Jorge Atilano González Candia*/La Jornada
Mientras esperábamos la carne asada en una de las 81 casetas de vigilancia que el pueblo de Tancítaro, Michoacán, ha construido para cuidar su territorio, un campesino me dijo: “De esta barranca me toca observar cómo caen las granadas de los drones en las casas de las localidades aledañas y cómo han explotado las minas puestas en los caminos”.
Este 16 de noviembre se volvieron a congregar los habitantes de Tancítaro para renovar su compromiso en el cuidado de la paz alcanzado gracias a la unidad de sus habitantes: la unidad de las tres parroquias que comprenden el municipio, la unidad de las llamadas “autodefensas” y la policía municipal, la unidad de Sanidad Vegetal y el gobierno local, y la unidad de las comunidades organizadas.
El 15 de noviembre se inició el evento con una caravana de camionetas para recorrer el sur del municipio y bendecir 15 barricadas. Se consagraron las imágenes religiosas que tiene cada una de las casetas de vigilancia hechas con piedra y se agradeció a quienes perseveran en el cuidado de su territorio y mantienen la comunicación a través de sus radios.
Ese día se llevó a cabo una celebración en la Comunidad Terapéutica 16 de Noviembre, donde se atienden los jóvenes que sufren alguna adicción; ahí se congregaron las redes que el centro ha construido para ayudarles en sus procesos de rehabilitación y reinserción. Un centro financiado por el gobierno local para atender a los hijos de los desaparecidos, los asesinados o los que quedaron marcados por la violencia vivida entre 2007 y 2013.
A las 7 de la noche se convocó a rezar el rosario en cada caseta de vigilancia y tocar las campanas a las 8 de la noche en todas las capillas para conmemorar los 11 años de paz en el municipio. La gente salió a encontrarse, recordar historias y decir: “Nunca más un Tancítaro con violencia”. Ese 15 de noviembre se tuvo una celebración religiosa en el sur y otra en el norte, y al final se hizo otro recorrido por las casetas de vigilancia para bendecir otras 10 casetas y agradecer el cuidado que hacen de las familias.
El 16 de noviembre se celebró el acto oficial en la plaza municipal y se entregó reconocimiento a la segunda generación de la policía creada hace 11 años. Al frente de los recorridos para bendecir las casetas de vigilancia estaba la policía municipal; estos días se construyeron circuitos de seguridad coordinados entre autoridades y ciudadanos.
Así, a las 11:30 horas se inició un recorrido por el pueblo encabezado por los párrocos y el presidente municipal, seguido de Sanidad Vegetal, las escuelas, los grupos religiosos y comunidades.
Al frente se llevaba la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, donde varones y mujeres se intercambiaban para cargarla. Y a las 12:30 empezó la celebración de la eucaristía con sus tres párrocos y la presencia de los sectores del municipio en una acción de gracias prolongada por varias participaciones religiosas y civiles. Al final, las típicas carnitas estilo Michoacán para todos los asistentes y celebrar este aniversario.
Este año hubo mayor presencia de jóvenes en las actividades y el énfasis de las autoridades estuvo en trasmitir a las nuevas generaciones las historias que dan sentido a la unidad. Por un lado, se agradece que los niños que tienen 11 años o menos han vivido sin el miedo de otras épocas y, por otro, se anima a los jóvenes a comprometerse a vivir en comunidad para sobrevivir en un mundo violento.
El 16 de noviembre por la tarde se llevó a cabo una reunión para presentar el programa de prevención, atención y reinserción de jóvenes a autoridades de otros municipios e invitados especiales.
Es un programa que se lleva a cabo entre la policía municipal y promotores de la comunidad. La prevención se realiza por medio de entrenamiento deportivo y círculos familiares, y la atención a través del Centro de Rehabilitación y se proyecta la creación de tres centros ambulatorios. La reinserción se opera a través de casas de medio camino.
¿Cómo es que Tancítaro ha logrado conservar la paz en una región de guerra? Por un lado está la unidad que han mostrado sus instituciones y comunidades, expuesta en estas fechas, pero algo clave ha sido la coordinación que existe entre las comunidades, la policía municipal y las autoridades estatales y federales de seguridad. Estos 11 años han sido una escuela de paz para las comunidades de Tancítaro, que han sabido vigilar la actuación de las fuerzas de seguridad y han logrado que se coordinen para conservar la paz.
La mejor arma de este pueblo es la unidad de sus instituciones y comunidades, algo que se refleja en la organización que han construido a través de casetas de vigilancia y la comunicación a través de una red de radios instalada en todo el municipio. El rezo del rosario en todas las casetas de vigilancia renueva la ética de la comunidad, la apuesta está en la unidad con Dios que hace construir la unidad con la familia y la unidad con la comunidad.
Felicidades al pueblo de Tancítaro por sus 11 años de paz, felicidades a sus autoridades civiles y religiosas por la unidad alcanzada y felicidades a los jóvenes que hoy asumen el cuidado como un valor fundamental para vivir en paz.
*Jesuita, asistente del sector social de la Compañía de Jesús en México.
X: @Jesuitas_Mexico