su naturaleza, posponer las reformas aprobadas por su propia mayoría en el Congreso de la Unión, en la Cámara de Diputados,  en funciones del Poder Legislativo, no se remedia con decir a quienes se opongan que soliciten Amparo. Y luego decir a sus mandantes que ante el invocado conflicto entre la ley y la justicia, hay que inclinarse siempre por la justicia.

¿Cuál de las dos es el huevo y cuál es la gallina en la parábola del mundo del revés?