¿En qué momento debemos y tenemos que replantearnos nuestra vida?


Pensando en posibilidades de cambios

Vilma Ivette Rivera Abarca*

En algún punto de nuestra vida hemos experimentado el sentimiento de  la pérdida del impulso, la ilusión, alegría, situaciones muy complejas emocionales y psicológicas que nos obligan a preguntarnos hacia dónde estamos caminando.

A lo largo de nuestro ciclo vital de pronto surge la necesidad de replantearnos la propia vida, cuando percibimos que las situaciones se han tornado complicadas, puede ser  por diversos eventos como una ruptura afectiva, desempleo o la pérdida de un ser querido.

Perder el placer por la vida y la motivación siempre tiene un origen que debemos aclarar.

Plasmar nuestras inquietudes

Nada sucede al azar, perder la luz interna que ilumina el propio bienestar de un día para otro no es por casualidad. Poner la mirada en nuestro interior y atender nuestro diálogo interno. La manera en que nos hablamos e incluso las ideas erróneas a las que les damos validez determinan a menudo ese malestar.

Las decepciones, los sueños frustrados, crisis existenciales, son  realidades que pueden estar teniendo un gran impacto en nosotros y a pesar de ello, no saberlo. Descuidar lo que duele por dentro tiene su impacto, nos altera y apaga poco a poco nuestra vitalidad.

Es importante prestar atención a estas emociones  y atenderlas,  pues de lo contrario se puede volver a un estado de malestar crónico, disonancia o contradicción interna.

Cuando las necesidades no se transforman en acciones destinadas a satisfacerlas, emerge un estado de sufrimiento.

¿CUÁNDO ES EL MOMENTO PARA

REINVENTARSE UNO MISMO?

Los seres humanos construimos  nuestra propia narrativa, es decir el cómo interpretamos la realidad y de ellas construimos  las propias historias que generan emociones, tanto positivas como negativas. Es así como es importante tomar conciencia de qué tipos de historias nos contamos, ¿cúal es la narrativa que construye nuestra realidad?

La identidad personal está determinada por la forma en que codificamos e interpretamos los significados que le damos a la realidad. Es al final la historia que vivimos.

Reformular la propia narrativa en el presente, revisar o intentar ver de otra manera las circunstancias que nos incomodan de alguna situación, seguramente ayudará a que trabajemos con el poder y la capacidad que tenemos para realizar cambios que nos permitirán progresar y caminar para alcanzar una vida más placentera.

En ocasiones  es necesario deconstruir ciertas cosas, ciertos enfoques o creencias erróneas, para entonces, encontrar un autoconcepto que nos conduzca a darle un nuevo sentido a nuestra vida.

Ser agradecidos con lo que se tiene y generar lo que necesitamos. Este ejercicio de reflexión e introspección es ideal para replantearse muchas de las situaciones que nos atrapan y afectan la calidad de vida.

Replantear la vida para retomar esos sueños que se dejan de lado para ceder a los deseos y expectativas de los demás.

Cuando lo que hacemos  ya no nos causa placer, en otras palabras no hay entusiasmo o motivación, además nos aburre porque ya no es un desafío y se percibe la necesidad de ir por más, podría ser un buen indicador para innovar y hacer cambios.

¿Qué tipo de cambios? Se debe tener cuidado porque se puede confundir con algún otro aspecto, por ejemplo: estar cansada o estresada. En un momento así es plantearse si lo que se necesita son unas vacaciones, un descanso sería la respuesta para volver y retomar la actividad con la mente y el cuerpo descansado.

O tal vez se tenga un trabajo en que no hay posibilidades de crecimiento en el aspecto profesional, son cosas distintas y además la actividad que realizas  no te apasiona y está afectando las otras áreas de tu vida es que algo va mal.

Esta situación también es delicada para las personas que se aburren enseguida de todo y puede ser una de las causas por las que no se comprometen con nada, porque en cuanto las cosas se ponen algo difíciles o cuando hay algo que no les gusta lo suficiente, abandonan todo  sin más. Y esta tampoco es la solución.

También el exceso de expectativas acerca de algo o alguien en el sentido de que debe darnos toda la satisfacción y llenar todas las necesidades, esto es una causa de frustración. Es necesario aprender a ser  autogeneradores del propio bienestar.

Cuando no se  encuentra satisfacción en, prácticamente nada de lo que se haga, se aburre de hacer siempre lo mismo porque ya no hay desafíos, cuando se tiene la mente siempre puesta en otras posibilidades, entonces quizá sea momento de plantearse un cambio. Quizá lo que haga falta es añadir algo más de diversión a su vida, por ejemplo adquirir un nuevo aprendizaje o una nueva afición, aprender algo nuevo que sea placentero.

CUANDO SE HIZO TODO SIN

OBTENER RESULTADOS

En ocasiones se invierte mucha energía y esfuerzo para que algo funcione por ejemplo:  una relación de pareja en la que se ha hecho todo lo que se supone se tiene que hacer, incluso trabajar con un experto pero no se obtienen los resultados que se anhelan. Ahí se presenta momento de cambiar las cosas, centrarte en otra posibilidad, aunque el costo es de más  esfuerzo  y en el fondo ya no se tenga el entusiasmo para realizarlo, porque en realidad no tiene sentido seguir invirtiendo energía para hacer cambios sin lograr ningún avance.

¿CUÁNDO Y CÓMO HACERLO?

Cuando las circunstancias personales cambian y no se puede con todo, pues existen situaciones que hacen que las cosas no son como antes, es entonces necesario realizar cambios, por ejemplo:

Tener hijos, trasladarse a otro país o cuidar de algún familiar por ancianidad o enfermedad, estos hechos  pueden hacer que las prioridades cambien de un momento a otro y es momento para reinventarse y afrontar y acomodarse a las nuevas situaciones.

A veces esta reinvención causa una sensación placentera, en otras genera miedo y pereza, en ambos casos la persona se encuentra en una situación en donde se sabe que sí o sí se deben tomar acciones que ayuden a adaptarse a la nueva realidad, de lo contrario la salud física y mental se verá afectada

¿POR DÓNDE EMPEZAR?

Desde la raíz.

La clave es tener claro qué es lo que se desea, si esto no es así, es fácil perderse o dispersarse, cualquier novedad podría distraernos si no se sabe con claridad lo que se desea.

Se sugiere plantearse preguntas tales como ¿por qué hacemos lo que hacemos?, revisar el gran por qué, ¿cuál es el nuevo objetivo? y ¿cómo queremos que encaje con nuestro plan de vida?

¿Qué circunstancias deben suceder para hacer un cambio y emprender otros caminos?

El cambio es inevitable, pero también es el factor que hace progresar a un individuo y en consecuencia a la sociedad.

En muchas ocasiones las personas no realizamos cambios a pesar de darnos cuenta que el entorno que nos rodea, como las relaciones interpersonales tóxicas, nos enferman.

Resulta muy complicado poder ver nuevos horizontes,  se llega a convertir en una lucha interna pues se requiere asumir la responsabilidad del propio bienestar, es muy fácil caer en las actitudes de víctimas lo que lleva a perpetuar el malestar.

Cuando nos vemos impulsados a tomar nuevas decisiones incidirá en la propia valía: decisión e innovación, son dimensiones que dan dinamismo a nuestra personalidad.

Replantearnos nuestra vida es un ejercicio de bienestar mental…

Lic. En Terapia de Comunicación Humana

Consultora y Comunicadora en Semiología de la Vida Cotidiana.

Consultoría Educativa.